Estando de vacaciones, quien escribe se interesó en una pequeña nota, de esas que solían ser intrascendentes hace un par de años, pero que hoy ya hasta merecen la atención presidencial durante una mañanera.
A la empresa de préstamos inmediatos Moneyman se le ocurrió hacer un spot en el que Arath de la Torre aparece diciendo "¿Sabes qué tienen en común el número de vueltas que dan los voladores de Papantla y tu primer préstamo con Moneyman? Que ambos te generan cero interés".
Pasaría más de una semana desde el lanzamiento de la campaña para que el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, exigiera a la empresa rectificar la campaña que, según él, "denigra" a la cultura totonaca.
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Los eventos subsecuentes son una buena fotografía de la potencia que tiene el morenismo para establecer agenda o para recoger lo que ya está y hacerlo suyo.
Aquí me detengo en destacar las reacciones que siguieron de la Secretaría de Cultura federal y del presidente López Obrador.
Alejandra Frausto, titular de la dependencia, señaló que la publicidad "ofende, discrimina, devalúa y ridiculiza la ceremonia", para rematar con severidad moral: "Esto es un ejemplo más del racismo de ciertos grupos sociales en México para con los pueblos indígenas".
El Presidente por su parte utilizó el evento para –de nuevo– llamarlo "racista" y sacar raja política al señalar a Felipe Calderón y a Lorenzo Córdoba por declaraciones pasadas que según él estaban en la misma línea.
Por supuesto que nadie propuso un programa para redignificar la situación del pueblo totonaco, linchar sin pruebas sale más barato.
Como le he referido en este espacio, la llegada del morenismo representa una guerra cultural por el significado de las palabras y los hechos. El que una secretaría federal y el Presidente mismo se sientan seguros de llamar "racista" a toda una empresa por un spot es muestra de este contexto.
Esto ya lo han hecho varias veces con términos satélite, como "fifís", "conservadores" o "corruptos" en contra de otros actores, lo que comprueba que la 4T ha establecido un marco cultural presuntamente opuesto a ellos en el que encasilla libremente a quien se le da la gana.
Usted tendrá su propia opinión del spot. En el caso de quien escribe considera que a lo mucho es simplón y bobo, pero de ahí a ser el espejo en el que se refleja el racismo estructural contra los pueblos originarios, como se quiso vender el caso por autoridades, hay un largo trecho.
Una persona enterada del proceso interno de la campaña publicitaria le comenta a quien escribe que ésta fue un esfuerzo colectivo y que nadie en la empresa o en la agencia publicitaria contratada reparó en la reacción que generaría. Incluso al volador de Papantla que sale en el comercial le pareció prudente el concepto.
Pues con base en el criterio presidencial y de Alejandra Frausto todos quienes laboran en la empresa, trabajadores medios y altos, así como el mismo volador protagonista, son racistas.
Las reacciones en contra de Arath de la Torre son otro gran tema aparte, quien recibió una tremenda tunda en redes por indignados de sillón que no comprendieron que es un actor y se le pagó para repetir un guión.
Pero como hoy lo bien visto es linchar sin pruebas a todo aquel que vaya contra nuestra moral o la de la 4T pues nadie le va a pedir una disculpa al actor, quien tiene o tenía proyectos profesionales en puerta.
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Lo hemos normalizado, pero tenemos a funcionarios de todos los niveles lanzando acusaciones muy graves a diestra y siniestra y a la opinión publicada haciendo eco, ambas alimentándose en círculo vicioso.
Y es que el poder establecido ha hecho cotidianidad al linchamiento público y la acusación sin base sobre tópicos irrelevantes para la resolución de nuestros variados y profundos problemas.