Groenlandia, que Donald Trump quiere que Estados Unidos compre, es un inmenso territorio a primera vista poco atractivo, pero sus recursos naturales y la situación geográfica lo convierten en una cuestión importante frente a Rusia y China en el Ártico.
La oferta de compra de Trump fue rechazada por Dinamarca y las autoridades de Groenlandia, razón por la cual el presidente estadounidense anuló una visita a Copenhague prevista para septiembre.
"Tierra Verde"
Groenlandia, "Tierra Verde" en danés, sólo tiene de vegetal el nombre, puesto que el 85% de la superficie de la isla de dos millones de km2 (equivalente a la superficie de México) está cubierta de hielo.
Fue una colonia danesa hasta 1953, año en que se unió al Reino de Dinamarca, que consta de tres comunidades (Dinamarca, Islas Feroe y Groenlandia).
En 1979, Groenlandia accedió al estatuto de "territorio autónomo".
Los 55 mil habitantes, de los cuales 17 mil viven en Nuuk, la capital, son en su mayoría inuits (esquimales), originalmente provenientes de Asia central.
En el centro del calentamiento
Según la Organización Meteorológica Mundial, el nivel de los océanos continúa aumentando una media de aproximadamente 3,3 mm por año, y este fenómeno parece estar acelerándose: lo ha hecho del 25 al 30% más rápido entre 2004 y 2015 en comparación con el periodo 1993-2004.
El derretimiento del casquete glaciar de Groenlandia representa el 25% de este aumento, contra apenas el 5% hace 20 años, y es probable que aumente a medida que se fundan los glaciares y calotas (capas) de hielo.
Si desapareciera por completo, el hielo derretido de este territorio elevaría el nivel de los océanos en siete metros.
Gemas y petróleo
Si bien Groenlandia exporta pescado, son sobre todo sus entrañas las que atraen el interés de las grandes potencias extranjeras: el subsuelo de Groenlandia contiene minerales y piedras preciosas (oro, rubíes, uranio, olivino -roca ígnea) e importantes reservas de crudo y gas.
Pekín cuenta con una licencia para explotar una mina de tierras raras.
El derretimiento de los glaciares además provoca la formación de una especie de harina de roca, muy rica en minerales, que puede utilizarse como fertilizante en suelos agotados o áridos, en África o América del Sur, por ejemplo.
Ruta del Norte
Al finalizar la Guerra Fría, Washington abandonó el Ártico, pero esta situación cambió con las nuevas pretensiones chinas y el intervencionismo ruso más allá de sus fronteras.
China ha desarrollado una presencia que por ahora tiene un carácter sobre todo económico y científico. Teje su red para obtener mercados y, eventualmente, beneficiarse de la ruta del Norte, que acorta la distancia entre los océanos Pacífico y Atlántico.
En cuanto a Rusia, espera convertirse en la primera potencia económica y militar en el Ártico, también aprovechando la ruta del Norte y la apertura del pasaje del Noreste, lo que simplificaría el suministro de hidrocarburos al sudeste asiático.
Codiciada desde antaño
Pero, además, ésta no es la primera vez que Estados Unidos intenta poner sus manos en Groenlandia. Ya en 1867, el departamento de Estado había expresado su interés. Después, finalizada la Segunda Guerra Mundial, en 1946, el presidente Harry S. Truman ofreció por la enorme isla 100 millones de dólares de la época, en oro, y territorios en Alaska. Fue en vano.
En cambio, los estadounidenses sí lograron instalar su base aérea de Thulé en el extremo noroeste de Groenlandia. Con 600 hombres, esta base de la OTAN dispone de sistemas de detección de misiles balísticos y vigilancia satelital.
Trump debe haber consultado un manual de historia. Dinamarca le vendió a su país en 1916 por 25 millones de dólares las Indias Occidentales danesas, en las Antillas, convertidas en Islas Vírgenes de Estados Unidos.