Una mini ciudad dentro de una gran ciudad, así funciona la Villa Panamericana en Santiago de Chile. Las banderas de los 41 países que participarán en la justa ondean con el viento que baja de la cordillera y dan la bienvenida a la que será la casa de los atletas durante las próximas semanas.
Ubicada en la comuna de Cerrillos, al sur de Santiago, el complejo de 17 torres destaca entre el resto de edificaciones de la zona. Los terrenos, según cuentan, corresponden a lo que hace décadas se trataba de un aeropuerto militar, pero los tiempos cambian.
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De cada una de las torres desciende la bandera de la delegación que la habita, también los uniformes que se secan en el balcón. Algunas están repartidas entre los países de menor convocatoria, otros, sin embargo, necesitan varias para alojar a tanto deportista.
Entre los equipos más numerosos que tendrán acción en la decimonovena edición de la justa continental están Brasil, Estados Unidos, México y Chile. Los tres primeros están llamados a dominar los juegos, pero eso verá después, una vez que comience todo.
“De acuerdo a la cantidad de atletas, se les entregan los departamentos a cada una de las delegaciones. La Villa se conforma de 17 torres distribuidas en cuatro Barrios, B1, B2, C1 y C2. Tenemos torres de 17 pisos, 13 pisos, 12 pisos, 11, 9 y 6. De acuerdo al número de las delegaciones se entregan también los espacios cooperativos. Oficinas, salas de reuniones y espacios médicos, esto les permite tener todo lo que ellos necesitan”, explicó Arielle Decap, encargada de distribuir a los atletas.
Atentos a cualquier detalle, la Villa Panamericana está fuertemente resguardada, para acceder a ella hay que hacer un registro previo y sacar un pase por un día. Las filas se acumulan previo a las intensas revisiones a las que los visitantes son sometidos, pero una vez que se accede es posible respirar el espíritu olímpico.
Al margen de las banderas, en la zona internacional, los deportistas tienen varios servicios a su disposición, carpas con gastronomía típica, la tradicional tienda de souvenirs donde el producto más vendido es la colorida mascota Fiu, el sietecolores de todos los tamaños y precios.
Más al fondo, cuando se cruza el embroque que unirá la comuna con el parque bicentenario, como una forma de construir comunidad, comienza la intimidad de los atletas, las zonas comunes donde juegan Ping Pong, sin medalla de medio, el tradicional fut tenis, o simplemente se recuestan en los camastros a dejar pasar el tiempo mientras llega el día de su competencia. La calma solo se interrumpe de pronto, cuando dos atletas mexicanos llevan en la bocina una canción de Peso Pluma. La gente los mira con curiosidad, pero ellos saben que ponen el ambiente.
Un poco más al fondo, el gimnasio es de los más solicitados, el sonido de las pesas y la bicicleta es recurrente. Ahí acaso afinan los últimos detalles previo a su participación en la justa continental.
Por ahora, en los barrios que conforman el complejo de las torres y que llevan el nombre de los cuatro elementos, es decir tierra, aire, agua y fuego, caminan sin prisa los atletas, por el extenso Paseo Panamericano que una enorme escultura del pájaro sietecolores se impone en el panorama, también están los aros olímpicos y el escudo de Panam Sports.
Es un paso lento, el que emprenden rumbo al comedor o la lavandería, o incluso a la carpa médica, donde los deportistas podrán acudir con los kinesiólogos, fisiatras y médicos dispuestos a apoyar a las delegaciones. En la zona también hay farmacia y servicio de asistencia dental, y las tinas de agua helada, de las más demandadas por los atletas.
“Nuestra misión es dar un apoyo médico a todas las delegaciones que lo requieran, aún cuando ellas traigan sus propios equipos. Nosotros tenemos que dar un apoyo extra”, señaló el jefe de los servicios médicos de la Villa. “Tenemos un área de kinesiología, un área de consultas médicas. Tenemos un área de urgencias para atender las 24 horas y los siete días de la semana. Ahí es donde los pacientes críticos se van a atender”, agregó.
En los próximos meses, sin embargo, concretamente en el segundo semestre del 2024, por esas calles y esas áreas verdes correrán niños y caminarán familias, en un proyecto de vivienda que encabezó el gobierno del presidente Gabriel Boric, junto a la iniciativa privada, y que pretende darle morada a cerca de 1355 familias.
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“Ha sido ardua la construcción de toda esta Villa Panamericana, nos llena de orgullo esta vivienda que están viendo. La gente le está prestando esta vivienda a los deportistas para que ellos lo ocupen en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos. Son viviendas de interés social, que el estado de Chile y el Ministerio están construyendo para estas familias”, señaló David Carrillo, director de operaciones de la Villa Panamericana.
Publicado originalmente en el ESTO