- Aguardan con ansia el arribo de migrantes, pues con ellos elsueño de llegar a EU se percibe más cercano
Óscar Tapia, El Sol de Morelia
Curimeo es una localidad michoacana que ilustra muy bien uno delos efectos de la migración: entre los jóvenes ha permeado elcriterio de no cortejar a hombres y mujeres locales, ya quemantienen viva la ilusión de que en diciembre llegue al pueblo“alguien con cara rayada”, es decir, con mica de residentelegal en Estados Unidos o, en el mejor de los casos, acreditadocomo ciudadano estadunidense por nacimiento.
El fin es simple, dicen ellos: “Hacérnoslas novias y tirarlesel rollo para ver si aceptan casarse con nosotros, nos arreglen ynos jalen para el norte”, afirma un muchacho de nombre Abelquien, por cierto, no estudia y trabaja donde lo ocupen.
No buscamos un príncipe azul
Caso parecido es el de las jovencitas, ya que no esperan unpríncipe azul; “buscamos a cualquiera que tenga papeles; alláse está mejor que aquí; una también quiere andar con su‘trocota’ como ellos”, comenta María Elena, quien con laayuda de sus papás estudia el bachillerato bajo el sistema deeducación a distancia.
Lo curioso es que hay casos que complementan el contexto,jóvenes que llegan de Estados Unidos a finales de noviembre oprincipios de diciembre y dicen fuerte, para ser escuchados hacialos cuatro puntos cardinales: “Esta vez vengo a casarme”.¿Quién es la novia? “No la tengo, la voy buscar, me voy casarcon ella y luego me la llevo conmigo”.
Y sí, dos semanas les basta para buscar y encontrar novia,hacer la propuesta de matrimonio y casarse. Cumplido el tiempo devacaciones, regresan a EU, dejan a las esposas en el pueblo einician trámites para “emigrarlas”.
“Nomás que ahora está recanijo, porque se tardan años paraque las llamen, pero si a la mía no la citan pronto al Consulado,vengo y me la llevo para que un ‘coyote’ me la ponga al otrolado, aunque que cobren caro, casi 100 mil pesos, pero el chiste esdormir calientito”, precisó Juan, quien buscó novia y se casócon ella en solo tres semanas.
Al respecto, la profesora Dolores Lemus, oriunda de Paracho,quien presta sus servicios en la preparatoria a distancia que hayen Curimeo, establece: “En las chamaquitas prevalece el criteriode que hay que noviar solo con uno que viene de Estados Unidos; yellos, los muchachos de aquí, también esperan conquistar a unajoven que regresa de aquel país, porque las de Curimeo no losaceptan debido a que no tienen papeles de migración”.
La maestra Lemus Zalapa advierte: “Es muy difícil lucharcontra la idea de emigrar, porque es una herencia cultural muyarraigada en personas y familias. Los muchachos y las muchachasesperan las fiestas de diciembre y las de la danza de Ruvalcabo(febrero-marzo) para ver si tienen la fortuna de encontrar un novioo una novia que viene del otro lado”.