La reforma que obliga a las empresas a tener cinco por ciento de su plantilla laboral a personas adultas mayores solo podría beneficiar al uno por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) que tiene 60 años y más.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al cuarto trimestre de 2022 había seis millones 26 mil 881 personas de 60 años y más que conforman la PEA, de este total, 68 mil 938 son desocupadas, es decir, solo uno por ciento de la PEA.
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El pasado 14 de marzo, el Senado de la República aprobó reformas a los artículos 132 y 133 de la Ley Federal del Trabajo que obliga a las empresas a la contratación de personal mayores de 60 años para que conformen el cinco por ciento de su plantilla laboral.
Para Rodolfo de la Torre, director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), si bien esta reforma puede ser benéfica, solo se queda en “buenas intenciones”, pues los datos muestran que los legisladores desconocen la realidad laboral de esta población.
A su parecer, esta reforma no será muy útil, ya que la mayoría de las personas que tienen más de 60 años están en la informalidad y esta ley no genera incentivos para que migren a la formalidad.
“La intención del legislador no necesariamente se traduce en lo que buscan las personas de 60 años y más. Buscan una mayor inclusión, pero no hay un diagnóstico claro”, aseguró de la Torre.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH) y el Inegi, a finales de 2022 había cuatro millones 482 mil 411 adultos mayores laborando en el sector informal.
Las ocupaciones que destacan para los trabajadores independientes son: trabajadores en actividades agrícolas, ganaderas, silvícolas, de caza y pesca; comerciantes; y trabajadores industriales, artesanos y ayudantes, informó la AMECH.
Según de la Torre, la mayor parte de la fuerza laboral se encuentra en las personas que tienen entre 25 y 45 años de edad, ya que los adultos mayores o ya no pueden laborar o ya están retirados y las nuevas disposiciones tampoco motivan a reingresar o buscar un empleo.
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Héctor Márquez Pitol, presidente de la AMECH dijo que este tipo de políticas tienen un “impacto positivo” para cerrar las brechas para el empleo digno y formal; sin embargo, señaló que no siempre resultan factibles, ya que el reto implica encontrar la disponibilidad suficiente para que las empresas puedan cumplir con el porcentaje que dicta la reforma.
“Los adultos mayores pueden ser muy productivas gracias a que ya cuentan con la suficiente experiencia y capacidad para la toma de decisiones; pero, también es un grupo de la población que resulta más caro, por lo que los empleadores optan por ocupar los puestos de trabajo con otros trabajadores", concluyó Márquez.
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