/ viernes 4 de agosto de 2017

¿Quieres ganar la lotería? Visita al Rey Midas de los cachitos

MONTERREY.- Nadie como “El Mago de la Suerte”, el Rey Midasde la Lotería Nacional; ha vendido sólo en premios mayoresalrededor de mil millones de pesos y muchosmillones en premios menores.

Son muchas las familias beneficiadas con el premio “gordo”,pero también las que no supieron cuidar el dinero y lomalversaron. La Diosa Fortuna, también castiga si no hayun buen uso del dinero.

Es tal el prestigio del expendio de lotería nacional quequienes viajan a Monterrey de otras entidades del país o delextranjero, acuden en busca del entero o de algunos cachitos.

Hasta el local de apenas cuatro metros de longitud por uno deancho, en el paseo peatonal Morelos, – una transitada avenidavehicular- llegan empresarios, profesionistas, académicos, amas decasa, obreros, todos con la fe de obtener un premio.

Fue en 1922 cuando el primer Esteban Salazar inició en la ventade lotería; la muerte lo sorprendió años después y en 1947 tomala estafeta su hijo Esteban quien se estableció con una tabladonde colocaba los billetes en las afueras del primer Sanbors enMonterrey, en la citada avenida. Desde entonces y hasta la fecha,han repartido más de 200 premios principales que oscilanen los mil millones de pesos.

Antonio Salazar, recuerda que luego su padre se trasladó a laacera de enfrente en el año 1970, al local que actualmente ocupadonde junto a sus hermanos Esteban, Ángel y Juan José atienden elnegocio tras la muerte de su padre en 1979 a los 69 años de edad,aunque ya laboraban directamente con él cuando vivía. Mario, otrohermano, ya fallecido, también trabajó ahí.

Tras los primeros premios repartidos en los años 40, un amigode la familia bautizó a su padre como el mago de lasuerte y así nació el famoso nombre de “EstebanSalazar, El Mago de la Suerte”.

Conocidos como los maguitos, a los hermanos Salazar además dela bonhomía, les distingue la rectitud, la honradez, que lesinculcó su padre. Pruebas, hay muchas, como cuando millonarioempresario mandó con su gente checar los resultados de unosboletos adquiridos.

En aquellos años, cuando los grandes patrones empresarialesconvivían con los obreros y la gente en general, el hombre denegocios recibió a don Esteban Salazar en su despacho.“Vengo a decirle que tiene un premio de 400 mil pesos”,le dijo.

Luego el hombre que tenía una junta preguntó a su gente:“¿Ustedes entregarían una cartera que estuviera repleta dedinero y supieran que es mía? La respuesta la dio él mismo, “lahonradez vale mucho” y enseguida regaló al mago el billete.Quédese con él- le señaló ante la negativade don Esteban-.Luego me manda otros números”.

Antonio cuenta que al morir su abuelo, su padre que eratransportista acude a pagar a la Lotería Nacional una cuentapendiente, y el gerente le pide que se quede con la dotación dealrededor de quince series de billetes, los quejunto a su señora madre vendía a los clientes en su propia casa.Esos fueron los inicios del famoso expendio.

Arturo, que pide omitir su apellido, vecino de la coloniaIndependencia recuerda que su padre del mismo nombre laboró poraños como obrero en una empresa tubera local. Asiduo comprador delotería con El Mago, obtuvo importante premio que lepermitió dejar el trabajo y poner su propio negocio detorno.

Historias y anécdotas hay muchas; de personas agradecidas queotorgan generosa propina, de quienes se arrepienten de haberofrecido un porcentaje o los que dilapidaron el dinero.

Una muestra: “Un cliente acostumbrado a llevarles diariamentepan, le pidió a Ángel un número pero al no tenerlo le dio otro,“juega cualquiera”, a lo que recibió la promesa de dar el 10 %de propina si salía el premio mayor. La suerte le sonrió con el8294 y ocho millones de pesos.

Pasaron los meses, regresó y se retractó de la promesa; hizoun cheque por 50 mil pesos pero más tarde volvió a arrepentirse ylo solicitó para dar solamente 20 mil pesos enefectivo.

Otro caso: A principios de la década de los setenta otrocliente prometió pagar la boda de dos de los hermanos maguitos quese casarían; también un terreno, extendió la promesa. Buscó sunúmero acostumbrado, no lo tenían, le dieron el 28148, testigo elfutbolista Carlos Alberto Echeverri. No loquería, decía que el ocho había llegado tres veces”.“Juégalo”, le dijo Ángel. Ganó millones, nunca másregresó.

Pasado un tiempo retornó casi llorando, que le había ido mal,que su esposa perdió un bebé en el vientre. Ofrecióperdón y solicitó tres números por 11, 500 pesos, losque fueron a crédito y en el sobre anotó que debía al Mago amanera de pagaré.

En el sorteo obtuvo reintegró, pero ese díamurió. Un hermano dijo tener el sobre y el mensaje, másla viuda que aceptó la deuda aseveró que no pagaría o que loharía a razón de mil pesos por mes. “No lo cobramos”,recuerda Antonio.

Artistas y deportistas famosos acuden también en busca de sunúmero de suerte. Gratos recuerdos tienen los maguitos dePedro Vargas, Emilio Tuero, Antonio Aguilar, los hermanosSoler y de beisbolistas como Lázaro Salazar, AlejandroCarrasquel, Juan Delis, Coyota Ríos, Eddy More y muchos más queapreciaron a don Esteban.

Políticos de diversa camada también son asistentes como lofueron los ex gobernadores nuevoleoneses José Vivanco,Eduardo Elizondo, Alfonso Martínez.

Al lugar también llegan otros vendedores de lotería que en lasafueras ofrecen sus boletos, luego de que El Mago ha vendidotodo.

En diciembre pasado, un recogedor de basura, adquirió cincocachitos, eran de cien pesos, él pensó que costaban 30;“Démelos dijo” tras que una mujer pidió quedarse conellos.

Cayó el premio principal, se llevó variosmillones. “Lo acompañamos a cambiar el boleto, luego albanco, se les abrió una cuenta. Nunca he tenido ni cinco milpesos”, les dijo. “Fue generoso con una propina”.

Es la Diosa fortuna, la suerte, todosjuegan”, explica Ángel quien convalece de una fractura.“Le alcanza con tres millones”, dice José a un cliente queadquiere varios cachos; “Este es el premiado, mañana cobra”,le pronostica a otro.

“La gente nos tiene fe y ellos juegan con mucha fe”, fue larespuesta que don Esteban dio al periodista Jacobo Zabludovskycuando éste le entrevistó vía teléfono. Inclusive, hayquienes acuden hasta la tumba de El Mago, para pedirle suayuda. Entre otros muchos, “una mujer lo hizo, donEsteban deme el premio, lo ganó”. Haybilleteros que venden muchos más billetes que nosotros, einclusive tienen una cadena de expendios, pero nosotros vendemosmás premios gordos”, agrega Antonio Salazar. Todavía serecuerda la historia de William Bartón, jefe de perforaciones enMinas de Barroterán, Coahuila, que según rezan las crónicas yaen redes sociales, enviaba giros telegráficos para comprarbilletes de lotería a Monterrey, pero anexó Úrgeme premio.

Eran los años sesenta. A vuelta de correo Esteban Salazar lemandó el número solicitado. Misión cumplida, le dijovía teléfono, cayó el premio. Seacaba de sacar el premio mayor", 500 mil pesos, cuando en esetiempo una camioneta último modelo costaba alrededor de 60mil. Hace meses el director de la Lotería Nacional, PedroPablo Treviño, llegó de visita al local, saludó y reconoció lalabor de los maguitos. Historias hay muchas, la fe es bastante, laconfianza en El Mago de la Suerte se fortalece. “Suerte, mañanacobra”, dicen a sus clientes.

“No comprar lotería al Mago de la Suerte, es novisitar Monterrey”, es la frase que ahora se acuña.

MONTERREY.- Nadie como “El Mago de la Suerte”, el Rey Midasde la Lotería Nacional; ha vendido sólo en premios mayoresalrededor de mil millones de pesos y muchosmillones en premios menores.

Son muchas las familias beneficiadas con el premio “gordo”,pero también las que no supieron cuidar el dinero y lomalversaron. La Diosa Fortuna, también castiga si no hayun buen uso del dinero.

Es tal el prestigio del expendio de lotería nacional quequienes viajan a Monterrey de otras entidades del país o delextranjero, acuden en busca del entero o de algunos cachitos.

Hasta el local de apenas cuatro metros de longitud por uno deancho, en el paseo peatonal Morelos, – una transitada avenidavehicular- llegan empresarios, profesionistas, académicos, amas decasa, obreros, todos con la fe de obtener un premio.

Fue en 1922 cuando el primer Esteban Salazar inició en la ventade lotería; la muerte lo sorprendió años después y en 1947 tomala estafeta su hijo Esteban quien se estableció con una tabladonde colocaba los billetes en las afueras del primer Sanbors enMonterrey, en la citada avenida. Desde entonces y hasta la fecha,han repartido más de 200 premios principales que oscilanen los mil millones de pesos.

Antonio Salazar, recuerda que luego su padre se trasladó a laacera de enfrente en el año 1970, al local que actualmente ocupadonde junto a sus hermanos Esteban, Ángel y Juan José atienden elnegocio tras la muerte de su padre en 1979 a los 69 años de edad,aunque ya laboraban directamente con él cuando vivía. Mario, otrohermano, ya fallecido, también trabajó ahí.

Tras los primeros premios repartidos en los años 40, un amigode la familia bautizó a su padre como el mago de lasuerte y así nació el famoso nombre de “EstebanSalazar, El Mago de la Suerte”.

Conocidos como los maguitos, a los hermanos Salazar además dela bonhomía, les distingue la rectitud, la honradez, que lesinculcó su padre. Pruebas, hay muchas, como cuando millonarioempresario mandó con su gente checar los resultados de unosboletos adquiridos.

En aquellos años, cuando los grandes patrones empresarialesconvivían con los obreros y la gente en general, el hombre denegocios recibió a don Esteban Salazar en su despacho.“Vengo a decirle que tiene un premio de 400 mil pesos”,le dijo.

Luego el hombre que tenía una junta preguntó a su gente:“¿Ustedes entregarían una cartera que estuviera repleta dedinero y supieran que es mía? La respuesta la dio él mismo, “lahonradez vale mucho” y enseguida regaló al mago el billete.Quédese con él- le señaló ante la negativade don Esteban-.Luego me manda otros números”.

Antonio cuenta que al morir su abuelo, su padre que eratransportista acude a pagar a la Lotería Nacional una cuentapendiente, y el gerente le pide que se quede con la dotación dealrededor de quince series de billetes, los quejunto a su señora madre vendía a los clientes en su propia casa.Esos fueron los inicios del famoso expendio.

Arturo, que pide omitir su apellido, vecino de la coloniaIndependencia recuerda que su padre del mismo nombre laboró poraños como obrero en una empresa tubera local. Asiduo comprador delotería con El Mago, obtuvo importante premio que lepermitió dejar el trabajo y poner su propio negocio detorno.

Historias y anécdotas hay muchas; de personas agradecidas queotorgan generosa propina, de quienes se arrepienten de haberofrecido un porcentaje o los que dilapidaron el dinero.

Una muestra: “Un cliente acostumbrado a llevarles diariamentepan, le pidió a Ángel un número pero al no tenerlo le dio otro,“juega cualquiera”, a lo que recibió la promesa de dar el 10 %de propina si salía el premio mayor. La suerte le sonrió con el8294 y ocho millones de pesos.

Pasaron los meses, regresó y se retractó de la promesa; hizoun cheque por 50 mil pesos pero más tarde volvió a arrepentirse ylo solicitó para dar solamente 20 mil pesos enefectivo.

Otro caso: A principios de la década de los setenta otrocliente prometió pagar la boda de dos de los hermanos maguitos quese casarían; también un terreno, extendió la promesa. Buscó sunúmero acostumbrado, no lo tenían, le dieron el 28148, testigo elfutbolista Carlos Alberto Echeverri. No loquería, decía que el ocho había llegado tres veces”.“Juégalo”, le dijo Ángel. Ganó millones, nunca másregresó.

Pasado un tiempo retornó casi llorando, que le había ido mal,que su esposa perdió un bebé en el vientre. Ofrecióperdón y solicitó tres números por 11, 500 pesos, losque fueron a crédito y en el sobre anotó que debía al Mago amanera de pagaré.

En el sorteo obtuvo reintegró, pero ese díamurió. Un hermano dijo tener el sobre y el mensaje, másla viuda que aceptó la deuda aseveró que no pagaría o que loharía a razón de mil pesos por mes. “No lo cobramos”,recuerda Antonio.

Artistas y deportistas famosos acuden también en busca de sunúmero de suerte. Gratos recuerdos tienen los maguitos dePedro Vargas, Emilio Tuero, Antonio Aguilar, los hermanosSoler y de beisbolistas como Lázaro Salazar, AlejandroCarrasquel, Juan Delis, Coyota Ríos, Eddy More y muchos más queapreciaron a don Esteban.

Políticos de diversa camada también son asistentes como lofueron los ex gobernadores nuevoleoneses José Vivanco,Eduardo Elizondo, Alfonso Martínez.

Al lugar también llegan otros vendedores de lotería que en lasafueras ofrecen sus boletos, luego de que El Mago ha vendidotodo.

En diciembre pasado, un recogedor de basura, adquirió cincocachitos, eran de cien pesos, él pensó que costaban 30;“Démelos dijo” tras que una mujer pidió quedarse conellos.

Cayó el premio principal, se llevó variosmillones. “Lo acompañamos a cambiar el boleto, luego albanco, se les abrió una cuenta. Nunca he tenido ni cinco milpesos”, les dijo. “Fue generoso con una propina”.

Es la Diosa fortuna, la suerte, todosjuegan”, explica Ángel quien convalece de una fractura.“Le alcanza con tres millones”, dice José a un cliente queadquiere varios cachos; “Este es el premiado, mañana cobra”,le pronostica a otro.

“La gente nos tiene fe y ellos juegan con mucha fe”, fue larespuesta que don Esteban dio al periodista Jacobo Zabludovskycuando éste le entrevistó vía teléfono. Inclusive, hayquienes acuden hasta la tumba de El Mago, para pedirle suayuda. Entre otros muchos, “una mujer lo hizo, donEsteban deme el premio, lo ganó”. Haybilleteros que venden muchos más billetes que nosotros, einclusive tienen una cadena de expendios, pero nosotros vendemosmás premios gordos”, agrega Antonio Salazar. Todavía serecuerda la historia de William Bartón, jefe de perforaciones enMinas de Barroterán, Coahuila, que según rezan las crónicas yaen redes sociales, enviaba giros telegráficos para comprarbilletes de lotería a Monterrey, pero anexó Úrgeme premio.

Eran los años sesenta. A vuelta de correo Esteban Salazar lemandó el número solicitado. Misión cumplida, le dijovía teléfono, cayó el premio. Seacaba de sacar el premio mayor", 500 mil pesos, cuando en esetiempo una camioneta último modelo costaba alrededor de 60mil. Hace meses el director de la Lotería Nacional, PedroPablo Treviño, llegó de visita al local, saludó y reconoció lalabor de los maguitos. Historias hay muchas, la fe es bastante, laconfianza en El Mago de la Suerte se fortalece. “Suerte, mañanacobra”, dicen a sus clientes.

“No comprar lotería al Mago de la Suerte, es novisitar Monterrey”, es la frase que ahora se acuña.

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