Tras la detención del último padrino de la mafia siciliana, Matteo Messina, se supo que el capo ocupaba un apartamento reformado y que según los vecinos salía de día a tomar café, comer pizza y hacer compras.
Incluso dicen que se movía con papeles falsos y que se hacía pasar por médico para no ser identificado.
Los "escuadrones de cazadores", que son unidades especializadas del cuerpo de carabineros, rastrean incansablemente a jefes del crimen organizado de Sicilia o Calabria que han pasado a la clandestinidad.
En el corazón de los pueblos y aldeas donde nacieron y cometieron sus primeros crímenes de sagas a menudo sangrientas, cuentan con la protección de cómplices incondicionales, aunque siempre están expuestos a algún tipo de traición.
"Ir a la cárcel para un mafioso es un fracaso. El mafioso quiere morir en su cama, no en una celda", dice el periodista especializado Attilio Bolzoni.
Sin embargo, dos de los más temidos padrinos de la mafia siciliana, Toto Riina y Bernardo Provenzano, murieron tras las rejas.
El mismo final le espera a Matteo Messina Denaro, detenido esta semana tras permanecer 30 años prófugo, y quien se ocultaba a pocos kilómetros de su ciudad natal, Castelvetrano.
El último padrino de la mafia siciliana ocupaba un apartamento reformado y según los vecinos de Campobello di Mazara salía de día a tomar un café, a comer pizza y a hacer algunas compras.
El capo se movía con papeles falsos y se hacía pasar por médico. También han sonado los casos de otros que usan pelucas, se visten como mujeres o se someten a operaciones cosméticas.
Búnker y cabañas
Los mafiosos en fuga de Italia a menudo se esconden en lo que se llama un "búnker", que son sótanos convertidos en dormitorios, con baños y cocina, algunos en casas individuales, otros en fincas o pequeños edificios.
A ellos se accede a través de entradas ocultas, detrás de muebles, alfombras, falsos pisos o de un espejo. Sus anfitriones suelen ser amigos, socios o familiares que los abastecen regularmente, con quienes juegan a las cartas y celebran la Navidad.
Según el periódico Il Corriere della Sera, los investigadores encontraron preservativos y cajas de Viagra en el escondite de Messina, por lo que seguramente no le faltó la compañía.
En 2016, dos líderes de la 'Ndrangheta, la mafia calabresa, fueron descubiertos en un miserable "búnker" enclavado en la montaña, en medio de un bosque, donde "vivían como animales", según explicó un fiscal.
Toto Riina, el capo de Corleone, apodado "La bestia" por su fiereza, vivió en el centro de Palermo hasta su detención en 1993 en una villa-búnker.
Cómplices de alto nivel
"Un prófugo, entre los más buscados en el mundo, necesita protección y dinero", detalle Anna Sergi, criminóloga, a propósito de Matteo Messina Denaro, cuyo patrimonio -por definición desconocido- se cifra en cientos de millones de euros, según los medios italianos.
Además de su familia y sus secuaces, los mafiosos han beneficiado durante mucho tiempo del apoyo de personalidades de alto nivel del Estado y de algunos partidos políticos.
Cuentan con cómplices entre la policía, en la justicia, las empresas y hasta en la Iglesia.
"Tienen conexiones en todas partes. Los informan sobre los operativos policiales, pero sobre todo se pueden esconder por años", explicó el escritor Roberto Saviano.
"Pueden contar con una red de personas que arriesgan la vida para protegerlos, porque les pagan generosamente o porque son objeto de chantajes", asegura Sergi.
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