Hace unos meses era el canal de los desechos, hoy es toda una fuente de vida y recuperación de la vida natural en medio de una de las urbes más grandes del mundo. El Ecoducto es un lugar único en el mundo que le da esperanzas a la Ciudad de México.
A Jaime Slomianski, titular de la Agencia de Gestión Urbana, le pusieron un reto enfrente, convertir el asfalto de tubo de aguas negras en un parque urbano sustentable, esto en medio de una de las avenidas más transitadas de la capital de la República.
¡¿Qué?! , ¿en serio? El desafío se convirtió en una oportunidad y con el apoyo de la sociedad civil y de académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), ese tubo gris se convirtió en uno de los parques lineales más atractivos y novedosos.
El funcionario explicó, en entrevista para El Sol de México, que se instaló un piso especial para darle vida a las plantas, y entre las noticias más importantes, que son regadas con agua tratada del mismo drenaje.
En el Ecoducto, indicó Slomianski, se colocaron humedales que ayudan a la eliminación de bacterias de las aguas negras, luego pasa a un tanque donde pasa por otros procesos de limpieza, para finalmente usarse en la irrigación de las plantas, de las cuales hay una gran variedad y que, de acuerdo con los especialistas de la UAM, captan 50 toneladas de dióxido de carbono al año y lo convierten en oxígeno.
"A través de la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa, con académicos especialistas en materia medioambiental, extraer agua del drenaje y a través de procesos de biodigestión naturales que proporcionan irrigación artística en un momento de la tarde", detalló.
Ahora, en estos 1.6 kilómetros la gente de todas las edades disfrutan de un día placentero. Pueden caminar o correr, pasear con sus mascotas, sentarse a leer; sus bancas cuentan con conexión para recargar dispositivos digitales. En la noche está perfectamente iluminado y cuenta con seguridad.
Un respiro, una bocanada limpia para esta ciudad vertida en complejidades.