PARÍS, Francia. Después de haber sufrido una ola de atentados yihadistas, Francia enfrenta ahora la amenaza de una célula estructurada de ultraderecha que proyectaba asesinar a dos importantes dirigentes políticos y atacar con bombas varios objetivos musulmanes.
El desmantelamiento de ese grupo parece confirmar una radicalización acelerada de la política francesa, susceptible de provocar atentados y enfrentamientos contra instalaciones y miembros de la comunidad musulmana.
El grupo detenido, que operaba en la clandestinidad desde hace años, quedó totalmente desmantelado cuando los organismos de seguridad a cargo de la lucha antiterrorista detuvieron en París y Marsella a 10 jóvenes -nueve hombres y una mujer de 17 a 25 años- sospechosos de integrar una célula.
El grupo fue desarticulado tres meses después del arresto de su presunto jefe, Logan Nisin. Detenido y encarcelado el 1 de julio pasado, ese joven de 21 años, ex militante del grupo de ultraderecha Acción Francesa (AF) es un admirador de Anders Breivik, el extremista noruego que en 2011 asesinó a 77 personas en Oslo y en la isla de Utoya (Noruega).
La policía descubrió que, además de esos proyectos, el grupo estudiaba los posibles asesinatos del portavoz del gobierno francés, Christophe Castaner, y el líder del movimiento de ultraizquierda Jean-Luc Melenchon.