/ martes 25 de abril de 2017

Agricultores de EU, temerosos de quedarse sin mano de obra

  • Esta foto, captada el 2 de marzo pasado en una tienda en la ciudad predominantemente latina de Woodburn, Oregón, muestra un cartel que anuncia viajes de autobús a California con conexiones a México. Agentes federales de inmigración recientemente detuvieron a personas en dicha localidad.

  • Medidas de Trump contra inmigrantes afectan al sector
  • En conjunto representan el 46 por ciento delos aproximadamente 800 mil trabajadores del campo

JUNCTION CITY, EU. (AP).- La capataz del viñedo Bethel HeightsVineyard observó las cuarenta hectáreas que su equipo de veintemexicanos acaba de podar, temerosa de lo que pueda pasar si elGobierno de Donald Trump insiste en deportar a los inmigrantes sinpermiso de residencia.

Mientras una fría lluvia mojaba los viñedos en Oregon,Patricia Dudley, la capataz, expresó que desde el momento de laplantación hasta la cosecha, “hace falta personal capacitado ycon una fuerte ética laboral para producir los vinos pinot noir ychardonnay de esa bodega y los nativos simplemente no estándispuestos a hacer ese pesado trabajo”.

“¿Quién va a hacer este trabajo cuando los deporten?”,preguntó.

La línea dura de Trump hacia los inmigrantes que no estánautorizados a residir en el país provoca escalofríos a laindustria agrícola, que teme quedarse sin la mano de obranecesaria para plantar, atender y recoger las cosechas de losproductos que alimentan a la nación.

Los productores de frutas y vegetales, los ganaderos y losdueños de viveros y de viñedos están empezando a presionar a lospolíticos para que aborden el tema de la inmigración ilegal deforma tal que no afecte sus industrias.

Algunos de los líderes de este movimiento son republicanos quevotaron por Trump y que enfrentan un dilema, pues están a favor deque se refuerce la seguridad de la frontera pero al mismo tiempo notienen nada en contra de trabajadores sin papeles que no sondelincuentes peligrosos.

“Estamos contratando”, dice el letrero en este sitio ubicado adelante de Brooks Tree Farm, cerca de Salem, Oregon, donde agricultores, criaderos, dueños de bodegas y otros que dependen de la mano de obra inmigrante, están prediciendo una catástrofe, mientras agentes federales de inmigración se centran en intensificar las detenciones de personas que están ilegalmente en Estados Unidos.

La agricultura emplea un porcentaje de inmigrantes sin papelesmás alto que otras industrias, según el centro de estudiosPew.

Los inmigrantes sin permiso de residencia representan el 46 porciento de los aproximadamente 800 mil trabajadores del campo,según un análisis que hizo la AP de información de losdepartamentos del Trabajo y de Agricultura.

Caída del 40 por ciento en la mano de obra, mermaría 4 porciento la producción de vegetales

Un incremento en las deportaciones podría tener “importantesrepercusiones económicas”, indicó un estudio del 2012 delDepartamento de Agricultura. Si la mano de obra no autorizada seredujese en un 40 por ciento, por ejemplo, mermaría un más de un4 por ciento la producción de vegetales, de acuerdo con elestudio.

La Federación de Departamentos Agrícolas (American Farm BureauFederation) dice que un severo control de la inmigración haríaque los precios de los alimentos suban un cinco o seis por cientopor una merma en la oferta y por el aumento en los costos laboralesque ello conllevaría.

Además de impulsar la construcción de un muro a lo largo detoda la frontera con México, Trump quiere contratar otros diez milagentes del servicio de inmigración (conocido por sus siglas eninglés, ICE) y ha dicho que será más agresivo que su predecesorBarack Obama en la deportación de extranjeros sin permiso deresidencia.

Agentes del ICE han arrestado a cientos de inmigrantes desde lallegada de Trump al Gobierno, aunque no está claro si estorepresenta un cambio en relación con lo sucedido bajo el Gobiernode Obama.

Los trabajadores agrícolas están en la mira. En el estado deNueva York fueron detenidos peones de plantaciones de manzanas y enOregon sucedió lo mismo con guatemaltecos que trabajaban enviveros.

Por ahora no pareciera que las detenciones hayan afectadodemasiado la actividad agrícola, pero la inquietud aumenta.

Algunos peones de Oregon se encaminan a los campos a la una dela mañana y no van a negocios donde cobran sus cheques para evitarsustos. Sus empleadores temen quedarse sin trabajadores.

“Nos dicen, ‘no salgan, no se emborrachen, no hagan nadailegal’ porque nos necesitan. Están alarmados”, afirmóMoisés Maldonado, que está en el país ilegalmente y trabajadesde hace casi cuatro décadas en viñedos y frutales deOregon.

En Los Banos, California, Joel del Bosque, quien cultivaespárragos, dice que sus peones están tan asustados por laposibilidad de ser detenidos en las plantaciones, que le costóencontrar mano de obra para la cosecha de marzo.

Cuando la abogada de inmigración Sarah Loftin realizórecientemente un seminario en Newberg, Oregon, para hablar sobrelos derechos de los peones que trabajan en los viñedos de la zona,se sorprendió de ver que casi la mitad de los asistentes eran losdueños de las plantaciones.

Kathy LeCompte, propietaria de Brooks Tree Farm, muestra una forma I-9 de Verificación de Elegibilidad de Empleo en su finca cerca de Salem, Oregon. Sus empleados, la mayoría latinos, deben llenar el formulario.

Por ley, los trabajadores deben presentar documentos quecomprueban que están habilitados para trabajar, pero esosdocumentos a menudo son falsos y los agricultores sostienen que noes su responsabilidad determinar si son genuinos no. Además, noestán en condiciones de distinguir eso.

Agregan que los nativos no muestran el menor interés enmadrugar y desafiar el frío de la madrugada para trabajar en lascosechas.

Mientras 18 guatemaltecos encapuchados y con botas de cauchotrabajaban en esas condiciones hace poco en el valle de Willamettede Oregon, su jefe expresó su admiración por su disposición ahacer un trabajo tan duro.

“Cerca de aquí hay indigentes acampados en el bosque”,expresó el agricultor, señalando hacia unos árboles. “Y noestán buscando trabajo”.

Lamentó que la persecución de inmigrantes podría obligarlo ajubilarse porque probablemente no podrá conseguir mano de obra.Por temor a represalias del Gobierno, habló a condición de no seridentificado.

Algunos sectores intransigentes sostienen que los extranjerosque están en el país ilegalmente les quitan los trabajos a losnativos, pero un estudio del 2013 de un economista del centro parael Desarrollo Global analizó lo que sucede en granjas de Carolinadel Norte y concluyó que los peones inmigrantes tenían un impacto“casi nulo” en las perspectivas de los nativos de conseguirtrabajo.

“Pareciera que casi todos los trabajadores estadunidenseestán dispuestos a soportar cualquier cosa, incluidos largosperíodos sin trabajar, con tal de no trabajar en el campo”, dijoMichael Clemens.

Al tiempo que piden visas laborales y reformas a las leyes deinmigración, los dueños de las granjas hacen planes decontingencia, contemplando la mecanización de sus operaciones ocultivar plantas que no requieran tanta mano de obra.

  • Esta foto, captada el 2 de marzo pasado en una tienda en la ciudad predominantemente latina de Woodburn, Oregón, muestra un cartel que anuncia viajes de autobús a California con conexiones a México. Agentes federales de inmigración recientemente detuvieron a personas en dicha localidad.

  • Medidas de Trump contra inmigrantes afectan al sector
  • En conjunto representan el 46 por ciento delos aproximadamente 800 mil trabajadores del campo

JUNCTION CITY, EU. (AP).- La capataz del viñedo Bethel HeightsVineyard observó las cuarenta hectáreas que su equipo de veintemexicanos acaba de podar, temerosa de lo que pueda pasar si elGobierno de Donald Trump insiste en deportar a los inmigrantes sinpermiso de residencia.

Mientras una fría lluvia mojaba los viñedos en Oregon,Patricia Dudley, la capataz, expresó que desde el momento de laplantación hasta la cosecha, “hace falta personal capacitado ycon una fuerte ética laboral para producir los vinos pinot noir ychardonnay de esa bodega y los nativos simplemente no estándispuestos a hacer ese pesado trabajo”.

“¿Quién va a hacer este trabajo cuando los deporten?”,preguntó.

La línea dura de Trump hacia los inmigrantes que no estánautorizados a residir en el país provoca escalofríos a laindustria agrícola, que teme quedarse sin la mano de obranecesaria para plantar, atender y recoger las cosechas de losproductos que alimentan a la nación.

Los productores de frutas y vegetales, los ganaderos y losdueños de viveros y de viñedos están empezando a presionar a lospolíticos para que aborden el tema de la inmigración ilegal deforma tal que no afecte sus industrias.

Algunos de los líderes de este movimiento son republicanos quevotaron por Trump y que enfrentan un dilema, pues están a favor deque se refuerce la seguridad de la frontera pero al mismo tiempo notienen nada en contra de trabajadores sin papeles que no sondelincuentes peligrosos.

“Estamos contratando”, dice el letrero en este sitio ubicado adelante de Brooks Tree Farm, cerca de Salem, Oregon, donde agricultores, criaderos, dueños de bodegas y otros que dependen de la mano de obra inmigrante, están prediciendo una catástrofe, mientras agentes federales de inmigración se centran en intensificar las detenciones de personas que están ilegalmente en Estados Unidos.

La agricultura emplea un porcentaje de inmigrantes sin papelesmás alto que otras industrias, según el centro de estudiosPew.

Los inmigrantes sin permiso de residencia representan el 46 porciento de los aproximadamente 800 mil trabajadores del campo,según un análisis que hizo la AP de información de losdepartamentos del Trabajo y de Agricultura.

Caída del 40 por ciento en la mano de obra, mermaría 4 porciento la producción de vegetales

Un incremento en las deportaciones podría tener “importantesrepercusiones económicas”, indicó un estudio del 2012 delDepartamento de Agricultura. Si la mano de obra no autorizada seredujese en un 40 por ciento, por ejemplo, mermaría un más de un4 por ciento la producción de vegetales, de acuerdo con elestudio.

La Federación de Departamentos Agrícolas (American Farm BureauFederation) dice que un severo control de la inmigración haríaque los precios de los alimentos suban un cinco o seis por cientopor una merma en la oferta y por el aumento en los costos laboralesque ello conllevaría.

Además de impulsar la construcción de un muro a lo largo detoda la frontera con México, Trump quiere contratar otros diez milagentes del servicio de inmigración (conocido por sus siglas eninglés, ICE) y ha dicho que será más agresivo que su predecesorBarack Obama en la deportación de extranjeros sin permiso deresidencia.

Agentes del ICE han arrestado a cientos de inmigrantes desde lallegada de Trump al Gobierno, aunque no está claro si estorepresenta un cambio en relación con lo sucedido bajo el Gobiernode Obama.

Los trabajadores agrícolas están en la mira. En el estado deNueva York fueron detenidos peones de plantaciones de manzanas y enOregon sucedió lo mismo con guatemaltecos que trabajaban enviveros.

Por ahora no pareciera que las detenciones hayan afectadodemasiado la actividad agrícola, pero la inquietud aumenta.

Algunos peones de Oregon se encaminan a los campos a la una dela mañana y no van a negocios donde cobran sus cheques para evitarsustos. Sus empleadores temen quedarse sin trabajadores.

“Nos dicen, ‘no salgan, no se emborrachen, no hagan nadailegal’ porque nos necesitan. Están alarmados”, afirmóMoisés Maldonado, que está en el país ilegalmente y trabajadesde hace casi cuatro décadas en viñedos y frutales deOregon.

En Los Banos, California, Joel del Bosque, quien cultivaespárragos, dice que sus peones están tan asustados por laposibilidad de ser detenidos en las plantaciones, que le costóencontrar mano de obra para la cosecha de marzo.

Cuando la abogada de inmigración Sarah Loftin realizórecientemente un seminario en Newberg, Oregon, para hablar sobrelos derechos de los peones que trabajan en los viñedos de la zona,se sorprendió de ver que casi la mitad de los asistentes eran losdueños de las plantaciones.

Kathy LeCompte, propietaria de Brooks Tree Farm, muestra una forma I-9 de Verificación de Elegibilidad de Empleo en su finca cerca de Salem, Oregon. Sus empleados, la mayoría latinos, deben llenar el formulario.

Por ley, los trabajadores deben presentar documentos quecomprueban que están habilitados para trabajar, pero esosdocumentos a menudo son falsos y los agricultores sostienen que noes su responsabilidad determinar si son genuinos no. Además, noestán en condiciones de distinguir eso.

Agregan que los nativos no muestran el menor interés enmadrugar y desafiar el frío de la madrugada para trabajar en lascosechas.

Mientras 18 guatemaltecos encapuchados y con botas de cauchotrabajaban en esas condiciones hace poco en el valle de Willamettede Oregon, su jefe expresó su admiración por su disposición ahacer un trabajo tan duro.

“Cerca de aquí hay indigentes acampados en el bosque”,expresó el agricultor, señalando hacia unos árboles. “Y noestán buscando trabajo”.

Lamentó que la persecución de inmigrantes podría obligarlo ajubilarse porque probablemente no podrá conseguir mano de obra.Por temor a represalias del Gobierno, habló a condición de no seridentificado.

Algunos sectores intransigentes sostienen que los extranjerosque están en el país ilegalmente les quitan los trabajos a losnativos, pero un estudio del 2013 de un economista del centro parael Desarrollo Global analizó lo que sucede en granjas de Carolinadel Norte y concluyó que los peones inmigrantes tenían un impacto“casi nulo” en las perspectivas de los nativos de conseguirtrabajo.

“Pareciera que casi todos los trabajadores estadunidenseestán dispuestos a soportar cualquier cosa, incluidos largosperíodos sin trabajar, con tal de no trabajar en el campo”, dijoMichael Clemens.

Al tiempo que piden visas laborales y reformas a las leyes deinmigración, los dueños de las granjas hacen planes decontingencia, contemplando la mecanización de sus operaciones ocultivar plantas que no requieran tanta mano de obra.

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