/ jueves 4 de abril de 2024

¿Cuántos más?

Si el sistema no puede proteger a l@s candidat@s, menos a los ciudadanos de a pie.

Anónimo

El asesinato de Gisela Gaytán Gutiérrez, candidata de Morena a la Alcaldía de Celaya, marca y proyecta lo que serán unas elecciones en un contexto de múltiples violencias, donde se agrega un nuevo jugador al tablero político/económico. Los espacios ganados por la delincuencia a lo largo del país son asegurados ya sea imponiendo, comprando o amenazando candidatos para continuar con el “negocio”.

Más allá del discurso de “elecciones en paz” y de una población “feliz”, estamos en presencia del poder que han conseguido las múltiples organizaciones criminales. Tenemos, por un lado, los grandes cárteles que dominan estados o regiones completas, donde se sienten seguros y dueños de territorio y vidas (Cártel de Sinaloa, Familia Michoacana, CJNG, Cártel del Noreste). También, hay zonas en disputa, de trasiego de droga y migrantes, que son ganados en enfrentamientos, pero que están en constante conflicto, en las cuales vemos masacres, y desapariciones.

Además, están los grupos pequeños locales que se dedican a la extorsión, secuestro, cobro de piso, tala clandestina, aliados a los cárteles y diversas organizaciones regionales que se han separado por disputas internas o la captura de sus líderes. Recordemos, que el descabezamiento ha incrementado la violencia por el control de las plazas y formado nuevas agrupaciones, principalmente en zonas que han sido históricamente abandonadas por el Estado y que son oportunidades para cooptar a cientos de jóvenes prometiendo una vía para salir de su entorno de pobreza y marginación.

Por ello, no es de sorprender el incremento de las solicitudes de los candidatos para ser protegidos, más donde la policía municipal es incapaz o dejó de existir por sus nexos con el crimen. Los valientes aspirantes en estas zonas, arriesgan su vida, son amenazados constantemente, han vivido atentados, pero siguen en la competencia.

Las campañas locales incian con un asesinato, ¿serán unas elecciones pacíficas en las regiones dominadas y disputadas por los distintos cárteles, cuyos intereses no pueden regatearse ni cederse?, ¿es posible creer que el próximo 2 de junio se podrá concurrir a las urnas sin riesgos y amenazas?

En contraste, para el inquilino de Palacio el país es un edén y los habitantes son felices. Como en otros temas, el tabasqueño prefiere responsabilizar al pasado y evadir su responsabilidad ante hechos que competen a su gobierno.

Es deseable que no haya más ataques a candidatos, pero la fenomenología de la violencia no obedece a criterios voluntaristas. La agenda de la descomposición social y de la hegemonía de la delincuencia organizada siguen vigentes. ¿Cuántos más?

@pedro_penaloz

Si el sistema no puede proteger a l@s candidat@s, menos a los ciudadanos de a pie.

Anónimo

El asesinato de Gisela Gaytán Gutiérrez, candidata de Morena a la Alcaldía de Celaya, marca y proyecta lo que serán unas elecciones en un contexto de múltiples violencias, donde se agrega un nuevo jugador al tablero político/económico. Los espacios ganados por la delincuencia a lo largo del país son asegurados ya sea imponiendo, comprando o amenazando candidatos para continuar con el “negocio”.

Más allá del discurso de “elecciones en paz” y de una población “feliz”, estamos en presencia del poder que han conseguido las múltiples organizaciones criminales. Tenemos, por un lado, los grandes cárteles que dominan estados o regiones completas, donde se sienten seguros y dueños de territorio y vidas (Cártel de Sinaloa, Familia Michoacana, CJNG, Cártel del Noreste). También, hay zonas en disputa, de trasiego de droga y migrantes, que son ganados en enfrentamientos, pero que están en constante conflicto, en las cuales vemos masacres, y desapariciones.

Además, están los grupos pequeños locales que se dedican a la extorsión, secuestro, cobro de piso, tala clandestina, aliados a los cárteles y diversas organizaciones regionales que se han separado por disputas internas o la captura de sus líderes. Recordemos, que el descabezamiento ha incrementado la violencia por el control de las plazas y formado nuevas agrupaciones, principalmente en zonas que han sido históricamente abandonadas por el Estado y que son oportunidades para cooptar a cientos de jóvenes prometiendo una vía para salir de su entorno de pobreza y marginación.

Por ello, no es de sorprender el incremento de las solicitudes de los candidatos para ser protegidos, más donde la policía municipal es incapaz o dejó de existir por sus nexos con el crimen. Los valientes aspirantes en estas zonas, arriesgan su vida, son amenazados constantemente, han vivido atentados, pero siguen en la competencia.

Las campañas locales incian con un asesinato, ¿serán unas elecciones pacíficas en las regiones dominadas y disputadas por los distintos cárteles, cuyos intereses no pueden regatearse ni cederse?, ¿es posible creer que el próximo 2 de junio se podrá concurrir a las urnas sin riesgos y amenazas?

En contraste, para el inquilino de Palacio el país es un edén y los habitantes son felices. Como en otros temas, el tabasqueño prefiere responsabilizar al pasado y evadir su responsabilidad ante hechos que competen a su gobierno.

Es deseable que no haya más ataques a candidatos, pero la fenomenología de la violencia no obedece a criterios voluntaristas. La agenda de la descomposición social y de la hegemonía de la delincuencia organizada siguen vigentes. ¿Cuántos más?

@pedro_penaloz

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