- Jóvenes parten en busca de oportunidades y progreso, perosiempre hay quien decide buscarlos en casa
Óscar Tapia, El Sol de Morelia
La llegada de la telesecundaria y del bachillerato en lamodalidad de educación a distancia ha empezado a permear en elcriterio de algunos jóvenes; no muchos, pero sí tres o cuatro queya no ven a Estados Unidos como la única opción para saliradelante, para desarrollarse, para evolucionar, se percibe en elpueblo michoacano de Curimeo, de larga data en el temamigratorio.
Tal es el caso de Gabriela Bribiesca Acosta, de 16 años, quiencursa el cuarto semestre de preparatoria: “la migración se daporque aquí no hay trabajo, es muy poco, pero es muy mal pagado;mi papá se va a Zamora a las faenas al empaque de fresa. Yo quieroestudiar, quiero tener una carrera, pero aún no sabemos si podré,porque la situación económica es muy difícil. Casi todos losjóvenes que vienen de allá traen otra manera de pensar, vienencon otras ideas; tienen otra forma de ser, se visten diferente, ylos de aquí quieren imitarlos en la ropa y en elcomportamiento”.
Martín López Orozco es un joven que está decidido a no seguirel camino de su papá, a quien ve solamente unos cuantos días alaño. “Mi jefe todo el tiempo está en Estados Unidos trabajandopara mantenemos, viene dos o tres semanas por año”.
El caso de Martín es singular, él ha cultivado la idea dehacer carrera en nuestro país: “No pienso irme a Estados Unidos,creo que también aquí hay mucho en qué trabajar. Yo quieroestudiar para ser militar de carrera. Quiero ser alguien importantepara poner en alto el nombre de Curimeo”.
Le duele, le cala hondo el fenómeno de la discriminaciónjuvenil: “Las muchachas de aquí no nos prefieren, ellas lo quebuscan son los papeles de los que vienen de allá. Las mujeresprefieren a los que vienen de Estados Unidos, pero yo no voy a irmea trabajarle a los gringos, yo voy a estudiar, voy a sermilitar”. No todos piensan igual Lo que vive Abel López Pérezes diferente: “No estudio porque mi mamá no tiene para ayudarme.Trabajo en lo que me ocupan, pintando, cortando zacate, en lo quesea; me ofrezco puerta por puerta, casa por casa. A mí sí megustaría irme para el otro lado, allá hay mejor vida que aquí.Se gana más que acá, pero uno tiene que pagar renta y todo. Losnorteños viven mejor que uno. Les he dicho a mis tíos que meayuden, pero no pueden porque también tienen gastos”. Paliativospara el problema Lo desalentador es que no se ven visos desolución. No se le ven porque es un pueblo al que las autoridadestienen en el total olvido y abandono, al que solamente recuerdanlos partidos políticos en horas electorales, al que cuando muchole mandan ‘mejoralitos’ para sus cánceres, sobaditas de lomopara sus gangrenas sociales.