PARÍS. Al menos 20 palestinos y cuatro israelíes murieron durante los violentos combates que estallaron el último fin de semana en Gaza y que anuncian jornadas de extrema tensión en Oriente Medio.
Las hostilidades comenzaron cuando el movimiento palestino Hamas, que controla la franja de Gaza desde 2007, lanzó una lluvia de cohetes contra el ejército israelí. En total, el grupo de resistencia efectuó más de 700 disparos, según el ministerio de Defensa.
En respuesta a esos ataques, el primer ministro Benjamin Netanyahu adoptó una serie de “represalias masivas”, reforzó el dispositivo militar en la frontera con blindados, artillería e infantería, y colocó la zona en torno de la franja de Gaza bajo status especial, denominación jurídica que acuerda al gobierno poderes suplementarios para proteger la vida de civiles. En sus acciones de respuesta, la aviación israelí atacó más de 320 “objetivos militares” de Hamas y del movimiento Yihad Islámico.
Uno de los habitantes de Gaza muertos ayer era Ahmad Khudari, responsable de la transferencia de fondos de Irán a las milicias de Hamas que operan en el enclave, aseguraron fuentes militares israelíes. Khudari realizaba los movimientos de dinero a los movimientos islamistas Hamas y el Yihad Islámico a través de su compañía de cambio de divisas, que había sido declarada organización terrorista por Israel en junio de 2018.
La aviación israelí alcanzó su vehículo mientras circulaba por la ciudad de Gaza y el Ministerio de Salud palestino confirmó su muerte.
El diario The Times of Israel calificó de “asesinato” ese ataque y fuentes del ejército lo definieron como una “acción puntual”.
Uno de los ataques de represalia israelíes tuvo dirigido contra las oficinas de Twafiq Abu Naim, ministro del Interior de Gaza, en la ciudad de Nuseirat, según reconoció un portavoz militar. Ese dirigente estuvo encarcelado en Israel entre 1991 y 2011. Desde su regreso a la Franja de Gaza se convirtió en jefe de los servicios de seguridad Hamas. Israel lo acusa de haber organizado actos de violencia.
De las cuatro personas que murieron en Israel, un hombre de 60 años fue alcanzado por un cohete en la ciudad de Ashkelon. Otros dos civiles fallecieron en la misma zona cuando un proyectil destruyó el vehículo en el que viajaban. Sobre el cuarto muerto no se conocen detalles.
Entre las víctimas palestinas figuran dos mujeres embarazadas y una niña. El portavoz del ejército israelí, teniente coronel Jonathan Conricus, aseguró que la bebé y su madre palestinas fueron “víctimas de un cohete de Hamas” y no de bombardeos de represalia, como aseguraron los palestinos. El movimiento Hamas y testigos palestinos contradijeron esa afirmación.
Las nuevas hostilidades estallaron el viernes por la noche, después de un periodo de relativa calma, cuando un tirador solitario del movimiento Yihad Islámico hirió a dos soldados israelíes que patrullaban cerca de la frontera de Gaza.
Desde marzo de 2018, los palestinos se manifiestan en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel contra el bloqueo al enclave y por el retorno de los refugiados que fueron expulsados o tuvieron que abandonar sus tierras tras la creación de Israel, en 1948.