TLAJOMULCO DE ZÚÑIGA. El poblado de San Juan Evangelista, cercano a la laguna de Cajititlán, cuyas tierras son codiciadas por talamontes, traficantes de terrenos y son blanco de defraudadores, ya es vigilado por la Guardia Nacional de manera permanente.
Ejidatarios que defienden sus tierras desde hace más de un siglo dicen que por fin hubo respuesta ya que no tenían respaldo de autoridad alguna, aseguran que a algunos les costó la vida y otros aún las defienden con juicios y amparos.
Ubicado a escasos 44.1 kilómetros de la Zona Metropolitana de Guadalajara, San Juan Evangelista, perteneciente a Tlajomulco de Zúñiga, es sede de la historia, del tiempo, de un hermoso templo y, por supuesto, de una de las lagunas más hermosas de Jalisco -después de Chapala- como es la de Cajititlán de los Reyes, según los conocedores.
La laguna ha superado sus peores momentos cuando fue calificada como una cloaca, depósito de las aguas negras de Cajititlán y otros poblados aledaños, que escenificó al menos tres muertes multitudinarias de peces.
Hoy, el cuerpo de agua luce radiante y recientemente fue escenario del tradicional paseo de los Reyes Magos.
San Juan Evangelista está situado a mil 545 metros de altura, pero por su cercanía a la laguna, ofrece un clima cálido, pero de montaña en invierno. Lo habitan poco más de dos mil personas y cuenta con grandes extensiones de tierra, a pesar de la depredación de que ha sido objeto el ejido dueño de los predios.
Es emblemático su templo que se construyó en el siglo XVII (alrededor de 1617) y cuenta con una capilla que tiene un trazo de planta basilical de tres naves, en el altar se encuentra un retablo barroco.
Tal y como ocurre con el de San Lucas Evangelista, poblado aledaño, también ese templo comparte piso con el cementerio oficial que está en el santuario. Entrar al recinto implica pasar por el camposanto. Y por supuesto, está su cercanía al vaso lacustre, desde cualquier punto de su territorio apunta una la vista de un paisaje del cuál es parte importante la laguna.
Esto hace de San Juan Evangelista un sitio codiciado. Primero por los talamontes que poco a poco -como dice don Isidro, vecino de la zona- “han dejado el cerro pelón, los hemos denunciado, pero la autoridad poco pudo hacer, no puede tener una patrulla en cada predio”.
Pero los habitantes de la zona creen que sí se debe de hacer investigaciones, “caerles de sorpresa, ver como mueven las trocas cargadas con madera”, refiere otro de los ejidatarios que prefiere se omita su nombre por temor a represalias.
Los ejidatarios tienen sus cálculos y aseguran que estos grupos han talado de manera clandestina los árboles que llenaban unas 60 hectáreas. No han podido avanzar, porque ellos se lo han impedido.
TRÁFICO DE TERRENOS
En redes sociales e incluso con letreros pegados en algunos postes, los traficantes de los predios frecen terrenos cerca de la laguna de Cajititlán, con un apartado de mil pesos, con enganche de 10 a 15 mil pesos y “cómodos abonos quincenales de dos mil pesos”.
Hay familias que han pagado eso y que ya estando en posesión de su “terreno campestre” se han percatado que no es de ellos. Que tiene otro dueño y que incluso no es una persona, sino del ejido de San Juan Evangelista.
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En tribunales, ejidatarios enfrentaron a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), en tiempos del presidente Felipe Calderón, que para la construcción del Macrolibramiento les expropió y no los indemnizó como debiera.
Las batallas contra quienes quieren quitarles sus predios siguen; en noviembre de 2021 pidieron la participación de la Procuraduría Agraria para colocar letreros contra la venta ilegal de terrenos.
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