/ domingo 21 de abril de 2019

La vaca, un animal político en la India

La proliferación de ganado vagando por los campos de la India se ha convertido en un problema que enfrenta al partido gobernante de los nacionalistas hindúes con los indios musulmanes que ha escalado hasta la violencia

Raghuvir Singh Meena está harto de los estragos causados en sus campos de garbanzo por las vacas errantes protegidas por los nacionalistas hindúes y cree que se llegó demasiado lejos. Tanto, que ya hubo linchamientos en nombre de este animal “sagrado”.

Y es que las vacas errantes se han convertido en un quebradero de cabeza en la India. Su número se ha multiplicado desde la llegada al poder en 2014 de los nacionalistas hindúes de Narendra Modi.

El jefe del gobierno y su Bharatiya Janata Party (BJP, Partido del Pueblo Indio) defendieron a ultranza a este animal venerado por el hinduismo con numerosas medidas.

Medidas que no son del agrado de los agricultores, en su mayoría hindúes. Acusan al BJP de haber generado "una nueva amenaza" para su modo de vida.

"Lo hemos intentado todo, los espantajos y las alambradas, pero los animales errantes no pierden la ocasión de devorar nuestros cultivos", cuenta Raghuvir Singh Meena, mientras echa un vistazo a sus campos del distrito de Pilani, en Rajastán, un estado del oeste de India.

Los nacionalistas hindúes "persiguen sus objetivos políticos, no se preocupan de los agricultores pobres", declara.

CADENA PERPETUA

Mientras para los hinduistas (82% de la población) es un animal sagrado, para los musulmanes (14%) es fuente de alimento y otros productos. En el país hay cerca de 38 millones de vacas, sin embargo, en 22 de los 29 estados está prohibido matarlas.

Es por ello que, desde que en la India gobiernan los nacionalistas la vaca se ha convertido en un animal político, incluso, hay quien los acusa de utilizar el debate en torno a la vaca para atraer electores.

Los detractores del BJP aseguran que el amparo del gobierno fomentó milicias de defensores de las vacas que atacan con total impunidad a miembros de la minoría musulmana o de la comunidad marginal de los dalits (antes conocidos como intocables) porque sospechaban que consumían carne de ternera, mataban a estos animales o comerciaban con ellos.

Entre mayo de 2015 y diciembre de 2018, 44 personas murieron en linchamientos cometidos en nombre de la vaca sagrada, entre ellas 36 musulmanes, según un recuento de Human Rights Watch, que acusó a la policía de cerrar los ojos ante la violencia, llegando incluso a abrir diligencias contra las víctimas en vez de contra los agresores.

En Rajastán y en muchos estados de la India, un país oficialmente laico y con un 14 por ciento de población musulmana, se prohíbe matar y consumir carne de vacuno, las vacas están protegidas por la ley, y quien mate a una de ellas puede recibir cadena perpetua y provocar enfrentamientos religiosos.

“En el imaginario de los hindúes el animal es considerado un dios que provee alimento, que provee leche como una mamá a un bebé, por eso es tan importante", explicó al portal France 24, Kamal Yadav, abogado y subinspector de la policía central de la ciudad de Hyderabad, al sur de la India.

Con el apoyo del BPJ, partido del primer ministro Modri, cada día se abren más refugios para estos animales y, al mismo tiempo, cierran mataderos, cuyos propietarios en muchos casos son musulmanes.

Apoyar el negocio de la vaca sagrada es toda una hazaña política, una alianza intocable con sus electores, una apuesta a largo plazo por el poder.

"Mientras los indios conserven sus opiniones sagradas de la vaca, cualquier partido no secular que desee obtener su voto lo usará en su beneficio y proyectará el mandato de ser 'provaca'. Ya que es difícil hacer promesas económicas creíbles (como empleos o educación) es más barato ofrecer protección religiosa a la mayoría", dijo a France 24, Rishabh Kumar, profesor de economía en la Universidad Estatal de California e investigador sobre economía y desigualdad en India.".

La crispación político-religiosa en torno a la vaca, el endurecimiento de la legislación para los sectores cárnicos y del cuero (tradicionalmente en manos de los musulmanes) y el miedo a actos violentos han causado trastornos en el comercio del ganado.

Los ganaderos prefieren abandonar las vacas viejas o enfermas a venderlas a un matadero, lo que hace que muchas acaben errando por los caminos.

"A causa de estos protectores de vacas, ahora ya nadie se atreve a tocar una", dice Sumer Singh Punia, un antiguo jefe de aldea del distrito de Churu. "No hay bastantes refugios para las vacas y los existentes están tan sobrepoblados que cada día muere un animal".

"Somos hindúes, no queremos hacer daño a la vaca pero no podemos permitirnos guardar y alimentar a tantas vacas errantes cuando ya nos cuesta llegar a fin de mes", añade.

En 2017, el gobierno de Modi decretó una prohibición federal de venta de ganado (vacas, búfalos, bueyes, camellos...) a mataderos bajo el pretexto de la lucha contra el sufrimiento animal. Sus adversarios lo interpretaron como un intento de imponer el vegetarianismo en la India, un hábito alimentario de los tradicionalistas hindúes pero minoritario entre la población.

El Tribunal Supremo acabó revocando la prohibición.

Así, los indios musulmanes dueños de mataderos, transportadores o consumidores de carne, se vuelven vulnerables ante los extremistas adoradores de la vaca. Como el grupo armado Gau Raksha que presume de su férrea defensa de los bovinos: "Para proteger a las vacas daríamos la vida y también la quitaríamos. Arderás en el infierno si matas a una vaca", afirman.

VAGAN POR EL CAMPO

Según el exjefe de aldea Punia, muchos votantes de su distrito rural dudan en apoyar de nuevo a Modi en las elecciones de este año, que terminan el 19 de mayo.

"El gobierno nos dio un poco de dinero para ocuparnos de las vacas errantes pero apenas llega y los pagos son aleatorios", cuenta.

Algunos lugareños juntan ahorros para construir refugios para las vacas errantes, al menos durante la cosecha. En diciembre y enero unos agricultores exasperados de Uttar Pradesh las encerraron en colegios públicos para que no dañaran sus campos.

Para Gurpreet Mahajan, profesora de la universidad Jawaharlal Nehru de nueva Delhi, el BJP usó la vaca como símbolo religioso y cultural pero sin medir las consecuencias.

Sandeep Kajla, director de la ONG Gramya Bharat Jan Chetna Yatra, estima que "el gobierno debe tomar medidas concretas. "Hay cientos de vacas rondando ¿Cómo va un agricultor a vigilar tantas vacas?"

Raghuvir Singh Meena está harto de los estragos causados en sus campos de garbanzo por las vacas errantes protegidas por los nacionalistas hindúes y cree que se llegó demasiado lejos. Tanto, que ya hubo linchamientos en nombre de este animal “sagrado”.

Y es que las vacas errantes se han convertido en un quebradero de cabeza en la India. Su número se ha multiplicado desde la llegada al poder en 2014 de los nacionalistas hindúes de Narendra Modi.

El jefe del gobierno y su Bharatiya Janata Party (BJP, Partido del Pueblo Indio) defendieron a ultranza a este animal venerado por el hinduismo con numerosas medidas.

Medidas que no son del agrado de los agricultores, en su mayoría hindúes. Acusan al BJP de haber generado "una nueva amenaza" para su modo de vida.

"Lo hemos intentado todo, los espantajos y las alambradas, pero los animales errantes no pierden la ocasión de devorar nuestros cultivos", cuenta Raghuvir Singh Meena, mientras echa un vistazo a sus campos del distrito de Pilani, en Rajastán, un estado del oeste de India.

Los nacionalistas hindúes "persiguen sus objetivos políticos, no se preocupan de los agricultores pobres", declara.

CADENA PERPETUA

Mientras para los hinduistas (82% de la población) es un animal sagrado, para los musulmanes (14%) es fuente de alimento y otros productos. En el país hay cerca de 38 millones de vacas, sin embargo, en 22 de los 29 estados está prohibido matarlas.

Es por ello que, desde que en la India gobiernan los nacionalistas la vaca se ha convertido en un animal político, incluso, hay quien los acusa de utilizar el debate en torno a la vaca para atraer electores.

Los detractores del BJP aseguran que el amparo del gobierno fomentó milicias de defensores de las vacas que atacan con total impunidad a miembros de la minoría musulmana o de la comunidad marginal de los dalits (antes conocidos como intocables) porque sospechaban que consumían carne de ternera, mataban a estos animales o comerciaban con ellos.

Entre mayo de 2015 y diciembre de 2018, 44 personas murieron en linchamientos cometidos en nombre de la vaca sagrada, entre ellas 36 musulmanes, según un recuento de Human Rights Watch, que acusó a la policía de cerrar los ojos ante la violencia, llegando incluso a abrir diligencias contra las víctimas en vez de contra los agresores.

En Rajastán y en muchos estados de la India, un país oficialmente laico y con un 14 por ciento de población musulmana, se prohíbe matar y consumir carne de vacuno, las vacas están protegidas por la ley, y quien mate a una de ellas puede recibir cadena perpetua y provocar enfrentamientos religiosos.

“En el imaginario de los hindúes el animal es considerado un dios que provee alimento, que provee leche como una mamá a un bebé, por eso es tan importante", explicó al portal France 24, Kamal Yadav, abogado y subinspector de la policía central de la ciudad de Hyderabad, al sur de la India.

Con el apoyo del BPJ, partido del primer ministro Modri, cada día se abren más refugios para estos animales y, al mismo tiempo, cierran mataderos, cuyos propietarios en muchos casos son musulmanes.

Apoyar el negocio de la vaca sagrada es toda una hazaña política, una alianza intocable con sus electores, una apuesta a largo plazo por el poder.

"Mientras los indios conserven sus opiniones sagradas de la vaca, cualquier partido no secular que desee obtener su voto lo usará en su beneficio y proyectará el mandato de ser 'provaca'. Ya que es difícil hacer promesas económicas creíbles (como empleos o educación) es más barato ofrecer protección religiosa a la mayoría", dijo a France 24, Rishabh Kumar, profesor de economía en la Universidad Estatal de California e investigador sobre economía y desigualdad en India.".

La crispación político-religiosa en torno a la vaca, el endurecimiento de la legislación para los sectores cárnicos y del cuero (tradicionalmente en manos de los musulmanes) y el miedo a actos violentos han causado trastornos en el comercio del ganado.

Los ganaderos prefieren abandonar las vacas viejas o enfermas a venderlas a un matadero, lo que hace que muchas acaben errando por los caminos.

"A causa de estos protectores de vacas, ahora ya nadie se atreve a tocar una", dice Sumer Singh Punia, un antiguo jefe de aldea del distrito de Churu. "No hay bastantes refugios para las vacas y los existentes están tan sobrepoblados que cada día muere un animal".

"Somos hindúes, no queremos hacer daño a la vaca pero no podemos permitirnos guardar y alimentar a tantas vacas errantes cuando ya nos cuesta llegar a fin de mes", añade.

En 2017, el gobierno de Modi decretó una prohibición federal de venta de ganado (vacas, búfalos, bueyes, camellos...) a mataderos bajo el pretexto de la lucha contra el sufrimiento animal. Sus adversarios lo interpretaron como un intento de imponer el vegetarianismo en la India, un hábito alimentario de los tradicionalistas hindúes pero minoritario entre la población.

El Tribunal Supremo acabó revocando la prohibición.

Así, los indios musulmanes dueños de mataderos, transportadores o consumidores de carne, se vuelven vulnerables ante los extremistas adoradores de la vaca. Como el grupo armado Gau Raksha que presume de su férrea defensa de los bovinos: "Para proteger a las vacas daríamos la vida y también la quitaríamos. Arderás en el infierno si matas a una vaca", afirman.

VAGAN POR EL CAMPO

Según el exjefe de aldea Punia, muchos votantes de su distrito rural dudan en apoyar de nuevo a Modi en las elecciones de este año, que terminan el 19 de mayo.

"El gobierno nos dio un poco de dinero para ocuparnos de las vacas errantes pero apenas llega y los pagos son aleatorios", cuenta.

Algunos lugareños juntan ahorros para construir refugios para las vacas errantes, al menos durante la cosecha. En diciembre y enero unos agricultores exasperados de Uttar Pradesh las encerraron en colegios públicos para que no dañaran sus campos.

Para Gurpreet Mahajan, profesora de la universidad Jawaharlal Nehru de nueva Delhi, el BJP usó la vaca como símbolo religioso y cultural pero sin medir las consecuencias.

Sandeep Kajla, director de la ONG Gramya Bharat Jan Chetna Yatra, estima que "el gobierno debe tomar medidas concretas. "Hay cientos de vacas rondando ¿Cómo va un agricultor a vigilar tantas vacas?"

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