José Sánchez
Una docena de elementos delEjército y otros diez policías federales no pudieronfrenar el Viacrucis delMigrante conformado por un contingente de más de 500indocumentados, que llegaron ayer a las vías y después de subiral tren lanzaron gritos de victoria y cantos sureños, sobre todocuando los vagones iniciaron su lenta y pesada marcha con rumbo alnorte.
Desde las diez de la mañana deayer, empezaron a llegar cientos de migrantes a las vías que seencuentran a la altura de la colonia Las Américas, y entre losindocumentados se encontraban niños, señoras embarazadas,jovencitas y hombres de todas las edades que llevaban sobre loshombros cobijas y bolsas de comida.
A los pocos momentos, llegó una docena de soldados,y casi de inmediato unos diez policías federales, que no pudieronimpedir que los contingentes subieran a los diez vagones que desdeun día antes se encontraba estacionado con la máquina.
El operador de la máquina dijo que había dicho enrepetidas ocasiones a los migrantes que el tren sólo iba aBachoco, pero ni aun así desistieron de su propósito de viajarcon rumbo al norte.
Por su parte, el migrante Víctor Samuel, de ElSalvador, comentó que siempre les dicen que sólo van tras lomita,y les piden que se bajen, pero aseguró que eso es mentira y portal motivo abordaron niños, señoras y hombres de todas lasedades.
“Como dicen los mexicanos, siempre nos dicen“vamos tras lomita”, pero ese cuento ya lo sabemos, y todosempezaron a subir, incluso niños, niñas, señoras embarazadas yhombres de todos los lugares del sur”, comentó.
Antes de partir, afirmó que todos van con direccióna Guadalajara, y después trasbordan para tomar otro tren con rumboal norte, y cruzar la frontera en busca del sueño americano.
Afirmó que salieron de Centro América en SemanaSanta, como una caravana pacífica y como el Viacrucis delMigrante, pero en Celaya se han encontrado la peor oposición parair al vecino país del norte, porque los policías los acusan deque llevan drogas, pero son mentiras.
“Venimos de El Salvador, Honduras, Nicaragua,Guatemala, Panamá. Salimos el ocho de abril; hemos caminado horasy horas, pero hemos llegado hasta aquí a pura fuerza de voluntad ygracias a la unión de todos los centroamericanos. Y vamos aseguir. No nos detendrá el hambre y ni el ejército, ni el calor ymenos la policía federal”, dijo Elviro Rutio, otro de losmigrantes, al momento en que empezó a arrancar la pesada máquina,mientras que en la parte superior de los vagones se expandió elgrito de libertad, triunfo; y abajo, entre vías oxidadas, losserios e inmóviles soldados que fueron quedando solos bajo el soldel mediodía.