/ domingo 26 de junio de 2016

Conmemoran el 102 Aniversario de la Toma de Zacatecas

Juan Castro / El Sol de Zacatecas

ZACATECAS, Zac. (OEM-Informex).- Alrededor de cinco mil muertosentre las tropas federales y cerca de tres mil entre la Divisióndel Norte, que fue comandada por el general Francisco Villa,hicieron que transitar en la ciudad de Zacatecas el 23 de junio de1914 a las 18:00 horas fuera imposible.

Eso fue el resultado del triunfo sobre el Ejército federal, loque constituyó el paso definitivo en la restauración del ordenlegal en el país.

En un lapso de seis horas, aproximadamente, se libró la batallamás cruenta de la Revolución.

Aún hoy quedan las huellas de hace 102 años, las páginas dela historia regresan hasta el cerro de La Bufa, donde el generalFrancisco Villa, el general Felipe Ángeles, y el general PánfiloNatera, observan impávidos el andar del tiempo.

La Toma de Zacatecas fue la acción más sangrienta de larevolución constitucionalista en contra del huertismo, ya querompió la columna vertebral de las fuerzas del Ejército federal,y dejó libre de obstáculos el avance rumbo a la Ciudad deMéxico, lo que precipitó la caída del Gobierno del usurpadorVictoriano Huerta.

Zacatecas representó la máxima victoria militar de laDivisión del Norte, que tomó fama de invencible, además deconsolidar el prestigio militar del general, Felipe Ángeles, comoel mejor artillero de México, y de Francisco Villa, quien comenzóa ser conocido popularmente como el “Centauro del Norte”.ANTECEDENTES

Victoriano Huerta, en complicidad con el Ejército y la Embajadade Estados Unidos, obligó al entonces presidente de la República,Francisco I. Madero, a renunciar a su cargo y ocupó el puesto.

Unos días después, el 22 de febrero se da el asesinato deFrancisco I. Madero y del vicepresidente, José María PinoSuárez.

El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, manifestó surepudio a la usurpación.

Mediante el Plan de Guadalupe se nombra a Venustiano Carranzaprimer jefe del Ejército constitucionalista y se le obliga aconvocar a elecciones en caso de que las fuerzas rebeldes ocupentriunfantes la capital del país.

Pánfilo Natera y el alcalde de Concepción del Oro, EulalioGutiérrez, toman las armas en repudio de la usurpación.

El Estado, sin embargo, por conducto del gobernador deZacatecas, Rafael Ceniceros, se manifiesta a la adhesión aVictoriano Huerta.

Para noviembre de 1913, los revolucionarios encabezados porVenustiano Carranza controlan casi la totalidad del norte del paísy el Ejército constitucionalista se consolida con el Ejército delNoreste, comandado por el general Pablo González, con base enCoahuila; el Ejército del Noroeste, conducido por el generalÁlvaro Obregón, con sede en Sonora; la División del Norteasentada en Chihuahua a cargo del general Francisco Villa.FRANCISCO VILLA

Su nombre real fue José Doroteo Arango Arámbula. Nació en SanJuan del Río, Durango, el 5 de junio de 1878 y murió en Parral,Chihuahua en 1923.

Pancho Villa nació cuando Doroteo Arango a los 16 años mató aun hombre. Las versiones coinciden en que el muerto era unpersonaje de cierta relevancia que había intentado forzar a una delas hermanas Arango.

Doroteo Arango se escapó y se refugió en el monte.

Cuando estalló la Revolución en 1910 llevaba muchos añosfugitivo en las montañas.

Se dedicó al bandolerismo, gozaba de admiración y popularidadentre los campesinos por sus acciones contra los hacendadosricos.

Secundó los planteamientos de Francisco I. Madero, que en suPlan de San Luis llamó a alzarse en armas, el 20 de noviembre de1910, contra el régimen de Porfirio Díaz, prometiendo a loscampesinos la devolución de las tierras injustamente arrebatadasdurante la prolongada dictadura porfirista (1876-1911).

Pancho Villa apoyó la presidencia progresista de Madero(1911-1913) y combatió la dictadura contrarrevolucionaria deVictoriano Huerta (1913-1914), al que logró derrocar encolaboración con Emiliano Zapata y con el líderconstitucionalista Venustiano Carranza.

Después de la victoria de esta segunda revolución, Villa yZapata se sintieron defraudados por Carranza, y volvieron a tomarlas armas, ahora contra él.

Sin embargo, en esta ocasión el general Álvaro Obregónderrotó a los villistas, afianzando a Venustiano Carranza en lapresidencia (1915-1920).

Perdido desde entonces su poder político y militar, Villa fueasesinado en 1923. UNA BATALLA PERDIDA

Tal era la plaza que el Gobierno constitucionalista habíaresuelto tomar en los primeros días de junio Zacatecas.

El general Carranza encargó de la misión a los generalesNatera y Arrieta que comandaban respectivamente los contingentes delos estados de Zacatecas y Durango con cerca de siete mil hombresen total.

Natera y Arrieta valoraron sus fuerzas y concluyeron que sin unapoyo militar fuerte, el intento de tomar Zacatecas los llevaría auna estéril derrota.

Venustiano Carranza se oponía a que la División del Norte contodo su contingente militar apoyara al general Natera, sus órdenesfueron que se enviaran algunas brigadas.

El Estado Mayor de la División del Norte se opuso, elplanteamiento que se le hizo al Primer Jefe fue la participaciónde toda la división.

A pesar de la negativa de Carranza, el día 15 y los siguienteslas tropas de la División de Villa partieron de Torreón, condestino a Calera donde se llevaban a cabo desembarcos.

Llegaron a Calera 11 brigadas integradas por 16 mil 400 hombrescon 18 mil fusiles y 42 fuerzas de artillería.

Los hombres de Villa antes de la batalla de Zacatecaspermanecieron en la región, en Calera se acamparon algunosnotables villistas, Trinidad Rodríguez, Abraham Velarde, DomingoArrieta y los hermanos Trillo, entre otros.

Los trenes ocuparon la vía desde Pimienta hasta la estación deCalera, siendo uno de los carros el centro de mando de la Divisióndel Norte. LA BATALLA LLEGA A ZACATECAS

Era la madrugada del 17 de junio de 1914, y desde Torreón, elgeneral Felipe Ángeles comenzó a montar el grueso de suartillería en cinco trenes.

A las ocho de la mañana la primera locomotora partió con rumboa Zacatecas.

Felipe Ángeles y su gente llegaron a Calera el día 19 de juniopor la mañana.

Desembarcado el equipo militar, el general tomó su caballo ycon una escolta salió a reconocer el terreno, necesitabaestablecer posiciones y ubicar los sitios más adecuados para suspiezas de artillería.

Un enorme reflector colocado en el punto más alto del cerro dela Bufa iluminaba la ciudad de Zacatecas.

La gente comentaba que el general huertista, Luis Medina Barrón–oficial a cargo de la defensa de la plaza-, lo había mandadotraer de Veracruz, para lo cual había sido necesario desmontarlodel faro que se levantaba en el puerto.

Los federales lo hacían girar toda la noche tratando de ubicarlas posiciones rebeldes y las piezas de artillería.

Aunque la mayor parte de las fuerzas se encontraban listas parael combate, Felipe Ángeles decidió no iniciar las operacionessobre Zacatecas.

Sus razones eran exclusivamente militares: como general en jefede la División del Norte, Villa debía dirigir personalmente elataque.

Los renombrados generales de la División del Norte -TomásUrbina, Rodolfo Herrero, Severiano Ceniceros, Eugenio AguirreBenavides, Raúl Madero, José y Trinidad Rodríguez, RosalíoHernández y Maclovio Herrera- estaban acuartelados con susbrigadas y listos para entrar en acción apoyados por el fuego dela artillería.

De un momento a otro se esperaba el arribo del Centauro delNorte. LA LLEGADA DE VILLA A ZACATECAS

“Por allá en la dirección a la Hacienda Nueva, se oyó elprimer tiroteo. Ahí venía el general Villa”, escribió Ángelesen su diario.

Francisco Villa se presentó en las inmediaciones de Zacatecas,por la tarde del 22 de junio y determinó que la batallacomenzaría a las 10 de la mañana del día siguiente, 23 de juniode 1914.

La señal para iniciar la batalla sería el disparo de uncañón.

En la víspera, el general Felipe Ángeles hizo un movimientoque dejó perplejo al enemigo: retiró las piezas de artillería desus posiciones originales y las emplazó en sitios imperceptibles ymuy cerca de las líneas defensivas de los federales.

Los últimos tres días convenció a los huertistas que yatenía definidas sus posiciones.

Fue entonces que en la tranquilidad, el disparo de un cañónestremeció a las 10 de la mañana en punto a Zacatecas.

Eso anunció el inició de la batalla. Los villistas avanzaronpor los cuatro puntos cardinales intentando arrebatar a losfederales sus posiciones en La Bufa, el cerro del Grillo, laSierpe, Loreto y el cerro de La Tierra Negra.

40 cañones –28 por el norte y 12 por el sur- entraron enacción al mismo tiempo para apoyar el despliegue de la infanteríaque ascendía presurosa por los cerros que rodeaban la ciudad.

Los 22 mil hombres de la División del Norte se movían encompleta armonía bajo la dirección de Felipe Ángeles.

“La artillería obrando en masa –escribió Ángeles- y conel casi exclusivo objeto de batir y neutralizar las tropas de laposición que deseaba conquistar la infantería y ésta marchandoresueltamente sobre la posición en donde la neutralización serealizaba. ¡Qué satisfacción la de haber conseguido esta liga delas armas!”

Felipe Ángeles tomó su caballo para cerciorarse del estado queguardaban otros puntos de la batalla.

En camino al cerro de Loreto encontró a Villa. Cabalgaronjuntos mientras escuchaban los disparos de la artillería. Loscañones federales intentaban pegarle al numeroso grupo; sus tiros,sin embargo, quedaban cortos.

Una granada explotó a escasos tres metros de donde se hallabanÁngeles y Villa observando el combate. El humo cubrió por algunosinstantes a los dos jefes y a sus hombres. Cuando el humodesapareció había varios cadáveres mutilados. Para mala fortunano había sido disparado por el enemigo. El proyectil era villista,explotó en manos de un artillero que preparaba su lanzamiento.Para evitar que los soldados entraran en pánico o pensaran en elriesgo que corrían al manejar las bombas, Ángeles gritó: “Noha pasado nada, hay que continuar sin descanso; algunos se tienenque morir, y para que no nos muramos nosotros es necesario matar alenemigo. “¡Fuego sin interrupción!”.

Hacia las 17:40 horas, el triunfo de la División del Norteestaba cerca. El enemigo abandonaba sus posiciones y huía demanera desorganizada.

“No los veíamos caer, pero lo adivinábamos –escribióÁngeles-. Lo confieso sin rubor, los veía aniquilar en el colmodel regocijo; porque miraba las cosas bajo el punto de vistaartístico, del éxito de la labor hecha, de la obra maestraterminada. Y mandé decir al general Villa: ¡Ya ganamos, migeneral! Y efectivamente, ya la batalla podía darse por terminada,aunque faltaran muchos tiros por dispararse”.

Unos minutos después, las tropas villistas tomaban posesióndel cerro de La Bufa y del Grillo y avanzaban sobre la ciudad.

Las calles de Zacatecas presenciaron una de las peores matanzasde la Revolución. Los revolucionarios acabaron con todos lossoldados federales que encontraron a su paso. Saquearon casas,edificios y oficinas. En algunos casos arremetieron incluso contrala población civil. Los siete kilómetros que mediaban entreZacatecas y la población de Guadalupe terminaron tapizados decadáveres impidiendo el tránsito de carruajes.

En uno de los edificios del centro de la ciudad, el PalacioFederal, se encontraba un joven oficial del Ejército de Huerta. Sumisión era defender el parque y las armas que se encontrabanalmacenadas ahí. Cuando los villistas entraron a la ciudad, eloficial supo que no tenía escapatoria. Esperó a que llegaran losrevolucionarios y cuando intentaron entrar hizo volar el edificio.Decenas de víctimas de ambos bandos quedaron entre los escombrosde la vieja construcción.

Cinco mil muertos entre las tropas federales. Cerca de tres millamentó la División del Norte. Decenas de prisioneros salvaron lavida gracias a la intercesión de Felipe Ángeles. La sangre solodebía correr en la batalla.

Victoriano Huerta renunció 22 días después de la Toma deZacatecas.

Juan Castro / El Sol de Zacatecas

ZACATECAS, Zac. (OEM-Informex).- Alrededor de cinco mil muertosentre las tropas federales y cerca de tres mil entre la Divisióndel Norte, que fue comandada por el general Francisco Villa,hicieron que transitar en la ciudad de Zacatecas el 23 de junio de1914 a las 18:00 horas fuera imposible.

Eso fue el resultado del triunfo sobre el Ejército federal, loque constituyó el paso definitivo en la restauración del ordenlegal en el país.

En un lapso de seis horas, aproximadamente, se libró la batallamás cruenta de la Revolución.

Aún hoy quedan las huellas de hace 102 años, las páginas dela historia regresan hasta el cerro de La Bufa, donde el generalFrancisco Villa, el general Felipe Ángeles, y el general PánfiloNatera, observan impávidos el andar del tiempo.

La Toma de Zacatecas fue la acción más sangrienta de larevolución constitucionalista en contra del huertismo, ya querompió la columna vertebral de las fuerzas del Ejército federal,y dejó libre de obstáculos el avance rumbo a la Ciudad deMéxico, lo que precipitó la caída del Gobierno del usurpadorVictoriano Huerta.

Zacatecas representó la máxima victoria militar de laDivisión del Norte, que tomó fama de invencible, además deconsolidar el prestigio militar del general, Felipe Ángeles, comoel mejor artillero de México, y de Francisco Villa, quien comenzóa ser conocido popularmente como el “Centauro del Norte”.ANTECEDENTES

Victoriano Huerta, en complicidad con el Ejército y la Embajadade Estados Unidos, obligó al entonces presidente de la República,Francisco I. Madero, a renunciar a su cargo y ocupó el puesto.

Unos días después, el 22 de febrero se da el asesinato deFrancisco I. Madero y del vicepresidente, José María PinoSuárez.

El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, manifestó surepudio a la usurpación.

Mediante el Plan de Guadalupe se nombra a Venustiano Carranzaprimer jefe del Ejército constitucionalista y se le obliga aconvocar a elecciones en caso de que las fuerzas rebeldes ocupentriunfantes la capital del país.

Pánfilo Natera y el alcalde de Concepción del Oro, EulalioGutiérrez, toman las armas en repudio de la usurpación.

El Estado, sin embargo, por conducto del gobernador deZacatecas, Rafael Ceniceros, se manifiesta a la adhesión aVictoriano Huerta.

Para noviembre de 1913, los revolucionarios encabezados porVenustiano Carranza controlan casi la totalidad del norte del paísy el Ejército constitucionalista se consolida con el Ejército delNoreste, comandado por el general Pablo González, con base enCoahuila; el Ejército del Noroeste, conducido por el generalÁlvaro Obregón, con sede en Sonora; la División del Norteasentada en Chihuahua a cargo del general Francisco Villa.FRANCISCO VILLA

Su nombre real fue José Doroteo Arango Arámbula. Nació en SanJuan del Río, Durango, el 5 de junio de 1878 y murió en Parral,Chihuahua en 1923.

Pancho Villa nació cuando Doroteo Arango a los 16 años mató aun hombre. Las versiones coinciden en que el muerto era unpersonaje de cierta relevancia que había intentado forzar a una delas hermanas Arango.

Doroteo Arango se escapó y se refugió en el monte.

Cuando estalló la Revolución en 1910 llevaba muchos añosfugitivo en las montañas.

Se dedicó al bandolerismo, gozaba de admiración y popularidadentre los campesinos por sus acciones contra los hacendadosricos.

Secundó los planteamientos de Francisco I. Madero, que en suPlan de San Luis llamó a alzarse en armas, el 20 de noviembre de1910, contra el régimen de Porfirio Díaz, prometiendo a loscampesinos la devolución de las tierras injustamente arrebatadasdurante la prolongada dictadura porfirista (1876-1911).

Pancho Villa apoyó la presidencia progresista de Madero(1911-1913) y combatió la dictadura contrarrevolucionaria deVictoriano Huerta (1913-1914), al que logró derrocar encolaboración con Emiliano Zapata y con el líderconstitucionalista Venustiano Carranza.

Después de la victoria de esta segunda revolución, Villa yZapata se sintieron defraudados por Carranza, y volvieron a tomarlas armas, ahora contra él.

Sin embargo, en esta ocasión el general Álvaro Obregónderrotó a los villistas, afianzando a Venustiano Carranza en lapresidencia (1915-1920).

Perdido desde entonces su poder político y militar, Villa fueasesinado en 1923. UNA BATALLA PERDIDA

Tal era la plaza que el Gobierno constitucionalista habíaresuelto tomar en los primeros días de junio Zacatecas.

El general Carranza encargó de la misión a los generalesNatera y Arrieta que comandaban respectivamente los contingentes delos estados de Zacatecas y Durango con cerca de siete mil hombresen total.

Natera y Arrieta valoraron sus fuerzas y concluyeron que sin unapoyo militar fuerte, el intento de tomar Zacatecas los llevaría auna estéril derrota.

Venustiano Carranza se oponía a que la División del Norte contodo su contingente militar apoyara al general Natera, sus órdenesfueron que se enviaran algunas brigadas.

El Estado Mayor de la División del Norte se opuso, elplanteamiento que se le hizo al Primer Jefe fue la participaciónde toda la división.

A pesar de la negativa de Carranza, el día 15 y los siguienteslas tropas de la División de Villa partieron de Torreón, condestino a Calera donde se llevaban a cabo desembarcos.

Llegaron a Calera 11 brigadas integradas por 16 mil 400 hombrescon 18 mil fusiles y 42 fuerzas de artillería.

Los hombres de Villa antes de la batalla de Zacatecaspermanecieron en la región, en Calera se acamparon algunosnotables villistas, Trinidad Rodríguez, Abraham Velarde, DomingoArrieta y los hermanos Trillo, entre otros.

Los trenes ocuparon la vía desde Pimienta hasta la estación deCalera, siendo uno de los carros el centro de mando de la Divisióndel Norte. LA BATALLA LLEGA A ZACATECAS

Era la madrugada del 17 de junio de 1914, y desde Torreón, elgeneral Felipe Ángeles comenzó a montar el grueso de suartillería en cinco trenes.

A las ocho de la mañana la primera locomotora partió con rumboa Zacatecas.

Felipe Ángeles y su gente llegaron a Calera el día 19 de juniopor la mañana.

Desembarcado el equipo militar, el general tomó su caballo ycon una escolta salió a reconocer el terreno, necesitabaestablecer posiciones y ubicar los sitios más adecuados para suspiezas de artillería.

Un enorme reflector colocado en el punto más alto del cerro dela Bufa iluminaba la ciudad de Zacatecas.

La gente comentaba que el general huertista, Luis Medina Barrón–oficial a cargo de la defensa de la plaza-, lo había mandadotraer de Veracruz, para lo cual había sido necesario desmontarlodel faro que se levantaba en el puerto.

Los federales lo hacían girar toda la noche tratando de ubicarlas posiciones rebeldes y las piezas de artillería.

Aunque la mayor parte de las fuerzas se encontraban listas parael combate, Felipe Ángeles decidió no iniciar las operacionessobre Zacatecas.

Sus razones eran exclusivamente militares: como general en jefede la División del Norte, Villa debía dirigir personalmente elataque.

Los renombrados generales de la División del Norte -TomásUrbina, Rodolfo Herrero, Severiano Ceniceros, Eugenio AguirreBenavides, Raúl Madero, José y Trinidad Rodríguez, RosalíoHernández y Maclovio Herrera- estaban acuartelados con susbrigadas y listos para entrar en acción apoyados por el fuego dela artillería.

De un momento a otro se esperaba el arribo del Centauro delNorte. LA LLEGADA DE VILLA A ZACATECAS

“Por allá en la dirección a la Hacienda Nueva, se oyó elprimer tiroteo. Ahí venía el general Villa”, escribió Ángelesen su diario.

Francisco Villa se presentó en las inmediaciones de Zacatecas,por la tarde del 22 de junio y determinó que la batallacomenzaría a las 10 de la mañana del día siguiente, 23 de juniode 1914.

La señal para iniciar la batalla sería el disparo de uncañón.

En la víspera, el general Felipe Ángeles hizo un movimientoque dejó perplejo al enemigo: retiró las piezas de artillería desus posiciones originales y las emplazó en sitios imperceptibles ymuy cerca de las líneas defensivas de los federales.

Los últimos tres días convenció a los huertistas que yatenía definidas sus posiciones.

Fue entonces que en la tranquilidad, el disparo de un cañónestremeció a las 10 de la mañana en punto a Zacatecas.

Eso anunció el inició de la batalla. Los villistas avanzaronpor los cuatro puntos cardinales intentando arrebatar a losfederales sus posiciones en La Bufa, el cerro del Grillo, laSierpe, Loreto y el cerro de La Tierra Negra.

40 cañones –28 por el norte y 12 por el sur- entraron enacción al mismo tiempo para apoyar el despliegue de la infanteríaque ascendía presurosa por los cerros que rodeaban la ciudad.

Los 22 mil hombres de la División del Norte se movían encompleta armonía bajo la dirección de Felipe Ángeles.

“La artillería obrando en masa –escribió Ángeles- y conel casi exclusivo objeto de batir y neutralizar las tropas de laposición que deseaba conquistar la infantería y ésta marchandoresueltamente sobre la posición en donde la neutralización serealizaba. ¡Qué satisfacción la de haber conseguido esta liga delas armas!”

Felipe Ángeles tomó su caballo para cerciorarse del estado queguardaban otros puntos de la batalla.

En camino al cerro de Loreto encontró a Villa. Cabalgaronjuntos mientras escuchaban los disparos de la artillería. Loscañones federales intentaban pegarle al numeroso grupo; sus tiros,sin embargo, quedaban cortos.

Una granada explotó a escasos tres metros de donde se hallabanÁngeles y Villa observando el combate. El humo cubrió por algunosinstantes a los dos jefes y a sus hombres. Cuando el humodesapareció había varios cadáveres mutilados. Para mala fortunano había sido disparado por el enemigo. El proyectil era villista,explotó en manos de un artillero que preparaba su lanzamiento.Para evitar que los soldados entraran en pánico o pensaran en elriesgo que corrían al manejar las bombas, Ángeles gritó: “Noha pasado nada, hay que continuar sin descanso; algunos se tienenque morir, y para que no nos muramos nosotros es necesario matar alenemigo. “¡Fuego sin interrupción!”.

Hacia las 17:40 horas, el triunfo de la División del Norteestaba cerca. El enemigo abandonaba sus posiciones y huía demanera desorganizada.

“No los veíamos caer, pero lo adivinábamos –escribióÁngeles-. Lo confieso sin rubor, los veía aniquilar en el colmodel regocijo; porque miraba las cosas bajo el punto de vistaartístico, del éxito de la labor hecha, de la obra maestraterminada. Y mandé decir al general Villa: ¡Ya ganamos, migeneral! Y efectivamente, ya la batalla podía darse por terminada,aunque faltaran muchos tiros por dispararse”.

Unos minutos después, las tropas villistas tomaban posesióndel cerro de La Bufa y del Grillo y avanzaban sobre la ciudad.

Las calles de Zacatecas presenciaron una de las peores matanzasde la Revolución. Los revolucionarios acabaron con todos lossoldados federales que encontraron a su paso. Saquearon casas,edificios y oficinas. En algunos casos arremetieron incluso contrala población civil. Los siete kilómetros que mediaban entreZacatecas y la población de Guadalupe terminaron tapizados decadáveres impidiendo el tránsito de carruajes.

En uno de los edificios del centro de la ciudad, el PalacioFederal, se encontraba un joven oficial del Ejército de Huerta. Sumisión era defender el parque y las armas que se encontrabanalmacenadas ahí. Cuando los villistas entraron a la ciudad, eloficial supo que no tenía escapatoria. Esperó a que llegaran losrevolucionarios y cuando intentaron entrar hizo volar el edificio.Decenas de víctimas de ambos bandos quedaron entre los escombrosde la vieja construcción.

Cinco mil muertos entre las tropas federales. Cerca de tres millamentó la División del Norte. Decenas de prisioneros salvaron lavida gracias a la intercesión de Felipe Ángeles. La sangre solodebía correr en la batalla.

Victoriano Huerta renunció 22 días después de la Toma deZacatecas.

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