/ martes 5 de julio de 2016

Renuncia de Farage profundiza crisis política británica

PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- Lacrisis que estremece desde hace 11 días a la clase dirigentebritánica se agudizó ayer con la renuncia del abanderado de loseuroescépticos, Nigel Farage, que fue uno de los principalespromotores de la campaña del Brexit, es decir la salida de GranBretaña de la Unión Europea (UE).

Farage, de 52 años, dimitió comolíder del partido xenófobo y racista UKIP (Partido por laIndependencia del Reino Unido), pero conservará su cargo dediputado europeo, por el cual cobra 12 mil 340 euros (13 mil 800dólares), sin contar otros mil 500 dólares de reembolso de viajesy gastos de representación.

Su alejamiento de la vida políticapor “razones personales” se suma a la reciente capitulacióndel otro gran abanderado del Brexit, el exalcalde de Londres, BorisJohnson. De esa forma, los dos principales promotores del Brexitdeclinaron sus responsabilidades después de haber llevado a 17.4millones de electores (51.9 por ciento) a votar por la ruptura conla UE.

Varios dirigentes conservadorescriticaron ferozmente a Farage por su irresponsabilidad en noasumir las consecuencias del Brexit en vísperas del comienzo delas negociaciones con Bruselas para definir la salida del ReinoUnido. Sus adversarios políticos le reprochan que, al margen delexitoso eslogan de la campaña ("Queremos recuperar nuestropaís"), el UKIP y Farage no están preparados para abordar elproceso de salida de la UE. Ese enorme trabajo técnico y políticoobligará a deshacer la trama de acuerdos y convenios tejidadurante los 43 años que permaneció el Reino Unido enEuropa.

Aunque tuviera la posibilidad, ellíder del UKIP tampoco sería aceptable como interlocutor de la UEporque “se convirtió en la nueva cara de Gran Bretaña frenteBruselas: insignificante, detestable y esencialmente aterrado”,según escribió Marina Hyde, analista política del diarioprogresista The Guardian.

La inesperada renuncia de Faragesolo 11 días después de la sorpresiva del leave (salir)confirmó, por lo demás, que el referéndum del 23 de junio seconvirtió en una trituradora de líderes políticos británicos,tanto del Gobierno conservador como de la oposiciónlaborista.

El primero en renunciar, horasdespués de conocerse el resultado, fue el primer ministro DavidCameron. El terremoto del referéndum desató luego una cruentalucha interna en el partido tory, que obligó a Boris Johnson-traicionado por su aliado, el ministro de Justicia, Michael Gove-a resignar sus ambiciones de ser candidato al liderazgoconservador.

La crisis golpeó con másvehemencia a los laboristas. Renunciaron más de 20 ministros delgabinete fantasma y una parte del partido presiona para obtener lacapitulación del líder Jeremy Corbyn, elegido en 2015 con 60 porciento de los votos.

En su renuncia, Farage argumentóque había “cumplido con su deber” de “sacar a Gran Bretañade Europa” y explicó que el triunfo del Brexit colmaba “todasmis ambiciones políticas”.

La crisis que azota a la clasepolítica también parece haber precipitado la sorpresiva dimisiónde Nigel Farage luego de haber obtenido la mayor victoria políticade su vida.

El millonario Arron Banks, principaldonante de la campaña y líder del grupo Leave.EU -un frente quepermitió aglutinar fuerzas de diferente origen detrás del voto afavor del Brexit-, empezó a tomar distancias del UKIP. No descartaincluso la idea de crear un nuevo partido político o transformarel UKIP para iniciar un acercamiento con losconservadores.

La batalla interna por la sucesiónde Farage probablemente enfrentará al número dos del UKIP, PaulNuttall; el portavoz sobre temas migratorios, Steven Woolfe; elexperto en cultura, Peter Whittle; la diputada europea Diane James,y el único diputado que tiene el partido ante el Parlamento deWestminster, Douglas Carswell. Enemigo jurado de Farage, Carswellreaccionó a la renuncia de su líder con un tweet sin palabras quesolo mostraba un emoticón con una cara sonriente.

Algunos sectores del partidopodrían sentirse tentados a convertir el UKIP en un apéndice delPartido Conservador o buscar una forma de alianza con el sectortory que respaldó el Brexit. Una de las hipótesis consiste enpresentar en las próximas elecciones un frente común en lascircunscripciones que, hasta ahora, tenían diputadoslaboristas.

Por eso Farage insistió ayer endecir que la vocación del UKIP, fundado en 1991, es seguir comopartido. “Está en buena posición y va a obtener mucho apoyoelectoral, para lo que contará con mi total respaldo”,agregó.

¿Es un alejamiento definitivo o setrata de una salida artística destinada a provocar un golpe deefecto con un eventual regreso?

Farage, que dirigió el UKIP entre 2006 y 2009, sealejó un tiempo de la conducción y decidió regresar paraparticipar en la elección de 2010. Volvió a renunciar en 2015,tras los frustrantes resultados de la elección legislativa quesolo le permitieron enviar un diputado al Parlamento deWestminster. Pero volvió a la vida política para intervenir en lacampaña del Brexit.

Hay quienes sospechan que laverdadera razón de ese paso al costado es la esperanza de que elnuevo Gobierno británico consiga negociar una forma de permanenciaen la UE. Si no se cumplen los compromisos del Brexit, Faragepodría surgir como el justiciero encargado de reparar las“traiciones” tories. Con ese argumento podría lanzarse a laconquista del poder o, por lo menos, convertirse en una alternativafrente a lo que él considera como una clase política“anti-democrática” y “sometida a los intereses deBruselas”.

PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- Lacrisis que estremece desde hace 11 días a la clase dirigentebritánica se agudizó ayer con la renuncia del abanderado de loseuroescépticos, Nigel Farage, que fue uno de los principalespromotores de la campaña del Brexit, es decir la salida de GranBretaña de la Unión Europea (UE).

Farage, de 52 años, dimitió comolíder del partido xenófobo y racista UKIP (Partido por laIndependencia del Reino Unido), pero conservará su cargo dediputado europeo, por el cual cobra 12 mil 340 euros (13 mil 800dólares), sin contar otros mil 500 dólares de reembolso de viajesy gastos de representación.

Su alejamiento de la vida políticapor “razones personales” se suma a la reciente capitulacióndel otro gran abanderado del Brexit, el exalcalde de Londres, BorisJohnson. De esa forma, los dos principales promotores del Brexitdeclinaron sus responsabilidades después de haber llevado a 17.4millones de electores (51.9 por ciento) a votar por la ruptura conla UE.

Varios dirigentes conservadorescriticaron ferozmente a Farage por su irresponsabilidad en noasumir las consecuencias del Brexit en vísperas del comienzo delas negociaciones con Bruselas para definir la salida del ReinoUnido. Sus adversarios políticos le reprochan que, al margen delexitoso eslogan de la campaña ("Queremos recuperar nuestropaís"), el UKIP y Farage no están preparados para abordar elproceso de salida de la UE. Ese enorme trabajo técnico y políticoobligará a deshacer la trama de acuerdos y convenios tejidadurante los 43 años que permaneció el Reino Unido enEuropa.

Aunque tuviera la posibilidad, ellíder del UKIP tampoco sería aceptable como interlocutor de la UEporque “se convirtió en la nueva cara de Gran Bretaña frenteBruselas: insignificante, detestable y esencialmente aterrado”,según escribió Marina Hyde, analista política del diarioprogresista The Guardian.

La inesperada renuncia de Faragesolo 11 días después de la sorpresiva del leave (salir)confirmó, por lo demás, que el referéndum del 23 de junio seconvirtió en una trituradora de líderes políticos británicos,tanto del Gobierno conservador como de la oposiciónlaborista.

El primero en renunciar, horasdespués de conocerse el resultado, fue el primer ministro DavidCameron. El terremoto del referéndum desató luego una cruentalucha interna en el partido tory, que obligó a Boris Johnson-traicionado por su aliado, el ministro de Justicia, Michael Gove-a resignar sus ambiciones de ser candidato al liderazgoconservador.

La crisis golpeó con másvehemencia a los laboristas. Renunciaron más de 20 ministros delgabinete fantasma y una parte del partido presiona para obtener lacapitulación del líder Jeremy Corbyn, elegido en 2015 con 60 porciento de los votos.

En su renuncia, Farage argumentóque había “cumplido con su deber” de “sacar a Gran Bretañade Europa” y explicó que el triunfo del Brexit colmaba “todasmis ambiciones políticas”.

La crisis que azota a la clasepolítica también parece haber precipitado la sorpresiva dimisiónde Nigel Farage luego de haber obtenido la mayor victoria políticade su vida.

El millonario Arron Banks, principaldonante de la campaña y líder del grupo Leave.EU -un frente quepermitió aglutinar fuerzas de diferente origen detrás del voto afavor del Brexit-, empezó a tomar distancias del UKIP. No descartaincluso la idea de crear un nuevo partido político o transformarel UKIP para iniciar un acercamiento con losconservadores.

La batalla interna por la sucesiónde Farage probablemente enfrentará al número dos del UKIP, PaulNuttall; el portavoz sobre temas migratorios, Steven Woolfe; elexperto en cultura, Peter Whittle; la diputada europea Diane James,y el único diputado que tiene el partido ante el Parlamento deWestminster, Douglas Carswell. Enemigo jurado de Farage, Carswellreaccionó a la renuncia de su líder con un tweet sin palabras quesolo mostraba un emoticón con una cara sonriente.

Algunos sectores del partidopodrían sentirse tentados a convertir el UKIP en un apéndice delPartido Conservador o buscar una forma de alianza con el sectortory que respaldó el Brexit. Una de las hipótesis consiste enpresentar en las próximas elecciones un frente común en lascircunscripciones que, hasta ahora, tenían diputadoslaboristas.

Por eso Farage insistió ayer endecir que la vocación del UKIP, fundado en 1991, es seguir comopartido. “Está en buena posición y va a obtener mucho apoyoelectoral, para lo que contará con mi total respaldo”,agregó.

¿Es un alejamiento definitivo o setrata de una salida artística destinada a provocar un golpe deefecto con un eventual regreso?

Farage, que dirigió el UKIP entre 2006 y 2009, sealejó un tiempo de la conducción y decidió regresar paraparticipar en la elección de 2010. Volvió a renunciar en 2015,tras los frustrantes resultados de la elección legislativa quesolo le permitieron enviar un diputado al Parlamento deWestminster. Pero volvió a la vida política para intervenir en lacampaña del Brexit.

Hay quienes sospechan que laverdadera razón de ese paso al costado es la esperanza de que elnuevo Gobierno británico consiga negociar una forma de permanenciaen la UE. Si no se cumplen los compromisos del Brexit, Faragepodría surgir como el justiciero encargado de reparar las“traiciones” tories. Con ese argumento podría lanzarse a laconquista del poder o, por lo menos, convertirse en una alternativafrente a lo que él considera como una clase política“anti-democrática” y “sometida a los intereses deBruselas”.

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