BOGOTÁ. La precaria situación de los profesionales de la salud ante la pandemia del coronavirus presenta un panorama desolador en Latinoamérica, donde la mayoría de los países no alcanza el umbral de los 2 médicos por cada mil habitantes, y se teme un colapso a corto plazo de los sistemas por la histórica escasez de recursos en la región.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que el promedio de médicos por cada mil habitantes en Latinoamérica es de 2.2 y el de enfermeros llega a 1.5, frente a un 2.28 de personal sanitario establecido como mínimo necesario para prestar servicios esenciales.
A nivel mundial se estima que hay 1.5 médicos por cada mil habitantes. En África sólo hay 0.2 médicos por cada mil habitantes, frente a un 3.4 en Europa.
Latinoamérica ya presentaba una situación compleja en sus sistemas de salud, con una inversión mucho menor que la de Europa, una extendida inconformidad salarial y donde alrededor de 70% de naciones apenas toca el umbral del personal sanitario requerido.
Ahora es prioritario "que todos los países de Latinoamérica amplíen su capacidad en términos de profesionales y medidas de distanciamiento social", advierte el subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa.
Cifras del Banco Mundial (BM) ubican en un extremo a países como Haití, con apenas 0.2 médicos por cada mil habitantes, Honduras (0.3), Guatemala (0.4), Guyana (0.8) y Nicaragua (1).
Luego están México, con 2.5, y Colombia (2.1), seguidos de naciones como Brasil o Perú, con cifras que oscilan entre 1 y 2.
La pandemia tiene además contra las cuerdas a los médicos pues varios de ellos han perdido la vida en medio de denuncias de falta de equipos de protección.
A esto hay que añadir que docenas de enfermeras y personal de salud han sido víctimas de diversas agresiones, además de segregación por temor a ser contagiados de coronavirus.
A pesar de que en Latinoamérica y Europa los pobladores aplauden en las noches al personal médico por trabajar en la primera línea con recursos limitados contra el virus, también hay una creciente tendencia de agresión contra ellos en pequeños sectores de Argentina, Colombia, Chile, México y Panamá.
En Bogotá, donde está casi la mitad de los 2 mil 979 infectados de Colombia, el anestesiólogo Santiago Osorio fue obligado por la administración del conjunto residencial donde vive a no hacer uso de las áreas comunes "para evitar que contagie a alguno de los vecinos", según confesó.
En Buenos Aires, la ciudad argentina más golpeada por el coronavirus, María José Colina, médica y vocera de la Red Integral de Médicos Argentina, confesó que le preocupa que varios colegas han recibido "notas agresivas, con amenazas y hostigamientos en sus edificios o en la calle".
En algunas zonas de Panamá y Chile los choferes han prohibido a las enfermeras subir al transporte público y, cuando las dejan, los pasajeros se hacen a un lado con muecas de desagrado, según relataron gremios médicos.