/ sábado 15 de agosto de 2020

La moviola | Sin una nueva esperanza

Un filme sobre perdedores que retrata una epopeya que no va a ningún lado, sólo a cierta melancolía, pero con historias imperdibles con algunos chispazos de humor soterrado y personajes entrañables y curiosos, son elementos que construyen la trama del documental Elstree, 1976 el lado anónimo de la fuerza (Jon Spira, 2015).

Las historias de fracaso y de lucha por la redención mediática, no exentas de cierta pelea por encontrar dignidad, sostienen la trama del filme de Spira, documentalista especializado en personajes marginales que rodean al séptimo arte. Basta mencionar su más reciente trabajo: Hollywood bulldogs: ascenso y caída del gran doble de acción británico. De 44 años, el cineasta trabaja con cierta melancolía para retratar pero a través de la pequeña historia, el mundo del cine y los grandes fenómenos de la cultura pop. La visión, no es poca cosa.

Porque en Elstree, 1976 , no se cuenta la carrera hacia el éxito, tan cercana a la epopeya narrativa hollywoodense, tampoco es un trágico cuento hacia el descenso, el filme nos relata la permanencia de la derrota y en algunos casos la dignidad que esto conlleva: a lo largo de su poco más de hora y media, vemos entrevistas con los actores –por decirles de algún modo- que hicieron terceras partes en el máximo fenómeno mediático de estos tiempos: Star Wars, episodio IV: Una nueva esperanza (Lucas, 1977).

Y el sujeto que interpreta a Greedo (Paul Blake), aquel otro que es el soldado de la resistencia que matan al final de la película, en fin, desfilan ante la cámara, para contar su sentir sobre su participación en el importantísimo filme que los tiene como los convidados de piedra. Y de ahí el valor incomparable de su testimonio, el cual nunca raya en el morbo. Incluso en ese punto se da la medianía natural de sus protagonistas.

El momento culminante llega cuando toca el turno de hablar a un avejentado David Prowse, el hombre que es leyenda por ponerse el traje de Darth Vader y que vio opacar su estrella por la voz de James Earl Jones confesar ante la cámara que el trabajo que recuerda con más cariño es una campaña televisiva, en la que también usaba disfraz, para evitar accidentes de niños al cruzar la calle, y la prohibición expresa de Lucas para asistir a algunas convenciones de fanáticos. Todo dicho, sin pizca de amargura. Y a un avejentado pero sabio Jeremy Bulloch –el Boba Fett original- darle dignidad a su carrera por encima del mediático personaje.

El documental es el punto culminante de la civilización del espectáculo. Los personajes que ahí aparecen representan el sueño generacional de mucho fanático: haber estado ahí, pero no haber estado. Se puede ver en Amazon y romantiza el fracaso en torno a una épica.

Un filme sobre perdedores que retrata una epopeya que no va a ningún lado, sólo a cierta melancolía, pero con historias imperdibles con algunos chispazos de humor soterrado y personajes entrañables y curiosos, son elementos que construyen la trama del documental Elstree, 1976 el lado anónimo de la fuerza (Jon Spira, 2015).

Las historias de fracaso y de lucha por la redención mediática, no exentas de cierta pelea por encontrar dignidad, sostienen la trama del filme de Spira, documentalista especializado en personajes marginales que rodean al séptimo arte. Basta mencionar su más reciente trabajo: Hollywood bulldogs: ascenso y caída del gran doble de acción británico. De 44 años, el cineasta trabaja con cierta melancolía para retratar pero a través de la pequeña historia, el mundo del cine y los grandes fenómenos de la cultura pop. La visión, no es poca cosa.

Porque en Elstree, 1976 , no se cuenta la carrera hacia el éxito, tan cercana a la epopeya narrativa hollywoodense, tampoco es un trágico cuento hacia el descenso, el filme nos relata la permanencia de la derrota y en algunos casos la dignidad que esto conlleva: a lo largo de su poco más de hora y media, vemos entrevistas con los actores –por decirles de algún modo- que hicieron terceras partes en el máximo fenómeno mediático de estos tiempos: Star Wars, episodio IV: Una nueva esperanza (Lucas, 1977).

Y el sujeto que interpreta a Greedo (Paul Blake), aquel otro que es el soldado de la resistencia que matan al final de la película, en fin, desfilan ante la cámara, para contar su sentir sobre su participación en el importantísimo filme que los tiene como los convidados de piedra. Y de ahí el valor incomparable de su testimonio, el cual nunca raya en el morbo. Incluso en ese punto se da la medianía natural de sus protagonistas.

El momento culminante llega cuando toca el turno de hablar a un avejentado David Prowse, el hombre que es leyenda por ponerse el traje de Darth Vader y que vio opacar su estrella por la voz de James Earl Jones confesar ante la cámara que el trabajo que recuerda con más cariño es una campaña televisiva, en la que también usaba disfraz, para evitar accidentes de niños al cruzar la calle, y la prohibición expresa de Lucas para asistir a algunas convenciones de fanáticos. Todo dicho, sin pizca de amargura. Y a un avejentado pero sabio Jeremy Bulloch –el Boba Fett original- darle dignidad a su carrera por encima del mediático personaje.

El documental es el punto culminante de la civilización del espectáculo. Los personajes que ahí aparecen representan el sueño generacional de mucho fanático: haber estado ahí, pero no haber estado. Se puede ver en Amazon y romantiza el fracaso en torno a una épica.

ÚLTIMASCOLUMNAS