Esta será una de las Navidades más históricas y nostálgicas entre la familia real británica. En primera instancia, estará marcada por la gran ausencia de la reina Isabel II, asimismo, será el debut del rey Carlos III en el tradicional discurso navideño.
A pesar de este contexto, y como parte de las costumbres y del protocolo de la monarquía, a finales de noviembre comienzan los preparativos de las fiestas decembrinas con la imponente iluminación y adornos navideños que se colocan en cada rincón del Castillo de Windsor –la que los últimos años fungió como residencia oficial de la desaparecida reina-.
Uno de los principales atractivos de la temporada es el gigante árbol de más de seis metros de altura vestido con cientos de luces parpadeantes y adornos, que se coloca en la entrada del lujoso salón St. George´s, donde se casaron en mayo del 2018, el príncipe Harry y Meghan Markle y que decenas de turistas y locales podrán visitar hasta principios de enero.
“La Navidad ha llegado al Castillo de Windsor”, se lee en la descripción de un video publicado en la pagina @thewindsorsfamily que se dedica a difundir noticias sobre la familia real. En dicho corto, se aprecia cómo colocan el árbol y lo decoran un grupo de empleados del castillo.
Como parte de la ambientación navideña, en la gran mesa de la Cámara de Waterloo, se colocará una suntuosa exhibición de elementos decorativos de la Royal Collection como frutas de temporada y follaje bajo candelabros resplandecientes.
Además, se ofrecerá un programa de actividades navideñas para los visitantes, entre las que destacan eventos para chicos y grandes como un concierto de los coros escolares y comunitarios locales que inician el 8 de diciembre.
Para los fines de semana se tendrán actividades para toda la familia como talleres artesanales para crear su propio árbol navideño o manualidades.
Y para los más sibaritas, el café subterráneo Undercroft Café, ofrecerá un menú de invierno de temática festiva.