/ lunes 3 de abril de 2017

Melenchon sueña con cobrarse la revancha con los socialistas

  • Más que llegar al poder, la ultraizquierda busca convertirseen la alternativa a futuro de la izquierda francesa

PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- Jean-Luc Melenchon, candidatodel partido de ultraizquierda Francia Insumisa, está a punto decristalizar su ambición en la elección presidencial francesa:aprovechar la colosal derrota y la ruptura que acechan al PartidoSocialista (PS) para convertirse en la gran alternativa de futurode la izquierda francesa.

Con 16 por ciento de intenciones de voto, ocupa el cuarto lugaren los sondeos y se encuentra a solo un punto detrás de FrançoisFillon, candidato del partido Los Republicanos (LR) de derechaconservadora, según la última encuesta del institutoOdoxa-Dentsu. Su ascenso, que alcanzó un ritmo vertiginoso en losúltimos días, se realiza en detrimento del candidato socialistaBenoît Hamon, que cayó a ocho por ciento (-4.5 por ciento).

“Melenchon cosecha cada punto que pierde Hamon”, afirma elanalista Christophe Barbier, exdirector de “L’Express”, ensus comentarios diarios por la cadena de información BFM-TV.

Para ese soltero de 65 años -que consagró toda su vida a lapolítica-, desplazar al PS del tablero político francés es unarevancha personal que viene rumiando desde hace largo tiempo. Luegode 32 años de militancia en el socialismo, en 2008 rompió con élpara crear un Partido de Izquierda, inspirado en el modelo de DieLinke alemán.

Desde ese momento profesa un rencor y un desprecio sin límites-que no se esfuerza en disimular- por François Hollande y susupuesta falta de coraje político para tomar decisionesaudaces.

Su vieja querella con el PS se reactualizó cuando Hamonintentó en dos ocasiones tratar de llegar a una candidaturacomún, que les hubiera permitido acceder a la segunda vuelta con24 a 26 por ciento de votos. “No voy a atarme a un cochefúnebre”, respondió con su conocida arrogancia.

La soberbia no es su único defecto. También lo acusan confrecuencia de ser autoritario, intolerante e irascible. Esos rasgosde carácter lo llevaron, como era fácil de imaginar, aprotagonizar varios incidentes homéricos con la prensa. Cuando seenfrenta con un periodista, no vacila en formular acusaciones deextrema violencia o incluso insultarlo. A un presentador del canalFrance-2 lo llamó “basura” y “sirviente”. A otro grupoenviado por un programa lo acusó de “fachos” y en 2014 pidióa los militantes que “vigilaran a los periodistas” y que en lamedida de lo posible “los filmen”, particularmente a losreporteros de los diarios “Le Monde” y “Liberación”.

Hace menos de dos semanas rehusó responder a un periodista quele pregunta si pensaba ganar sin Hamon: “Sácame eso de aquí”,le ordenó a uno de sus guardaespaldas. “¿Has visto esa basura?Vino a hablarme de Hamon. Es lo único que les interesa. Sonhienas”, comentó delante de las cámaras.

Pese a todos esos excesos, numerosos analistas estánpersuadidos de que Melenchon cambió y ahora los electores estánfrente a un hombre nuevo.

En su primer intento por conquistar el poder, en 2012, sumovimiento Frente de Izquierda -en alianza con el Partido Comunistay otros grupos minoritarios- llegó en cuarto lugar con 11.1 porciento de los votos. Esta vez, en cambio, para no repetir loserrores que cometió hace cinco años, creó su propio partido-bautizado Francia Insumisa- y se negó a pactar con la cúpulacomunista. Fueron los militantes del PC quienes en un referénduminterno desautorizaron a la dirección del partido y la obligaron arespaldar la candidatura de Melenchon. Para evitar malentendidos,en todas las grandes concentraciones de Francia Insumisa prohibióel uso de banderas partidarias, una forma de diluir la presenciacomunista detrás de su candidatura.

De esa manera, “conserva los votos y la capacidad demovilización de los comunistas sin perder su libertad deacción”, explica su director de campaña, Manuel Bompard.

Aun sus adversarios políticos le reconocen su talento de oradory su temible capacidad en los debates, así como su sinceridad paraasumir posiciones que otros dirigentes comparten, pero no seatreven a expresar en público. Su programa, sin duda el máscompleto y el más audaz de esta elección, fue sintetizado en sulibro “El futuro en común”, que ocupa la lista de ventas en lacategoría ensayos.

Su éxito reside en su capacidad para expresar el sentimientoprofundo de una parte de la sociedad: 76 por ciento de loselectores lo consideran “cerca de las preocupaciones de losfranceses”, según un sondeo IFOP. Por eso, Melenchon quiereampliar los límites de su mensaje: “Mi desafío no es unir a laizquierda. Es federar al pueblo sin acuerdos turbios de aparatos.Los indecisos serán la clave de esta elección. Yo quierodirigirme a ellos para convencerlos de votar por un programahumanista que tiene en cuenta los intereses de la gente”.

Aunque jamás lo dice en público, Melenchon sabe que no podráganar esta elección. Pero los resultados del 23 de abril lepermitirán suscitar una nueva dinámica para tratar de crear unfuerte Grupo Parlamentario en la próxima Cámara de Diputados, queserá elegida el 11 y 18 de junio. Con esa fuerza, supone, estaráen condiciones de federar a toda la izquierda. Aprovechando elanunciado eclipse del PS, Melenchon confía en postularse como laúnica alternativa posible para la izquierda de llegar alpoder.

  • Más que llegar al poder, la ultraizquierda busca convertirseen la alternativa a futuro de la izquierda francesa

PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- Jean-Luc Melenchon, candidatodel partido de ultraizquierda Francia Insumisa, está a punto decristalizar su ambición en la elección presidencial francesa:aprovechar la colosal derrota y la ruptura que acechan al PartidoSocialista (PS) para convertirse en la gran alternativa de futurode la izquierda francesa.

Con 16 por ciento de intenciones de voto, ocupa el cuarto lugaren los sondeos y se encuentra a solo un punto detrás de FrançoisFillon, candidato del partido Los Republicanos (LR) de derechaconservadora, según la última encuesta del institutoOdoxa-Dentsu. Su ascenso, que alcanzó un ritmo vertiginoso en losúltimos días, se realiza en detrimento del candidato socialistaBenoît Hamon, que cayó a ocho por ciento (-4.5 por ciento).

“Melenchon cosecha cada punto que pierde Hamon”, afirma elanalista Christophe Barbier, exdirector de “L’Express”, ensus comentarios diarios por la cadena de información BFM-TV.

Para ese soltero de 65 años -que consagró toda su vida a lapolítica-, desplazar al PS del tablero político francés es unarevancha personal que viene rumiando desde hace largo tiempo. Luegode 32 años de militancia en el socialismo, en 2008 rompió con élpara crear un Partido de Izquierda, inspirado en el modelo de DieLinke alemán.

Desde ese momento profesa un rencor y un desprecio sin límites-que no se esfuerza en disimular- por François Hollande y susupuesta falta de coraje político para tomar decisionesaudaces.

Su vieja querella con el PS se reactualizó cuando Hamonintentó en dos ocasiones tratar de llegar a una candidaturacomún, que les hubiera permitido acceder a la segunda vuelta con24 a 26 por ciento de votos. “No voy a atarme a un cochefúnebre”, respondió con su conocida arrogancia.

La soberbia no es su único defecto. También lo acusan confrecuencia de ser autoritario, intolerante e irascible. Esos rasgosde carácter lo llevaron, como era fácil de imaginar, aprotagonizar varios incidentes homéricos con la prensa. Cuando seenfrenta con un periodista, no vacila en formular acusaciones deextrema violencia o incluso insultarlo. A un presentador del canalFrance-2 lo llamó “basura” y “sirviente”. A otro grupoenviado por un programa lo acusó de “fachos” y en 2014 pidióa los militantes que “vigilaran a los periodistas” y que en lamedida de lo posible “los filmen”, particularmente a losreporteros de los diarios “Le Monde” y “Liberación”.

Hace menos de dos semanas rehusó responder a un periodista quele pregunta si pensaba ganar sin Hamon: “Sácame eso de aquí”,le ordenó a uno de sus guardaespaldas. “¿Has visto esa basura?Vino a hablarme de Hamon. Es lo único que les interesa. Sonhienas”, comentó delante de las cámaras.

Pese a todos esos excesos, numerosos analistas estánpersuadidos de que Melenchon cambió y ahora los electores estánfrente a un hombre nuevo.

En su primer intento por conquistar el poder, en 2012, sumovimiento Frente de Izquierda -en alianza con el Partido Comunistay otros grupos minoritarios- llegó en cuarto lugar con 11.1 porciento de los votos. Esta vez, en cambio, para no repetir loserrores que cometió hace cinco años, creó su propio partido-bautizado Francia Insumisa- y se negó a pactar con la cúpulacomunista. Fueron los militantes del PC quienes en un referénduminterno desautorizaron a la dirección del partido y la obligaron arespaldar la candidatura de Melenchon. Para evitar malentendidos,en todas las grandes concentraciones de Francia Insumisa prohibióel uso de banderas partidarias, una forma de diluir la presenciacomunista detrás de su candidatura.

De esa manera, “conserva los votos y la capacidad demovilización de los comunistas sin perder su libertad deacción”, explica su director de campaña, Manuel Bompard.

Aun sus adversarios políticos le reconocen su talento de oradory su temible capacidad en los debates, así como su sinceridad paraasumir posiciones que otros dirigentes comparten, pero no seatreven a expresar en público. Su programa, sin duda el máscompleto y el más audaz de esta elección, fue sintetizado en sulibro “El futuro en común”, que ocupa la lista de ventas en lacategoría ensayos.

Su éxito reside en su capacidad para expresar el sentimientoprofundo de una parte de la sociedad: 76 por ciento de loselectores lo consideran “cerca de las preocupaciones de losfranceses”, según un sondeo IFOP. Por eso, Melenchon quiereampliar los límites de su mensaje: “Mi desafío no es unir a laizquierda. Es federar al pueblo sin acuerdos turbios de aparatos.Los indecisos serán la clave de esta elección. Yo quierodirigirme a ellos para convencerlos de votar por un programahumanista que tiene en cuenta los intereses de la gente”.

Aunque jamás lo dice en público, Melenchon sabe que no podráganar esta elección. Pero los resultados del 23 de abril lepermitirán suscitar una nueva dinámica para tratar de crear unfuerte Grupo Parlamentario en la próxima Cámara de Diputados, queserá elegida el 11 y 18 de junio. Con esa fuerza, supone, estaráen condiciones de federar a toda la izquierda. Aprovechando elanunciado eclipse del PS, Melenchon confía en postularse como laúnica alternativa posible para la izquierda de llegar alpoder.

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