LIMA. La presidenta de Perú, Dina Boluarte, reiteró su apoyo a la Policía Nacional (PNP) en su actuación para controlar las protestas antigubernamentales, atribuyó “el caos” que han provocado estas a “grupos radicales” y pidió una tregua nacional y “entablar mesas de diálogo”.
Las protestas están dejando daños a la infraestructura y pérdidas en la producción por mil 282 millones de dólares.
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Boluarte, que enfrenta pedidos de renuncia en las protestas, afirmó que el enojo es legítimo por una serie de demandas sociales postergadas, pero descartó renunciar y dijo que grupos radicales y bandas criminales están aprovechando el descontento social para generar el caos.
“Eso no es una protesta pacífica, es una acción violenta generada por un grupo de personas radicales que tienen como agenda política y económica basada en el narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando”, declaró Boluarte.
Las protestas, que dejan 55 muertos por enfrentamientos y accidentes de tránsito vinculados a los disturbios, comenzaron en diciembre con la destitución y arresto del expresidente izquierdista Pedro Castillo, que intentó disolver el Congreso y reorganizar el Poder Judicial.
“Llamo a mi querida patria a una tregua nacional para poder entablar mesas de diálogo, para poder fijar la agenda por cada región y desarrollar nuestros pueblos”, dijo Boluarte en una conferencia con la prensa extranjera en Palacio de Gobierno, en el centro de Lima.
Dijo que las principales protestas se han ubicado en Puno, departamento sureño fronterizo con Bolivia, “donde hay minería ilegal y contrabando”, y en Apurímac, también en el sur, “donde está el Vraem, cerca de donde sale el tráfico de cocaína”, y que es por esta razón que el caos se ha desarrollando, “mientras la Policía salvaguarda la vida de compatriotas y de la propiedad privada y del Estado”.
El llamado a diálogo y tregua se produce cuando la “gran marcha nacional” convocada por organizaciones sociales, campesinas, sindicales y políticas, desencadenó una batalla campal entre manifestantes y policías en calles y plazas del centro histórico de Lima.
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La policía antidisturbios lanzó gases lacrimógenos para dispersar a las columnas e impedir que llegaran a la sede del Congreso, en medio de enfrentamientos con manifestantes que respondían con piedras.
El gobierno anunció por la noche el cierre temporal del Aeropuerto Internacional de Cusco, además de las terminales aéreas de Juliaca y Arequipa, segunda ciudad de Perú.
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