/ miércoles 27 de febrero de 2019

May dio un paso atrás en el Brexit

Le deja al Parlamento la decisión de postergar la salida la Unión Europea

PARÍS. La primera ministra británica Theresa May dio ayer un paso atrás en su estrategia de salida de la Unión Europea (UE) y anunció que dejará en manos del Parlamento la decisión de postergar la fecha del Brexit, prevista para el 29 de marzo, y evitar una ruptura sin acuerdo.

Con esa declaración, que constituye una doble concesión frente a la presión de los euroescépticos y los “tories” moderados de su propio partido, May dejó abiertas las puertas a una posible postergación del plazo para abandonar la UE.

Aunque señaló su oposición personal a esa opción, la jefa del gobierno británico explicó ayer ante el Parlamento su intención de proceder en tres etapas. Primero, el 12 de marzo, someterá al voto de los parlamentarios una versión modificada del acuerdo de divorcio que firmó en noviembre con Bruselas y que la Cámara de los Comunes rechazó masivamente en enero.

Si ese nuevo texto vuelve a ser vetado por la Cámara, el 13 preguntará a los diputados si desean dejar la UE sin acuerdo (no deal). Gran Bretaña podría incluso “dejar la UE sin un acuerdo el 29 de marzo sólo con el consentimiento explícito del Parlamento”, advirtió May durante la turbulenta sesión de la Cámara de los Comunes.

Si los parlamentarios rehúsan esa segunda propuesta, el 14 de marzo someterá a votación una moción sobre la posibilidad de extender “por un periodo corto y limitado el Artículo 50” del Tratado de Lisboa, que lanzó el proceso de salida de la UE hace dos años.

Esa opción deberá ser aceptada antes por Bruselas que, en todo caso, desde hace semanas muestra su buena disposición en ese sentido. El lunes fue el mismo presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien estimó que extender los plazos sería “una solución racional”.

May repitió en su discurso que se opone a esa postergación, señalando que nunca podría ir más allá de junio pues, en caso contrario, el Reino Unido estará obligado a participar en las elecciones europeas previstas para fines de mayo. Sus propuestas son un gesto destinado a evitar un nuevo éxodo de diputados o la perspectiva de renuncias en su gabinete.

Foto: Reuters

La primera ministra se vio obligada a plegarse también a la voluntad de los numerosos miembros de su gobierno que son hostiles a un Brexit desordenado (sin acuerdo). Ayer, tres secretarios de Estado publicaron un texto en el diario Daily Mail para “implorarle” que, a fin de evitar un divorcio brutal, acepte postergar el artículo 50 si el Parlamento no da su acuerdo antes del 29 de marzo. Los tres amenazaron con renunciar si no obtienen un compromiso formal de May “para impedir un desastre”. El periódico reveló que 15 miembros del gobierno estarían dispuestos a partir para conjurar un “no deal”.

El fin de semana, otros tres ministros de primer plano habían alegado a favor de una postergación del Brexit. Para ellos, la ausencia de un acuerdo afectará “gravemente” la economía británica y amenazará la “integridad” del Reino Unido, con el establecimiento de una frontera terrestre entre un miembro de la UE al sur (la República de Irlanda) y la provincia británica del Ulster (Irlanda del Norte).

Convencida de que la estrategia de “contra-reloj” obligará a los diputados a aceptar su acuerdo -o a la UE a hacer los cambios necesarios-, May se había contentado con diferir al 12 de marzo la votación del Parlamento. Pero cada hora que pasa la sucesión de embates comprometen su autoridad.

La semana pasada renunciaron tres diputados pro-europeos de su propio Partido Conservador tras denunciar “la gestión desastrosa del Brexit” por parte del gobierno. Todos se incorporaron al flamante Grupo Independiente, formado con los ocho diputados laboristas que también renunciaron a su partido.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, también se encuentra en una posición extremadamente inconfortable. Después de años de ambigüedad, el lunes cambió su estrategia con el pretexto de evitar el Brexit “destructor” que preparan los conservadores, y anunció que estaba dispuesto a apoyar un segundo referéndum.

PARÍS. La primera ministra británica Theresa May dio ayer un paso atrás en su estrategia de salida de la Unión Europea (UE) y anunció que dejará en manos del Parlamento la decisión de postergar la fecha del Brexit, prevista para el 29 de marzo, y evitar una ruptura sin acuerdo.

Con esa declaración, que constituye una doble concesión frente a la presión de los euroescépticos y los “tories” moderados de su propio partido, May dejó abiertas las puertas a una posible postergación del plazo para abandonar la UE.

Aunque señaló su oposición personal a esa opción, la jefa del gobierno británico explicó ayer ante el Parlamento su intención de proceder en tres etapas. Primero, el 12 de marzo, someterá al voto de los parlamentarios una versión modificada del acuerdo de divorcio que firmó en noviembre con Bruselas y que la Cámara de los Comunes rechazó masivamente en enero.

Si ese nuevo texto vuelve a ser vetado por la Cámara, el 13 preguntará a los diputados si desean dejar la UE sin acuerdo (no deal). Gran Bretaña podría incluso “dejar la UE sin un acuerdo el 29 de marzo sólo con el consentimiento explícito del Parlamento”, advirtió May durante la turbulenta sesión de la Cámara de los Comunes.

Si los parlamentarios rehúsan esa segunda propuesta, el 14 de marzo someterá a votación una moción sobre la posibilidad de extender “por un periodo corto y limitado el Artículo 50” del Tratado de Lisboa, que lanzó el proceso de salida de la UE hace dos años.

Esa opción deberá ser aceptada antes por Bruselas que, en todo caso, desde hace semanas muestra su buena disposición en ese sentido. El lunes fue el mismo presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien estimó que extender los plazos sería “una solución racional”.

May repitió en su discurso que se opone a esa postergación, señalando que nunca podría ir más allá de junio pues, en caso contrario, el Reino Unido estará obligado a participar en las elecciones europeas previstas para fines de mayo. Sus propuestas son un gesto destinado a evitar un nuevo éxodo de diputados o la perspectiva de renuncias en su gabinete.

Foto: Reuters

La primera ministra se vio obligada a plegarse también a la voluntad de los numerosos miembros de su gobierno que son hostiles a un Brexit desordenado (sin acuerdo). Ayer, tres secretarios de Estado publicaron un texto en el diario Daily Mail para “implorarle” que, a fin de evitar un divorcio brutal, acepte postergar el artículo 50 si el Parlamento no da su acuerdo antes del 29 de marzo. Los tres amenazaron con renunciar si no obtienen un compromiso formal de May “para impedir un desastre”. El periódico reveló que 15 miembros del gobierno estarían dispuestos a partir para conjurar un “no deal”.

El fin de semana, otros tres ministros de primer plano habían alegado a favor de una postergación del Brexit. Para ellos, la ausencia de un acuerdo afectará “gravemente” la economía británica y amenazará la “integridad” del Reino Unido, con el establecimiento de una frontera terrestre entre un miembro de la UE al sur (la República de Irlanda) y la provincia británica del Ulster (Irlanda del Norte).

Convencida de que la estrategia de “contra-reloj” obligará a los diputados a aceptar su acuerdo -o a la UE a hacer los cambios necesarios-, May se había contentado con diferir al 12 de marzo la votación del Parlamento. Pero cada hora que pasa la sucesión de embates comprometen su autoridad.

La semana pasada renunciaron tres diputados pro-europeos de su propio Partido Conservador tras denunciar “la gestión desastrosa del Brexit” por parte del gobierno. Todos se incorporaron al flamante Grupo Independiente, formado con los ocho diputados laboristas que también renunciaron a su partido.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, también se encuentra en una posición extremadamente inconfortable. Después de años de ambigüedad, el lunes cambió su estrategia con el pretexto de evitar el Brexit “destructor” que preparan los conservadores, y anunció que estaba dispuesto a apoyar un segundo referéndum.

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