Por Luisa Castillo Gavito
El internet es una herramienta a la cual todos deberíamos tener acceso, pero no tenemos conciencia del poder que tiene. En CIPMEX buscamos encontrar las causas y efectos de un mismo fenómeno en diferentes niveles. En mi anterior artículo hablé del uso del Internet en el nivel nacional e internacional. Esta vez, hablaré a nivel local, donde se encuentra el ciberbullying (acoso en línea).
A menudo niños y adolescentes carecen de tener conciencia de cuán ampliamente pueden circular sus palabras ni de su poder destructivo al hacer una publicación. De la población acosada, el 20.1% corresponde a menores de edad (Toche 2020). Este fenómeno ha tenido un incremento en los jóvenes durante la pandemia, ya que tienen mayor contacto con los medios electrónicos (Toche 2020). Hay muchas formas de realizar violencia en línea: difamación, engaño, exclusión, acoso, amenazas, entre otros; muchas veces se utiliza contenido sexual (Ezioni 2020).
La distinción entre palabras y hechos y entre comportamiento virtual y comportamiento real se está volviendo más borrosa. Por ejemplo, un acoso repetido en una red social puede llevar a una persona a suicidarse. Por lo que es necesario que el Internet no se convierta en un lugar donde se pueda cometer delitos bajo el anonimato y en ausencia de contacto físico.
Para poder proteger a los niños y jóvenes de este fenómeno es necesario tomar acciones desde lo local, integrando varios ámbitos: (1) Educación, realizar actividades dirigidas a maestros y alumnos, desarrollar nuevos métodos, medidas y programas para abordar la violencia en línea. (2) Familiar, donde los padres deben de crear un ambiente de confianza en el que la víctima pueda hablar del tema. Es necesaria la cooperación estrecha entre el personal educativo y los padres, ambas partes deben conocer y comprender el entorno en línea y sus peligros inherentes; asimismo, que les enseñen a los menores las consecuencias que el ciberbullying puede causar en una persona, el daño psicológico, mental y físico utilizando casos reales. Crear conciencia del arma poderosa que tienen en sus manos todos los días. Que el material que busquen o sigan en Internet tiene que ser algo que los ayude a ser mejores personas y que el construir paz está en sus manos. (3) Seguridad y justicia, que dentro de nuestra legislación se pueda juzgar actos que se lleven a cabo en el mundo virtual como se hace en el mundo real. En México, falta mucho por hacer, pero la Ley Olimpia es un gran avance.
El Internet se ha vuelto una herramienta fundamental en nuestra vida cotidiana y más en tiempos de Covid-19. Sin embargo, es necesario usarlo con precaución y vigilar que los menores hagan uso de él positivamente.