- La ultraderechista intenta impresionar a los electoresfranceses con actos provocadores
PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- Decidida a mostrarse como laJuana de Arco del siglo XXI, la candidata del Frente Nacional (FN)de extrema derecha, Marine Le Pen, multiplica los gestos deprovocación para obtener rédito político en plena campaña parala elección presidencial francesa.
Secundada por un eficaz grupo de consejeros de prensa y desagaces asesores de estrategia, el equipo de Marine Le Pen parecehaber decidido redoblar las actitudes de rebelión para presentaruna imagen de ruptura similar a la postura desafiante de DonaldTrump en la elección presidencial del 8 de noviembre en EstadosUnidos.
A 56 días de la elección presidencial, la radicalización desu estrategia mediática traduce la preocupación del partidofrente al estancamiento de su candidatura en todos los sondeos deopinión.
Xenófoba, abiertamente hostil a la inmigración y opuesta a loque define como una “creciente islamización de Francia y deEuropa”, logró ganarse las primeras planas de todos losperiódicos durante su reciente visita al Líbano cuando se negó acolocarse un velo islámico para ser recibida por el Gran Muftí deBeirut, Abdellatif Deriane.
“Su acción fue deliberada”, comentó Raymond Hamashi,reportero del diario L’Orient Le Jour.
Todo parece indicar que Marine Le Pen decidió explotar laexigencia del muftí para utilizarla como un gesto político endirección a sus electores, a quienes los sondeos atribuyentendencias xenófobas y anti-islámicas.
Ese episodio marcó una escalada en la serie de actitudes derebelión que había comenzado cuando se negó a restituir 300 mileuros que le exigía el Parlamento Europeo por haber empleado comosupuestos asistentes a su jefa de gabinete, Catherine Griset, y suguardaespaldas, Thierry Ligier. La Oficina Europea de la Lucha AntiFraude (OELAF) demostró que entre 2010 y 2016 ambos percibieron339.946 euros por una actividad ficticia. Durante ese periodo,Griset ocupaba funciones de jefa de gabinete de la líder del FN,mientras que Ligier era su principal guardaespaldas.
La primera medida punitiva consistió en embargarle a partir defebrero 8 mil euros por mes, cifra que representa aproximadamentela mitad del salario y de los gastos de representación que recibedel Parlamento Europeo.
La OELAF afirmó que incluso Marine Le Pen admitió haberpresentado documentos falsos para justificar esos pagos. Pero pocosdías después la dirigente desmintió esa información.
La justicia francesa, a pedido del Parlamento Europeo, registróprimero la sede del FN. Luego detuvo el martes pasado a los dosacusados y, tras interrogarlos durante 24 horas, liberó alguardaespaldas e inculpó a Catherine Griset por complicidad enmalversación de fondos públicos.
Al regresar del Líbano, Marine Le Pen decidió subir la apuestaen ese escándalo y anunció que no respondería a la convocatoriade la policía, que deseaba interrogarla sobre el trabajo ficticiode sus colaboradores pagados con dinero del Parlamento Europeo.
Esa estrategia de rebeldía parece responder solo parcialmente asus expectativas mediáticas.