El guía supremo de Irán, Alí Jamenei, rompió su silencio acusando a los “enemigos” de su país de unirse para dañar al régimen, en el sexto día de un gran movimiento de protesta marcado por la violencia.
Nueve personas murieron durante la última noche en el centro de Irán, donde los manifestantes intentaron tomar por asalto una comisaría.
En total 21 personas, entre ellas 16 manifestantes, murieron desde el jueves, cuando empezaron en la ciudad de Mashhad las protestas contra las dificultades económicas y el poder, que luego se extendieron por todo el país.
En su primera declaración desde el inicio de las protestas, el ayatolá Jamenei aseguró en la televisión oficial que “los enemigos (de Irán) se han unido y están usando todos sus medios, su dinero, sus armas, sus políticas y sus servicios de seguridad para crear problemas para el régimen islámico”.
La embajadora estadounidense en la ONU, Nikki Haley, dijo este martes que Washington pedirá una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad sobre las protestas en Irán.
“La ONU debe pronunciarse en los próximos días, llamaremos a una sesión de urgencia”, dijo la diplomática responsable de Estados Unidos.
El principal grupo reformista iraní, presidido por el expresidente Mohamad Jatami, condenó la violencia de los “alborotadores” que “aprovecharon las manifestaciones y las protestas pacíficas para (...) destruir bienes públicos e insultar los valores religiosos y nacionales sagrados”.
También denunció el apoyo de “los enemigos del pueblo iraní, con el gobierno de Estados Unidos a la cabeza (...) a las acciones violentas”.