Río de Janeiro.- Decenas de protestas, bloqueos de carreteras yhuelgas parciales fueron organizadas hoy en Brasil para protestarcontra las reformas laborales y del sistema de pensiones delgobierno del presidente Michel Temer, en un clima de ampliodespliegue policial para evitar violencia.
Dos carreteras en Río de Janeiro fueron bloqueadas pormanifestantes, provocando que los vehículos varados formaran unafila de unos 60 kilómetros, mientras el acceso al aeropuertointernacional de Río de Janeiro fue dificultado porprotestantes.
El estado de Río también se vio afectado por las huelgas delsector de los petroleros, contrarios a las reformas de Temer, queaboga por una “modernización” de las leyes laborales parapromover el empleo.
Sao Paulo, la megalópolis brasileña y termómetro social delresto del país, tuvo hasta la fecha un seguimiento limitado de loque en un primer momento fue planeado por los sindicatos como unahuelga general.
El sector de los transportes públicos (trenes, metro,autobuses) de Sao Paulo no se sumó a las protestas y funcionabaeste viernes de forma normal.
En el sur, en la ciudad de Curitiba, los bancos y las escuelaspúblicas cerraron las puertas, y también el noreste del país–feudo electoral de la izquierda- registraba paralizaciones.
Brasilia será de nuevo escenario de protestas, que secelebrarán en un esquema de fuertes medidas de seguridad, tras losgraves incidentes registrados poco más de un mes atrás en unamanifestación en la Explanada de los Ministerios.
En total serán tres mil policías los que, ante el paro delmetro y los autobuses en la capital, bloqueen los accesos alcorazón político de Brasil, donde el tráfico fue prohibido desdela medianoche.
La huelga en Brasil, que no ha tenido el apoyo de todos lossindicatos y se espera que sea menor que la general del pasado 28de abril, se produce en un clima de incertidumbre económica ycrisis política.
El presidente Temer fue formalmente denunciado por corrupciónpor la fiscalía general y enfrenta ahora un proceso político quepodría provocar su caída, si no logra que el Congreso de losDiputados frene la acción del Ministerio Público.
La popularidad del mandatario es de apenas el 7.0 por ciento, ylos llamados a su dimisión proliferan incluso en las filas delprincipal partido de coalición, el PSDB.
Por su parte, la economía, que salió de la recesión en elprimer trimestre, se encuentra de nuevo azotada por los malosnúmeros: el crecimiento fue revisado a la baja por el Ejecutivopara este año y debería crecer apenas 0.5 por ciento, mientras eldesempleo afecta a 13.8 millones de brasileños.
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