KABUL, Afganistán. Los talibanes infligieron un duro golpe en Afganistán con la muerte de 74 personas, entre ellas 25 civiles, y 168 heridos en tres ataques contra sedes de la Policía y del Gobierno, en una de las jornadas más sangrientas del año.
“Este fue el mayor ataque de los talibanes (...) en los últimos seis meses”, afirmó en una rueda de prensa en Kabul el viceministro de Interior afgano, Muradali Murad, que se refirió en singular a las tres acciones insurgentes porque ocurrieron de manera “simultánea”.
Los ataques se produjeron en las provincias de Maidan Wardak, Ghazni y Paktia, limítrofes entres sí, y contaron todos ellos con el mismo “modus operandi” inicial: la detonación de vehículos cargados de explosivos para iniciar la acción.
El de Ghazni, ocurrido a primera hora de la madrugada, tuvo como objetivo el cuartel general del distrito de Andar, que alberga a la Policía y las oficinas de la administración local, explicó Murad.
El ataque comenzó con la detonación de un vehículo cargado de explosivos, al que siguió un tiroteo en el que murieron 25 miembros de las fuerzas de seguridad y cinco civiles, mientras que otros diez miembros de las tropas afganas resultaron heridos.
De manera casi simultánea los talibanes atacaron las oficinas centrales del gobierno del distrito de Jaghato en Maidan Wardak, también seguido por disparos de los insurgentes, en el que murieron tres miembros de las fuerzas de seguridad.