MADRID. El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, de 79 años, contra el que la Fiscalía de su país dictó una orden de detención, aseguró en Madrid que regresar a Nicaragua supondría la cárcel y, por lo tanto, la muerte para él, por la falta de cuidados médicos: “ellos son muy despiadados”.
En un acto organizado por el Instituto Cervantes, Ramírez denunció “el exilio forzado” que le impone “una dictadura”, en alusión al gobierno de su país, el del presidente Daniel Ortega.
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Ramírez, Premio Cervantes 2017, que fue vicepresidente durante el primer gobierno sandinista (1979-1990) y ahora es crítico de Ortega, fue acusado por la Fiscalía de “realizar actos que fomentan e incitan al odio y la violencia”.
“Es lo más duro a lo que alguien puede ser sometido, saber que no puede volver a su país, que tiene las puertas cerradas, por la mano de una dictadura enemiga de los libros”, añadió, en presencia de su colega cubano Leonardo Padura, del ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, y del director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.
Sin embargo, dijo que no se le persigue como líder político, sino por su última novela, que se publica esta semana en España, y “que desnuda los atropellos, las violaciones a los derechos humanos, el asesinato de decenas de jóvenes desarmados en las calles de Managua y otras ciudades del país en el año 2018”.
Se trata de la novela negra “Tongolele no sabía bailar”, que la editorial Alfaguara publica el próximo 16 de septiembre en la que el autor habla del fin del sueño de la revolución, el “detonante” de su situación.
En declaraciones a los periodistas tras el evento, Ramírez indicó que no puede estar preso sin cuidados médicos: “Y ellos son muy despiadados. Hay prisioneros que pasan las 24 horas con la luz encendida, otros en celdas de aislamiento”.
Y recordó que Somoza le impuso una pena de prisión por delitos muy parecidos, incitación al terrorismo, asociación ilícita para delinquir, “Y yo regresé a enfrentar las acusaciones a Nicaragua y Somoza no se atrevió a meterme en la cárcel, pero yo tenía entonces 30 años. Esa es la pequeña diferencia”.
Por el momento, buscará cómo “acomodar” su vida al exilio. Ahora él y su esposa están en Costa Rica, donde vivió anteriormente durante 14 años, país al que agradeció su acogida.
Otras opciones, dijo , son que se quede a vivir en España o en México. Por el momento se quedará en España.
En tanto, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, urgió al gobierno de Nicaragua que cese la “persecución” contra la oposición, la prensa y la sociedad civil, en aumento a medida que se acercan las elecciones del 7 de noviembre.
“Resulta imperativo que el gobierno (de Nicaragua) vuelva a garantizar el pleno ejercicio de los derechos civiles y políticos de todas las y los nicaragüenses; que cese la persecución contra la oposición, la prensa y la sociedad civil”, subrayó Bachelet en la 48ª sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.
La expresidenta chilena reclamó además a Ortega que “libere de inmediato y sin condiciones a más de 130 personas detenidas” aún desde las manifestaciones que estallaron en abril de 2018, y que dejaron más de 300 muertos.
Un total de 36 opositores y críticos del gobierno han sido detenidos entre junio y agosto, entre ellos siete aspirantes a la presidencia.