/ domingo 21 de abril de 2019

El actor Zelenski desbanca a Poroshenko de la Presidencia ucraniana

Según los sondeos divulgados por la televisión ucraniana, Zelenski ganó los comicios con entre el 72 y 74% de los votos

PARÍS. La victoria del humorista Volodymyr Zelensky en la elección presidencial de Ucrania confirma la fuerte tendencia que se manifiesta algunos países democráticos, donde las sociedades buscan canalizar sus expectativas de cambio fuera del sistema de partidos.

Zelensky se consagró ayer como próximo jefe de Estado de Ucrania tras vencer con más de 73% de los votos al actual presidente Petro Poroshenko en la segunda vuelta de la elección presidencial.

Ese diplomado en leyes de 47 años -que nunca ejerció de abogado- es un actor famoso en país, pero sin experiencia política. Gran parte de su éxito se lo debe al personaje que interpretaba en un popular programa de televisión, donde satirizaba a un presidente parecido a Poroshenko. Otra parte de su arrollador ascenso político se lo debe al magnate ucraniano Igor Kolomoiski, dueño del canal 1+1 y enemigo acérrimo de Poroshenko, que impulsó a Zelenski a lanzarse a la carrera presidencial para ridiculizar al presidente y reducir sus posibilidades electorales.

Zelensky tuvo la astucia de eclipsarse detrás de la imagen de Vasil Holoborodko -el presidente de ficción que interpretaba en su serie- para convertir una audiencia de 20 millones de espectadores en votos.

Por una vez, sin embargo, la ficción no consiguió superar a la realidad. Durante la campaña y en los debates surrealistas que mantuvo con su rival, Zelensky demostró que no tenía programa, concepciones políticas originales, proyectos ambiciosos ni la menor idea de cómo combatir la corrupción que mina al país o la grave crisis económica provocada por la guerra civil en las regiones del este del país.

Zelensky está dispuesto a dialogar con el presidente Vladimir Putin / Foto: AFP

Además de la importancia que tuvo en el resultado final la popularidad lograda a través de la televisión, su victoria electoral parece confirmar la tendencia de fondo que se acentúa desde hace años en numerosos países occidentales: en algunas democracias modernas, donde las elecciones estaban consideradas como la forma de participación más importante, los partidos están dejando de ser los actores fundamentales de la vida política o dejan espacio para la aparición de movimientos alternativos que surgen desde las entrañas de la ciudadanía. El ejemplo más visible de esa tendencia se produjo en 2016 con la elección del empresario Donald Trump -sin ninguna experiencia políticacomo presidente de Estados Unidos.

Incluso en Europa, donde las instituciones parecían más consolidadas, se redujo drásticamente la confianza de las sociedades en la democracia y en los partidos políticos. Actualmente, casi 80% de la opinión pública europea no confía en los gobiernos, los partidos políticos ni los parlamentos, según Eurobarómetro.

La victoria de Zelensky en Ucrania puede tener un sentido diferente, pero sólo si logra mantener el respaldo de la opinión pública para afrontar las pruebas que le depara el futuro: la lucha contra la corrupción, la severa política de austeridad que deberá aplicar para salir de la crisis y -sobre todo- las dificultades en las relaciones con Rusia. De lo contrario, anti-sistema es sólo un sinónimo de populismo, como en Italia con el Movimiento Cinco Estrellas creado por Beppe Grillo, que llegó al poder (junto con la Liga de Matteo Salvini) pero ha sido incapaz de encarnar una transformación de la vida política.

PARÍS. La victoria del humorista Volodymyr Zelensky en la elección presidencial de Ucrania confirma la fuerte tendencia que se manifiesta algunos países democráticos, donde las sociedades buscan canalizar sus expectativas de cambio fuera del sistema de partidos.

Zelensky se consagró ayer como próximo jefe de Estado de Ucrania tras vencer con más de 73% de los votos al actual presidente Petro Poroshenko en la segunda vuelta de la elección presidencial.

Ese diplomado en leyes de 47 años -que nunca ejerció de abogado- es un actor famoso en país, pero sin experiencia política. Gran parte de su éxito se lo debe al personaje que interpretaba en un popular programa de televisión, donde satirizaba a un presidente parecido a Poroshenko. Otra parte de su arrollador ascenso político se lo debe al magnate ucraniano Igor Kolomoiski, dueño del canal 1+1 y enemigo acérrimo de Poroshenko, que impulsó a Zelenski a lanzarse a la carrera presidencial para ridiculizar al presidente y reducir sus posibilidades electorales.

Zelensky tuvo la astucia de eclipsarse detrás de la imagen de Vasil Holoborodko -el presidente de ficción que interpretaba en su serie- para convertir una audiencia de 20 millones de espectadores en votos.

Por una vez, sin embargo, la ficción no consiguió superar a la realidad. Durante la campaña y en los debates surrealistas que mantuvo con su rival, Zelensky demostró que no tenía programa, concepciones políticas originales, proyectos ambiciosos ni la menor idea de cómo combatir la corrupción que mina al país o la grave crisis económica provocada por la guerra civil en las regiones del este del país.

Zelensky está dispuesto a dialogar con el presidente Vladimir Putin / Foto: AFP

Además de la importancia que tuvo en el resultado final la popularidad lograda a través de la televisión, su victoria electoral parece confirmar la tendencia de fondo que se acentúa desde hace años en numerosos países occidentales: en algunas democracias modernas, donde las elecciones estaban consideradas como la forma de participación más importante, los partidos están dejando de ser los actores fundamentales de la vida política o dejan espacio para la aparición de movimientos alternativos que surgen desde las entrañas de la ciudadanía. El ejemplo más visible de esa tendencia se produjo en 2016 con la elección del empresario Donald Trump -sin ninguna experiencia políticacomo presidente de Estados Unidos.

Incluso en Europa, donde las instituciones parecían más consolidadas, se redujo drásticamente la confianza de las sociedades en la democracia y en los partidos políticos. Actualmente, casi 80% de la opinión pública europea no confía en los gobiernos, los partidos políticos ni los parlamentos, según Eurobarómetro.

La victoria de Zelensky en Ucrania puede tener un sentido diferente, pero sólo si logra mantener el respaldo de la opinión pública para afrontar las pruebas que le depara el futuro: la lucha contra la corrupción, la severa política de austeridad que deberá aplicar para salir de la crisis y -sobre todo- las dificultades en las relaciones con Rusia. De lo contrario, anti-sistema es sólo un sinónimo de populismo, como en Italia con el Movimiento Cinco Estrellas creado por Beppe Grillo, que llegó al poder (junto con la Liga de Matteo Salvini) pero ha sido incapaz de encarnar una transformación de la vida política.

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