/ sábado 12 de noviembre de 2016

Republicanos podrían frenar iniciativas de Trump

WASHINGTON, DC. (AP).- La incipiente alianza entre Donald Trumpy los republicanos del Congreso de Estados Unidos esconde una crudarealidad: incluso con un control unificado del Partido Republicanoen Washington, las prioridades del presidente electo podríanenfrentar problemas para recibir el visto bueno de las cámaraslegislativas.

Y en algunos casos, los propios republicanos podrían ser labarrera.

Entre los temas espinosos están las promesas de Trump deconstruir un muro en la frontera con México y de restringir lainmigración de naciones sacudidas por el terrorismo. Para esto nopuede contar con los demócratas del Senado, que pueden ejercer unpoder de veto en muchos casos.

Sobre la mesa está además la derogación de la ley nacional deatención sanitaria, que necesitará de negociaciones minuciosas ypotencialmente largas para llegar a un acuerdo.

También están las posturas proteccionistas de Trump en tornoal comercio, su escepticismo sobre los tratados internacionales ylas promesas de proteger el Seguro Social y el programa de saludMedicare. Todo esto, y mucho más, va en contra de lo que siempreha postulado el Partido Republicano.

Sin embargo, los nubarrones que asoman en el horizonte parecíanalgo lejano durante la visita triunfal de Trump al Capitolio trasun cordial encuentro en la Casa Blanca con el presidente BarackObama.

Conversó con el líder de la cámara baja Paul Ryan, a quientan solo el mes pasado describió como alguien “débil eineficiente”, luego de que el representante de Wisconsin tomasedistancia de Trump molesto con un video del 2005 en el que elmagnate aparece hablando en tono degradante de las mujeres. Ryansonrió al escoltar a Trump, su esposa Melania y el vicepresidenteelecto Mike Pence hacia el balcón del Capitolio para mostrarle laplataforma que están erigiendo con miras a la ceremonia deasunción del 20 de enero.

De allí Trump recorrió un largo pasillo con el líder de lamayoría del Senado Mitch McConnell, quien lo apoyó tempranamentepero criticó su retórica y su indisciplina durante la campañapresidencial. Fue la decisión de McConnell de no considerar unreemplazante para el juez Antonin Scalia tras su muerte lo que lepermitirá ahora a Trump cubrir una vacante en la CorteSuprema.

El jueves no se percibieron tensiones. El siempre recatadoMcConnell incluso pareció adoptar un poco del estilo rimbombantede Trump al decir que habían tenido un “encuentro de primeraclase”.

Ryan, por su parte, se apropió del slogan de campaña de Trumpal decir que “estamos viendo cómo poner todo en marcha yasegurarnos de que este país cambia de rumbo y recupera sugrandeza”. Al irse del Capitolio, se le preguntó a Trump cuálesserían sus prioridades legislativas: “Tenemos un montón deprioridades muy buenas. Vamos a actuar con firmeza en el tema de lainmigración. En el seguro médico. Estamos viendo cómo generarempleos. Grandes empleos”.

No dio planes concretos sobre nada. Pero para cumplir con susextravagantes promesas electorales de cambiar Washington yreconstruir la nación requerirá la aprobación de nuevas leyes,un proceso tedioso, que no produce resultados inmediatos.

Podrá tomar algunas medidas en forma unilateral, medianteórdenes ejecutivas, a pesar de que los republicanos acusaron aObama de apelar en demasía a ese recurso. Iniciativas importantescomo los recortes de impuestos, los gastos en infraestructura y loscambios profundos en las leyes de inmigración, salud, energía ycomercio, no obstante, requerirán el visto bueno del Congreso. Ysi bien los republicanos controlan las dos cámaras, tienen solo 52bancas en el Senado, donde hacen falta 60 para impedir previsiblesvetos demócratas.

“Muchas de sus propuestas seguramente tropezarán conmaniobras obstruccionistas en el Senado”, pronosticó Jim Manley,consultor demócrata y exempleado del Senado.

La figura clave en muchas de las iniciativas de Trump podríaterminar siendo el senador Chuck Schumer, próximo líder de labancada demócrata y quien no ha hecho pronunciamientos tras lavictoria del magnate.

Incluso áreas en las que los demócratas podrían apoyarpropuestas de Trump -como los gastos para mejorar lainfraestructura y las licencias pagas por razones familiares-podrían surgir obstáculos, ya que hay sectores conservadoresempeñados en reducir los gastos fiscales.

Por más que los líderes republicanos se hayan comprometido acolaborar con Trump, hay indicios de que abundan las diferencias.En una conferencia de prensa posterior a las elecciones, McConnellse abstuvo de apoyar las propuestas de Trump sobre la construcciónde un muro a lo largo de la frontera con México.

Y en el ámbito comercial, Trump despotricó contra el AcuerdoTranspacífico entre 12 naciones negociado por Obama y tantoMcConnell como Ryan han dicho que no lo someterán a votaciónantes de que se vaya Obama. Figuras importantes del PartidoRepublicano, sin embargo, dicen que es imperioso firmar algún tipode acuerdo.

“Lo más importante es el comercio. Hay que comerciar”, dijoel senador republicano Pat Roberts, quien preside la comisión deagricultura. Agregó que en Kansas hay “montañas de granos”esperando que alguien los compre.

“Tenemos que exportar y con ese fin es preferible tener unacuerdo comercial”, insistió, agregando: “No creo que (Trump)se oponga a los acuerdos comerciales. Pero quiere acuerdos quebeneficien a todos. Habrá que trabajar en eso”.

WASHINGTON, DC. (AP).- La incipiente alianza entre Donald Trumpy los republicanos del Congreso de Estados Unidos esconde una crudarealidad: incluso con un control unificado del Partido Republicanoen Washington, las prioridades del presidente electo podríanenfrentar problemas para recibir el visto bueno de las cámaraslegislativas.

Y en algunos casos, los propios republicanos podrían ser labarrera.

Entre los temas espinosos están las promesas de Trump deconstruir un muro en la frontera con México y de restringir lainmigración de naciones sacudidas por el terrorismo. Para esto nopuede contar con los demócratas del Senado, que pueden ejercer unpoder de veto en muchos casos.

Sobre la mesa está además la derogación de la ley nacional deatención sanitaria, que necesitará de negociaciones minuciosas ypotencialmente largas para llegar a un acuerdo.

También están las posturas proteccionistas de Trump en tornoal comercio, su escepticismo sobre los tratados internacionales ylas promesas de proteger el Seguro Social y el programa de saludMedicare. Todo esto, y mucho más, va en contra de lo que siempreha postulado el Partido Republicano.

Sin embargo, los nubarrones que asoman en el horizonte parecíanalgo lejano durante la visita triunfal de Trump al Capitolio trasun cordial encuentro en la Casa Blanca con el presidente BarackObama.

Conversó con el líder de la cámara baja Paul Ryan, a quientan solo el mes pasado describió como alguien “débil eineficiente”, luego de que el representante de Wisconsin tomasedistancia de Trump molesto con un video del 2005 en el que elmagnate aparece hablando en tono degradante de las mujeres. Ryansonrió al escoltar a Trump, su esposa Melania y el vicepresidenteelecto Mike Pence hacia el balcón del Capitolio para mostrarle laplataforma que están erigiendo con miras a la ceremonia deasunción del 20 de enero.

De allí Trump recorrió un largo pasillo con el líder de lamayoría del Senado Mitch McConnell, quien lo apoyó tempranamentepero criticó su retórica y su indisciplina durante la campañapresidencial. Fue la decisión de McConnell de no considerar unreemplazante para el juez Antonin Scalia tras su muerte lo que lepermitirá ahora a Trump cubrir una vacante en la CorteSuprema.

El jueves no se percibieron tensiones. El siempre recatadoMcConnell incluso pareció adoptar un poco del estilo rimbombantede Trump al decir que habían tenido un “encuentro de primeraclase”.

Ryan, por su parte, se apropió del slogan de campaña de Trumpal decir que “estamos viendo cómo poner todo en marcha yasegurarnos de que este país cambia de rumbo y recupera sugrandeza”. Al irse del Capitolio, se le preguntó a Trump cuálesserían sus prioridades legislativas: “Tenemos un montón deprioridades muy buenas. Vamos a actuar con firmeza en el tema de lainmigración. En el seguro médico. Estamos viendo cómo generarempleos. Grandes empleos”.

No dio planes concretos sobre nada. Pero para cumplir con susextravagantes promesas electorales de cambiar Washington yreconstruir la nación requerirá la aprobación de nuevas leyes,un proceso tedioso, que no produce resultados inmediatos.

Podrá tomar algunas medidas en forma unilateral, medianteórdenes ejecutivas, a pesar de que los republicanos acusaron aObama de apelar en demasía a ese recurso. Iniciativas importantescomo los recortes de impuestos, los gastos en infraestructura y loscambios profundos en las leyes de inmigración, salud, energía ycomercio, no obstante, requerirán el visto bueno del Congreso. Ysi bien los republicanos controlan las dos cámaras, tienen solo 52bancas en el Senado, donde hacen falta 60 para impedir previsiblesvetos demócratas.

“Muchas de sus propuestas seguramente tropezarán conmaniobras obstruccionistas en el Senado”, pronosticó Jim Manley,consultor demócrata y exempleado del Senado.

La figura clave en muchas de las iniciativas de Trump podríaterminar siendo el senador Chuck Schumer, próximo líder de labancada demócrata y quien no ha hecho pronunciamientos tras lavictoria del magnate.

Incluso áreas en las que los demócratas podrían apoyarpropuestas de Trump -como los gastos para mejorar lainfraestructura y las licencias pagas por razones familiares-podrían surgir obstáculos, ya que hay sectores conservadoresempeñados en reducir los gastos fiscales.

Por más que los líderes republicanos se hayan comprometido acolaborar con Trump, hay indicios de que abundan las diferencias.En una conferencia de prensa posterior a las elecciones, McConnellse abstuvo de apoyar las propuestas de Trump sobre la construcciónde un muro a lo largo de la frontera con México.

Y en el ámbito comercial, Trump despotricó contra el AcuerdoTranspacífico entre 12 naciones negociado por Obama y tantoMcConnell como Ryan han dicho que no lo someterán a votaciónantes de que se vaya Obama. Figuras importantes del PartidoRepublicano, sin embargo, dicen que es imperioso firmar algún tipode acuerdo.

“Lo más importante es el comercio. Hay que comerciar”, dijoel senador republicano Pat Roberts, quien preside la comisión deagricultura. Agregó que en Kansas hay “montañas de granos”esperando que alguien los compre.

“Tenemos que exportar y con ese fin es preferible tener unacuerdo comercial”, insistió, agregando: “No creo que (Trump)se oponga a los acuerdos comerciales. Pero quiere acuerdos quebeneficien a todos. Habrá que trabajar en eso”.

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