Roma.- Los números son significativos. En todo el mundo, 100millones de niños y jóvenes se ven afectados cada año pordesastres y 230 millones viven en zonas devastadas por guerras yconflictos armados. De tal manera, se reduce considerablemente lacapacidad de una familia para proporcionar alimentos, educación yprotección adecuados a sus hijos, lo que incrementa laprevalencia, y la gravedad, del trabajo infantil, incluidas suspeores formas.
Se calcula -afirma la FAO- “que hay 168 millones deniños trabajadores en el mundo, de los cuales 98 millones (casi el60 por ciento) participan en tareas agrícolas. Lamayoría lo hace como miembro de la familia -sin ser remunerados- ya menudo en edad temprana. Puede tratarse incluso de un trabajopeligroso, que incluye la exposición a pesticidas, maquinariapeligrosa, cargas pesadas y jornadas largas. Niños y adolescentesque trabajan en la agricultura están expuestos a mayores lesionesy tienen indices de muerte superiores a los adultos.
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La denuncia proviene de la Organización de las Naciones Unidaspara la Agricultura y la Alimentación (FAO), la cual instó a lacomunidad internacional a combatir este grave problema e integrarloen los programas de seguridad alimentaria y nutrición que hacenfrente a las crisis y a los desastres.
Con ese fin, la FAO publicaun manual que tiende a prevenir la plaga deltrabajo infantil en conflictos y desastres. En una crisis–precisa la Organización-, los niños separados de sus familiaspueden necesitar trabajar para sobrevivir. Las familias puedensacar a los niños de la escuela y ponerlos a trabajar; las malascosechas aumentan las posibilidades de que los niños trabajen paramantener a la familia. En situaciones de conflicto, los riesgosfísicos, como son las armas de fuego u las minas terrestres, hacenmas peligroso el trabajo infantil en la agricultura. Los niños–ademas- pueden ser enviados desde los campos de refugiados arealizar trabajos agrícolas, o a recolectar agua y combustible alugares donde existe el riesgo de sufrir violencia y abusos.
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La FAO subraya que en muchas comunidades rurales, los niñosayudan en el hogar, cuidando de los animales y recolectando frutasy verduras. Sin embargo, “los conflictos y los desastres puedenempujar a los niños hacia tareas no adecuadas para su edad, quepuede perjudicar su desarrollo físico y mental y los priva de laoportunidad de aprender. El trabajo infantil durante una crisisperpetua el ciclo intergeneracional de la pobreza y dificulta larecuperación.