México.- Para afrontar la problemática del suicidio esnecesario emprender estrategias informativas y educativas en losámbitos social, familiar, escolar, laboral e iniciar programas derecomposición social para lograr relaciones sanas, armoniosas ytolerantes, consideró la investigadora Silvia Solís Valdez.
La especialista de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)explicó que los modelos existenciales y las condicionessocioeconómicas impuestos por el sistema de desarrollo neoliberalcolocan al suicidio como una problemática social grave a nivelinternacional.
Solís Valdez advirtió que ese fenómeno ha alcanzado unadimensión global y tenderá a crecer si se mantienen las severasexigencias sociales y económicas que generan presionesemocionales, frustraciones enfermizas que desvalorizan a losindividuos en un ámbito altamente competitivo.
En un comunicado, la académica del Departamento de Sociologíade la Unidad Iztapalapa dijo que el Día Mundial para laPrevención del Suicidio, que se conmemora este jueves, representauna oportunidad para analizar la severidad con la que afecta estaproblemática en la sociedad.
Recordó que datos de la Organización Mundial de la Saludrevelan que cada año se suicida casi un millón de personas dediferentes edades, condiciones sociales, geográficas, religiones yculturas.
Expuso que para dimensionar con mayor exactitud las cifras debenincluirse los intentos de suicidio, con lo que los datosaumentarían hasta 20 veces; “en los últimos 45 años las tasasde suicidio han aumentado en un 60 por ciento nivel mundial”.
Señaló que el suicidio es la segunda causa de muerte entrepersonas de 10 a 24 años en algunos países, y una de las trescausas principales de defunción entre los individuos de 15 a 44años, cuando en décadas anteriores la problemática se focalizabaen hombres de entre 40 y 45 años.
Hizo notar que las razones no pueden limitarse sólo al ámbitosuperficial, a determinantes individuales, historias de vida,experiencias personales, grupales y familiares, a un trastornomental, a un impulso provocado por diversas condiciones o por elconsumo de una droga, que desencadenan en estados emocionalesdepresivos.
Dijo que también se debe tomar en cuenta factores como lainfluencia del plano social, económico, porque es ahí donde segeneran los mayores trastornos.
“El problema está en las condiciones de vida impuestas por unsistema económico que no garantiza una óptima salud social parala formación de individuos y grupos sanos”, refirió.
La especialista expuso que en México las condiciones ofrecen uncontexto altamente estresante, competitivo, individualista, endonde el éxito que se promueve impone modelos que muchas veces soninalcanzables, provocando altos costos personales, familiares ysociales, entre otros.
“Aunado a este panorama se presenta una inseguridadgeneralizada, vulnerabilidad, expresiones de violencia, un miedoparalizante que inhibe las capacidades para resolver problemas,apatía y un vacío existencial que los jóvenes desean cubrir conmoda y el uso de drogas, en su intento por superar sus depresionesy responder a las exigencias de ser exitoso”, puntualizó.
En ese sentido, consideró que para enfrentar la problemáticase requiere ofrecer un contenido distinto al concepto de vida;identificar focos rojos y emprender acciones en nuestroentorno.
“Nadie está a salvo del suicidio porque todos vivimoscondiciones adversas, todos somos susceptibles a tener un hechodramático, sentir impotencia de resolver un problema o sentir unadepresión muy profunda”, señaló. (Notimex)