WASHINGTON. La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, visitó la frontera con México por primera vez desde que llegó al cargo, un viaje en el que trató de sacudirse las críticas de la oposición republicana y se comprometió con un sistema migratorio más “humano”.
Harris se reunió con niñas migrantes de Centroamérica, trabajadores de la Patrulla Fronteriza y activistas durante una visita de varias horas a El Paso, Texas, como parte de la misión que ha asumido para contener la llegada de inmigrantes indocumentados a la frontera sur de EU.
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“Cuando hablamos de lo que ocurre en la frontera, no perdamos de vista el hecho de que estamos hablando de seres humanos”, dijo Harris en una rueda de prensa al término de su visita.
La vicepresidenta continuaba así su intento de suavizar el mensaje de “no vengan” que envió a los centroamericanos que se plantean emigrar durante su visita de este mes a Guatemala y México.
La vicepresidenta también conoció a algunas solicitantes de asilo, en concreto a cinco niñas centroamericanas, de edades de entre los 9 y los 16 años, con las que se reunió en un centro de detención de inmigrantes de la Patrulla Fronteriza.
“Eso me recordó que este tema no puede reducirse a un tema político (partidista). Estamos hablando de niños, estamos hablando de familias, estamos hablando de sufrimiento”, subrayó.
UN MILLÓN DE DETENCIONES
Las autoridades estadounidenses han detenido a más de un millón de migrantes en la frontera con México en lo que va del año fiscal 2021, un recuento que subraya los retos migratorios a los que se enfrenta el presidente Joe Biden.
Al ritmo actual, el total de detenciones en la frontera para el año fiscal, que termina el 30 de septiembre, sería el más alto desde el 2000, cuando las autoridades estadounidenses detuvieron a casi 1.7 millones de migrantes. La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos realizó 172 mil detenciones de migrantes en la frontera suroeste en mayo, en línea con los récord para marzo y abril de los últimos 20 años. Se esperan cifras similares en junio.
Biden, un demócrata que asumió el cargo hace cinco meses, ha revertido muchas de las estrictas políticas de inmigración puestas en marcha por su predecesor republicano Donald Trump.
Los republicanos culpan a las políticas de Biden del repunte de cruces ilegales en los últimos meses, pero los expertos en migración dicen que la pobreza, la violencia y la inseguridad alimentaria son factores que impulsan a los migrantes a salir de Guatemala, Honduras y El Salvador.
La visita de Harris a la frontera llegó tres meses después de que Biden le encargara la misión de coordinarse con los países del Triángulo Norte de Centroamérica para contener la llegada de inmigrantes a la frontera sur.
La vicepresidenta explicó que su cometido consistía en hacer frente a las causas de raíz que generan esos movimientos y era, por tanto, ante todo una labor diplomática con los países de origen y de tránsito, como México.
Sin embargo, la oposición republicana le dirigió fuertes críticas por no visitar la frontera y ver por sí misma los efectos de esa migración, algo que la Casa Blanca había delegado en otros miembros del gabinete, como el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.
Después de semanas de resistirse, Harris programó finalmente esta visita a la frontera, pero una vez allí, insistió en que su trabajo principal seguirá centrado en las causas de la migración, no los “efectos” o los “síntomas”.