/ domingo 8 de noviembre de 2020

Acordanza

A propósito de Cristóbal Colón y el antihispanismo

Los últimos acontecimientos: el deseo presidencial de que tanto España como la Iglesia católica pidan una disculpa a nuestro país por la Conquista; la amenaza de hacer trizas la estatua de Colón que llevó al gobierno de la Ciudad a la decisión de retirar su estatua del Paseo de la Reforma, nos hablan de un antihispanismo que no viene de ahora, sino de lejos, pues desde la independencia ha sido uno de los compuestos ideológicos para la formación de nuestra nacionalidad de mexicanos...

Esta fobia aparece con más fuerza en determinados periodos de nuestra historia nacional. Desde los primeros tiempos de la Conquista se dio entre los criollos -hijos de españoles avecindados en América-, quienes se sintieron relegados por los peninsulares que llegaban a la Nueva España...

Tan es así que el primer intento de rebelión hacia lo “español” ocurrió con la Conjura de Martín Cortés, el segundo Marqués del Valle de Oaxaca, hijo de Hernán Cortés. Sus amigos, los hermanos Ávila, terminaron en la horca, mientras el Marqués y el mestizo Martín Cortés -hijo de la Malinche-, fueron remitidos a España, habiéndoseles prohibido pisar nuevamente suelo novohispano. El propio Cortés sufrió los embates de la Corona, que lo despojó de la gubernatura de México, abriéndole un “juicio de residencia” donde se le acusó de múltiples delitos no con el propósito de hacer justicia, sino por la política de tenerle quieto para que no atreviera a “alzarse con la tierra”...

Don Miguel Hidalgo (criollo) acabó, en 1810, con los españoles refugiados en la Alhóndiga de Granaditas de Guanajuato, y en Guadalajara, también fusiló a numerosos españoles, pues lo creyó necesario en el proceso de independencia...

Con Morelos surge la idea de que entre las culturas prehispánicas y el país que querían fundar los insurgentes no los separaban los 300 años de presencia española...

El México independiente heredó el rencor a España porque la Corona no reconoció su independencia enseguida. El presidente Victoria en 1827 promulgó la expulsión de ciudadanos españoles que se mantuvieran fieles a la Corona (Se calcula que entre 1827 y 1829 salieron al exilio siente mil 148 españoles)...

El sentimiento antiespañol perduró en todo el siglo XIX, cuando nuestro país se convirtió en campo de batalla entre centralistas y federalistas, liberales y conservadores (los federalistas y los liberales fueron quienes alentaron el sentimiento antiespañol)...

Cuando España reconoció al imperio de Maximiliano, la hispanofobia creció más. Don Porfirio Díaz trató de restañar las viejas heridas entre las dos naciones, pero durante la revolución mexicana (1910-1929), como había muchos españoles administrando haciendas, surgió con fuerza otra vez el sentimiento antiespañol...

Aunque el presidente Cárdenas abrió las puertas de México a los españoles exiliados de la República Española -emigración bienhechora para la cultura mexicana-, aún subyace en muchos mexicanos esa hispanofobia que se manifiesta a lo largo de nuestra vida pública de una forma o de otra, y que no es más que una manera de afianzar una especie de nacionalismo que muchos creíamos ya superado...

A propósito de Cristóbal Colón y el antihispanismo

Los últimos acontecimientos: el deseo presidencial de que tanto España como la Iglesia católica pidan una disculpa a nuestro país por la Conquista; la amenaza de hacer trizas la estatua de Colón que llevó al gobierno de la Ciudad a la decisión de retirar su estatua del Paseo de la Reforma, nos hablan de un antihispanismo que no viene de ahora, sino de lejos, pues desde la independencia ha sido uno de los compuestos ideológicos para la formación de nuestra nacionalidad de mexicanos...

Esta fobia aparece con más fuerza en determinados periodos de nuestra historia nacional. Desde los primeros tiempos de la Conquista se dio entre los criollos -hijos de españoles avecindados en América-, quienes se sintieron relegados por los peninsulares que llegaban a la Nueva España...

Tan es así que el primer intento de rebelión hacia lo “español” ocurrió con la Conjura de Martín Cortés, el segundo Marqués del Valle de Oaxaca, hijo de Hernán Cortés. Sus amigos, los hermanos Ávila, terminaron en la horca, mientras el Marqués y el mestizo Martín Cortés -hijo de la Malinche-, fueron remitidos a España, habiéndoseles prohibido pisar nuevamente suelo novohispano. El propio Cortés sufrió los embates de la Corona, que lo despojó de la gubernatura de México, abriéndole un “juicio de residencia” donde se le acusó de múltiples delitos no con el propósito de hacer justicia, sino por la política de tenerle quieto para que no atreviera a “alzarse con la tierra”...

Don Miguel Hidalgo (criollo) acabó, en 1810, con los españoles refugiados en la Alhóndiga de Granaditas de Guanajuato, y en Guadalajara, también fusiló a numerosos españoles, pues lo creyó necesario en el proceso de independencia...

Con Morelos surge la idea de que entre las culturas prehispánicas y el país que querían fundar los insurgentes no los separaban los 300 años de presencia española...

El México independiente heredó el rencor a España porque la Corona no reconoció su independencia enseguida. El presidente Victoria en 1827 promulgó la expulsión de ciudadanos españoles que se mantuvieran fieles a la Corona (Se calcula que entre 1827 y 1829 salieron al exilio siente mil 148 españoles)...

El sentimiento antiespañol perduró en todo el siglo XIX, cuando nuestro país se convirtió en campo de batalla entre centralistas y federalistas, liberales y conservadores (los federalistas y los liberales fueron quienes alentaron el sentimiento antiespañol)...

Cuando España reconoció al imperio de Maximiliano, la hispanofobia creció más. Don Porfirio Díaz trató de restañar las viejas heridas entre las dos naciones, pero durante la revolución mexicana (1910-1929), como había muchos españoles administrando haciendas, surgió con fuerza otra vez el sentimiento antiespañol...

Aunque el presidente Cárdenas abrió las puertas de México a los españoles exiliados de la República Española -emigración bienhechora para la cultura mexicana-, aún subyace en muchos mexicanos esa hispanofobia que se manifiesta a lo largo de nuestra vida pública de una forma o de otra, y que no es más que una manera de afianzar una especie de nacionalismo que muchos creíamos ya superado...

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