Coincidencias del cinismo, la política y el crimen. A sólo días de que la Asociación Industrial del Comercio de Armas de los Estados Unidos se desentendiera del armamento que ha llegado a los cárteles mexicanos, apareció en video El Mecho –líder del CJNG– rodeado de una cuadrilla de rambos armados hasta los dientes para amenazar a la conductora Azucena Uresti.
Sin mayor conocimiento en armamento que el que jugar Call of Duty le ha dado, el que escribe puede identificar en el video un lanzagranadas semiautomático, rifles de asalto SCAR, y ametralladoras ligeras de más de 100 balas. Antes, El Mecho ya había realizado amenazas parecidas acompañado de rifles antiblindaje Barret, pistolas, granadas y hasta tanquetas.
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Basta ver el miniejército que esta célula criminal ha logrado comprar para encontrarle sentido a la demanda que el gobierno mexicano interpuso la semana pasada contra empresas de armas en EU.
Como informó la OEM, la demanda interpuesta por el equipo de Marcelo Ebrard acusa a empresas estadounidenses como Smith & Wesson, Barrett, Colt, Glock y otras tantas de facilitar armas al crimen organizado mexicano para generar su violencia.
A esto, las poderosas armeras respondieron que “el Gobierno mexicano es responsable del crimen desenfrenado y la corrupción dentro de sus propias fronteras, (...) y en lugar de buscar un chivo expiatorio en las empresas estadounidenses que respetan la ley, las autoridades mexicanas deben concentrar sus esfuerzos en llevar a los cárteles ante la justicia".
Era de esperarse la reacción cínica de esa cloaca de intereses económicos y políticos en la que se ha convertido la industria armamentista de los EU. Durante décadas no se le ha visto conmoverse siquiera con las matanzas que sus productos han facilitado en la primaria Sandy Hook, el Strip de Las Vegas o en el club Pulse de Orlando.
Lo que sí sacó de onda fue que el Gobierno mexicano por fin dejara de suplicarle a la Casa Blanca algún tipo de freno al tráfico de armas y emprendiera acciones concretas.
Hace más de un año en este espacio le referimos que el tráfico de armas era un tema al que la 4T no le había querido entrar con tal de ver concretado el T-MEC y seguir congraciándose con el entonces presidente Trump; esto, en el marco del ataque con armas de alto poder contra Omar García Harfuch en Paseo de la Reforma.
Doce meses después las cosas son muy distintas. La economía se contrajo 8.3% en 2020, 3.8 millones de mexicanos se sumaron a la pobreza y Morena perdió plazas importantes en las elecciones intermedias recientes. A la 4T le urge enviar un mensaje de fortaleza.
Destaca que la demanda pone otra vez a Marcelo Ebrard en los encabezados, así como lo ha estado por su participación en la importación de vacunas. Su constante actividad da la impresión de que es el único que trabaja en el gabinete presidencial y pavimenta su camino al 2024.
No queda claro cómo se va a acomodar la demanda mexicana en la relación bilateral; si la 4T se brincó a la Casa Blanca en arrebato nacionalista o si debajo de la mesa trabajan para comenzar un movimiento político en contra de las armeras que no nazca en Washington.
O si sencillamente es un plan maquiavélico para sacar de la nada 10 mil millones de dólares como los que busca México por compensaciones en la demanda para completar el presupuesto nacional.
Como sea, aún queda ver cómo va fluyendo la demanda, pero su impacto inmediato es el planteamiento de una nueva relación de México con los señores de la guerra en EU.
Tiene valor, aunque sea sólo en la narrativa, que el país deje de mendigar por justicia para convertirse en actor y comience a buscarla.
