Más allá de las habituales declaraciones de buena voluntad, laCumbre de los “7 Grandes” (G-7) del planeta que se celebra enTaormina, inició en medio no solo de imponentes medidas deseguridad, sino de un sombrío y complejo panorama internacional,ante el cual los líderes reunidos en la atractiva localidadsiciliana, no parecen encontrar recetas eficaces y sobre todocomunes, a causa de sus evidentes divisiones. Una especie depreocupante incapacidad para afrontar eficazmente los grandes retosde hoy.
Retos globales, que sin embargo, como se está confirmandotambién en esta ocasión, chocan con los inevitables interesesnacionales, una actitud que a lo largo de los años ha impedido larealización de una estrategia común acerca de varios temas. Comosubrayó el jefe del gobierno italiano, Paolo Gentiloni, anfitriónde la reunión: “De esta Cumbre –anticipó- esperamosresultados, si bien estamos conscientes que no será algosimple”.
Un acuerdo se alcanzó sobre la “prioridad” que representala lucha al terrorismo, estimulado también después del atentadode Manchester y de la noticia que llegó al inicio de la Cumbre delulterior ataque en Egipto contra cristianos coptos.
Los “7” decidieron involucrar en el combate contra estefenómeno a los colosos del “web”, considerando que a menudointernet “se convierte en una especie de antesala de actosterroristas”. El llamado por lo tanto está dirigido a losproveedores y servidores de la red para que multipliquen susesfuerzos en “la localización de material de índoleterrorista”.
Un acuerdo, o más bien un compromiso, se logró en tema demigración, fijando sin límites precisos. Efectivamente, en elborrador del documento final (este como otros argumentos serándefinidos hoy en la segunda y última jornada de la Cumbre), se leeque “aun sosteniendo los derechos humanos de los migrantes yrefugiados”, los siete “grandes” del planeta “reafirman losderechos soberanos de controlar las propias fronteras y establecerlímites claros” al número de inmigrantes por recibir,considerando estas medidas elementos clave para su seguridadnacional y su bienestar económico.
Tal vez por primera vez, los “7 grandes” se encontraron sintener en la mesa las conclusiones prácticamente definitivas, loque da una idea de las dificultades para encontrar un real acuerdopara afrontar, unidos y con una sola voz, los grandes problemas delmundo de hoy.
Pendientes quedaron los importantes temas del medioambiente y del comercio, a causa sobre todo de la posición delgobierno de Donald Trump, contrariamente a la mayoría de losdemás países. Los acuerdos de París sobre el clima, como sepreveía, no encontraron el consenso del actual ejecutivo deWashington, que decidió realizar sobre el tema una “reflexióninterna”, antes de tomar una decisión definitiva.
Sobre el comercio, Washington privilegia el retorno alproteccionismo, diversamente a los demás socios y será difícilque se llegue a un acuerdo común. Estados Unidos habría aceptadoincluir solamente un lenguaje genérico en el documento final, queno define claramente las posiciones, como “promover laprosperidad económica y el crecimiento global”. Un posiblealiado, inesperado, Trump pareció haberlo encontrado en el nuevopresidente de Francia, Emanuel Macrom, quien pronuncio algunascríticas hacia la globalización.
Sin contar con las diversas posiciones entre Europa y EstadosUnidos acerca de las relaciones con la Rusia de Vladmir Putin. LaUnión Europea (UE) quiere mantener las sanciones hacia Rusia acausa del “caso Ucrania”, contrariamente a la administraciónde Donad Trump.
Se podría anticipar que el “G-7” de Taorminaterminará con un comunicado final “ligero” de solo 7 péginas,contra las 30-40 que han caracterizado la conclusión de lasCumbres precedentes. En verdad, más que un documento final setratará de una Declaración de intentos.