Un total de 73 mineros chilenos pasaron la última noche delaño de forma inusual: alejados de sus familias, en la oscuridadfría de una mina que dejó de funcionar y a 700 metros bajotierra. Sumaron así 29 días de encierro como protesta parareclamar al gobierno la reapertura del yacimiento de Santa Ana.
Hasta el momento los mineros no han alcanzado un acuerdo con elgobierno sobre la mina en Curanilahue, 600 kilómetros al sur deSantiago, en la región sureña del Bío Bío.
La mina arrastra problemas desde 2015, cuando sus dueños sedeclararon en quiebra y dejaron sin trabajo a los mineros. Estossolicitan con su encierro que el gobierno compre la mina y mantengaa los trabajadores, lo que supone 500 millones de pesos (740.000dólares) que permitirían mantenerla activa.
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"Es bastante difícil. Ayer tratamos de convencerlos deque subieran y pararan con todo y ellos quieren seguir la lucha,así que ayer fue un momento bastante emotivo entre todas lasfamilias que estábamos acá", explicó a The Associated PressFrancisca Herrera, hija de uno de los mineros encerrados."Todos somos hombres de trabajo. No queremos que el gobierno nosde los beneficios de proempleo (subsidio). Queremos ganarlo porquesomos capaces de ganarlo", recalcó Oñate.
Los 73 mineros encerrados son apoyados desde fuera por otroscompañeros. En total 163 son los implicados. Una decena de los quese encuentran en el exterior suspendieron esta semana una huelga dehambre que habían mantenido durante 12 días.
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Hasta el momento las conversaciones con el gobierno han sidoinfructuosas, pero el sindicato está trabajando en un plan y enconversaciones con un empresario para encontrar una salida viable ala mina, y al conflicto.