PARÍS, Francia. El acuerdo sobre el Brexit, que debe definir la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE) en 2019, entra en su fase de definiciones. Pero todo es aún incierto, aunque nada está perdido.
La primera ministra Theresa May escapó a la amenaza de una moción de censura de los diputados conservadores y se aseguró el apoyo de los empresarios británicos, pero sigue bajo la amenaza de los unionistas irlandeses y de los nacionalistas escoceses, que advierten con colocarla en minoría en la Cámara de los Comunes cuando se vote el tratado sobre el Brexit.
Por lo pronto, la jefa del gobierno logró sacar la cabeza afuera del agua después del virtual fracaso del complot urdido por los diputados más eurofóbos de su partido, encabezados por ultraconservador Jacob Rees-Mogg. Solo 26 parlamentarios tories admitieron que pidieron el voto de censura contra el acuerdo firmado por May con la Unión Europea. Rees-Mogg reconoció ayer que estaba lejos de alcanzar el mínimo de 48 cartas necesarias y amenazó con perseverar en su ofensiva si la primera ministra pierde la votación en el Parlamento sobre el paquete que acordó con la UE. "La paciencia es una virtud y la virtud es una gracia", comentó.
May, que debe viajar hoy (miércoles) a Bruselas para reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, podrá exhibir ante sus interlocutores el apoyo acordado por los empresarios británicos a su acuerdo con la UE.
El acuerdo “podía haber sido mejor” pero “es preferible a que no haya ninguno”, afirmó John Allan, presidente de la CBI (Confederación de la Industria Británica) durante el congreso anual. Esa pequeña victoria disipa la sensación de que nadie está de acuerdo con el texto de 558 páginas que la primera ministra trata de “vender” como el “mejor posible”.
Theresa May, sin embargo, aún tiene pendiente sobre su cabeza la espada de Damocles que representa la ira del Partido Democrático Unionista (DUP) de la provincia británica de Irlanda del Norte.
La DUP acusa a la primera ministra británica de "romper su promesa" y amenaza con retirar su apoyo en la decisiva votación del acuerdo del Brexit prevista para diciembre.
May necesita imperiosamente el respaldo de los 10 diputados del DUP para no quedar en minoría. Los unionistas lanzaron una clara advertencia al respecto al decir que no podrá contar con sus votos si permite una separación “regulatoria” de Irlanda del Norte con respecto al resto del Reino Unido.
"El gobierno rompió su promesa y debe atenerse a las consecuencias", dijo el portavoz del Partido Democrático Unionista para el Brexit, Sammy Wilson.