TLAXCALA. Previo a la pandemia de Covid-19, los cementerios del país ya sufrían un problema de saturación que se agudizó al grado que en algunos casos los 10 años de vida proyectados previo a la crisis sanitaria se redujeron a menos de cinco. Muchos de los construidos o ampliados durante esta emergencia ya están al límite de su capacidad, como son los casos de los panteones municipales de Acapulco, Hermosillo y Tlaxcala.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía indica que 81.5 por ciento de las defunciones por Covid-19 se presentaron en zonas metropolitanas del país siendo éstas las que tienen actualmente problemas de saturación en cementerios.
En el caso de Tlaxcala hay sobrecupo en los panteones de la zona metropolitana de Apizaco y la capital; sin embargo, el problema se extiende a municipios menos urbanizados por lo que se tuvieron que habilitar cinco nuevos panteones y tres más están en proyecto de construcción.
Los municipios que cuentan o ya construyen nuevos panteones son Tlaltelulco, Nanacamilpa, Chiautempan, Tetla y Santa Cruz Tlaxcala.
Algunos proyectos, como el de San Mateo Ayecac, municipio de Tepetitla, no han podido concretarse por lo que los habitantes y el alcaldía buscan recaudar 1.3 millones de pesos para un nuevo panteón.
En Zacatelco se inició la construcción de otro cementerio, pero el proyecto no avanzó por problemas jurídicos toda vez que quedó como garantía para el pago de laudos laborales. El plan abarcaba una capilla, pasillos, corredores, baños públicos, oficinas, áreas de cripta con gavetas, área de osario, así como un columbario para depositar urnas.
La capital de Sonora, Hermosillo, también construyó un panteón municipal en 2020 debido a que los existentes ya están a 100 por ciento de ocupación, sin embargo, a un mes de entrar en operaciones ya estaba a 65 por ciento de su capacidad.
El Gobierno municipal inició la construcción de una segunda etapa del panteón que consta de mil fosas y proyecta una tercera fase debido a que actualmente se realizan en promedio 45 servicios funerarios al mes.
En Acapulco, Guerrero, el panteón El Palmar, construido hace nueve años, delimitó un área para fallecidos por Covid desde que inició la pandemia.
En una primera etapa se abrieron 300 tumbas, mismas que fueron ocupadas en pocas semanas ya que Acapulco tuvo un alto índice de contagios y defunciones y se tuvieron que habilitar una segunda y tercera etapas del panteón con 250 y 200 sepulcros nuevos respectivamente. En total, habilitó 750 criptas nuevas, mismas que están ocupadas casi en su totalidad.
En Guanajuato, el promedio de ocupación de los panteones municipales hasta inicios de 2020 era de 75 por ciento y esto les permitía tener una vida útil de alrededor de 10 años; no obstante, en 2021 hay panteones que están a 90 por ciento de su capacidad y muchos han adelantado sus proyectos de ampliación de espacios para sepulcro y otros, incluso, dejan de lado las tumbas y construyen muros de gavetas para aprovechar más los espacios que aún cuentan los camposantos. Con información de David Jaquez/El Sol de Hermosillo, Francisco Zorroza/El Sol de Acapulco y José Ortiz/El Sol del Bajío
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