/ domingo 31 de marzo de 2024

Telarañas Digitales / ¿y si sí, juega a los dados?

A Santiago Berenzon naciente investigador

En el invierno de la segunda década del siglo pasado (1926) Albert Einstein (1879- 1955) escribió: “La teoría produce un buen caso, pero no nos acerca al secreto del Viejo. Estoy del todo convencido que Él no juega a los dados”.

El físico, padre de la teoría de la relatividad, se enfrentaba a sí mismo en su duda religiosa E=mc2. Einstein ponía al tiempo y al en espacio un binomio irresoluble e indivisible. “Espacio-tiempo” corrían en un eje plano de cuatro dimensiones atrapados por la velocidad.

Un cambio drástico y fundamental para el crecimiento de la física como disciplina y de la cosmovisión de los seres humanos, el cuarto eje describiría la distancia a la que nos movemos ¿nosotros y el cosmos? En una misma suerte, la indagación en Francia transitó por el “pienso luego existo” del filósofo René Descartes (1596-1650); es decir, el mundo de lo racional, al “’Donde me pienso no existo” del psicoanalista Jacques Lacan (1901-1981) ahora el terreno del imaginario.

He puesto las fechas de su existencia para mostrar la relatividad y el papel vital que siempre tiene la construcción de los saberes y/o el conocimiento, su inmensa capacidad para dialogar y después sumar y restar permanente; mostrándonos siempre que la existencia y el conocimiento son totalmente vitales y revolucionarios.

El mundo digital ha modificado la relación de todos con la religión. Se reasigna un lugar para ser y la divinidad. Podemos ver la propagación de las diversas doctrinas de la fe, en el laberinto del internet al tiempo que vemos comunidades virtuales, ritos y ceremonias que corren en la era digital ampliando la senda a la información. Se permite con ello, cada vez más el vínculo de las personas y sociedades de diferentes partes del mundo. ¿Una nueva sociosfera? Sí, pero seamos precisos, han cambiado las herramientas y quizá muchas formas de propagación de la fe, pero no la esencia si somos sinceros. Valga como importante ejemplo del actuar religioso en la Pandemia.

Por otro lado, el hartazgo de información en línea, incluidas las fake news, consigue crear confusión y entorpecer la búsqueda de los trazos auténticos del espíritu. A lo que se suma un coro de anónimos que hacen crecer las dudas lo que propician narrativas extremistas o falaces que se presentan como espirituales.

Las redes sociales han trasformado las formas, signos, símbolos y significantes en que las personas interactúan e intervienen en las muy íntimas experiencias religiosas.

X, Facebook, Instagram o YouTube, son espacios en el que los cibernautas localizan, descubren y comparten su fe y creencias vinculándose de manera global. La tarea aquí es ser conscientes del narcicismo y la banalidad con la que se aborda el mundo de la fe desde estos intercambios digitales. Nos queda mucho aun que

pensar afortunadamente ante la máxima de Einstein. La metáfora de la divinidad sigue inamovible. ¡Felices Pascuas!



A Santiago Berenzon naciente investigador

En el invierno de la segunda década del siglo pasado (1926) Albert Einstein (1879- 1955) escribió: “La teoría produce un buen caso, pero no nos acerca al secreto del Viejo. Estoy del todo convencido que Él no juega a los dados”.

El físico, padre de la teoría de la relatividad, se enfrentaba a sí mismo en su duda religiosa E=mc2. Einstein ponía al tiempo y al en espacio un binomio irresoluble e indivisible. “Espacio-tiempo” corrían en un eje plano de cuatro dimensiones atrapados por la velocidad.

Un cambio drástico y fundamental para el crecimiento de la física como disciplina y de la cosmovisión de los seres humanos, el cuarto eje describiría la distancia a la que nos movemos ¿nosotros y el cosmos? En una misma suerte, la indagación en Francia transitó por el “pienso luego existo” del filósofo René Descartes (1596-1650); es decir, el mundo de lo racional, al “’Donde me pienso no existo” del psicoanalista Jacques Lacan (1901-1981) ahora el terreno del imaginario.

He puesto las fechas de su existencia para mostrar la relatividad y el papel vital que siempre tiene la construcción de los saberes y/o el conocimiento, su inmensa capacidad para dialogar y después sumar y restar permanente; mostrándonos siempre que la existencia y el conocimiento son totalmente vitales y revolucionarios.

El mundo digital ha modificado la relación de todos con la religión. Se reasigna un lugar para ser y la divinidad. Podemos ver la propagación de las diversas doctrinas de la fe, en el laberinto del internet al tiempo que vemos comunidades virtuales, ritos y ceremonias que corren en la era digital ampliando la senda a la información. Se permite con ello, cada vez más el vínculo de las personas y sociedades de diferentes partes del mundo. ¿Una nueva sociosfera? Sí, pero seamos precisos, han cambiado las herramientas y quizá muchas formas de propagación de la fe, pero no la esencia si somos sinceros. Valga como importante ejemplo del actuar religioso en la Pandemia.

Por otro lado, el hartazgo de información en línea, incluidas las fake news, consigue crear confusión y entorpecer la búsqueda de los trazos auténticos del espíritu. A lo que se suma un coro de anónimos que hacen crecer las dudas lo que propician narrativas extremistas o falaces que se presentan como espirituales.

Las redes sociales han trasformado las formas, signos, símbolos y significantes en que las personas interactúan e intervienen en las muy íntimas experiencias religiosas.

X, Facebook, Instagram o YouTube, son espacios en el que los cibernautas localizan, descubren y comparten su fe y creencias vinculándose de manera global. La tarea aquí es ser conscientes del narcicismo y la banalidad con la que se aborda el mundo de la fe desde estos intercambios digitales. Nos queda mucho aun que

pensar afortunadamente ante la máxima de Einstein. La metáfora de la divinidad sigue inamovible. ¡Felices Pascuas!