/ domingo 5 de marzo de 2023

Adaptaciones liturgicas indigenas

MIRAR

Con el objetivo de avanzar en el proceso de inculturación de la Iglesia en los pueblos originarios y de asumir en la celebración de la Santa Misa algunos elementos de las culturas tseltal, tsotsil, ch’ol y tojolabal, de origen maya, que se usan ampliamente por casi millón y medio de indígenas locales, la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, en días recientes, promovió una reunión de su equipo de agentes de pastoral con la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica, presidida por Mons. Víctor Sánchez, arzobispo de Puebla, y con el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, representado por Mons. Aurelio García, subsecretario de dicho Dicasterio.

Se analizaron diversos ritos, como la entrada a la Misa, la oración de los fieles, la incensación por parte de mujeres, el ministerio o servicio del principal (varón o mujer que animan la participación de la comunidad), la siembra de candelas como forma cultural de orar, la danza ritual, que no es folklórica sino de profunda comunicación con Dios. Todo eso no es invento clerical, ni ocurrencia de unos cuantos, sino fruto de la experiencia de vivir por años con estos pueblos su forma de comunicarse con Dios, y que no tiene ninguna contradicción con los ritos litúrgicos de la Misa. No se trata de inventar un nuevo rito indígena, sino de integrar en la liturgia varias formas de esos pueblos de relacionarse con Dios y que expresan lo mismo que el rito romano, pero en su forma cultural. Todo esto se presentará a la posible aprobación del episcopado mexicano y de la Santa Sede.

Hace poco más de dos años, el Papa Francisco me regaló este libro: “Papa Francesco e il Messale Romano per le Diocesi dello Zaire”, en que se narra el proceso para llegar a la aprobación de ritos africanos en la Misa, y me animó a que sigamos este camino de inculturación de los ritos indígenas en la celebración litúrgica, no sólo de la Misa, sino de toda la liturgia católica. Ese rito zaireño fue aprobado por la entonces llamada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos desde el 30 de abril de 1988, y desde esa fecha no se tiene otro rito semejante aprobado. Por tanto, el proyecto de las adaptaciones indígenas de Chiapas en la Misa sería el segundo de todo el mundo, como se nos ha insistido desde Roma, animándonos a proseguir en este camino, y que ojalá sirva de estímulo para otras culturas.

DISCERNIR

Ya el Concilio Vaticano II abrió las puertas a este proceso de inculturación litúrgica: “La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, ni siquiera en la liturgia; por el contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia con simpatía y, si puede, conserva íntegro lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no esté indisolublemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a veces los acepta en la misma liturgia, con tal de que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico” (SC 37).

El Papa Francisco nos anima a “recoger en la liturgia muchos elementos propios de la experiencia de los indígenas en su íntimo contacto con la naturaleza y estimular expresiones autóctonas en cantos, danzas, ritos, gestos y símbolos” (QA 66).

ACTUAR

En total fidelidad al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia, cada quien hagamos cuanto podamos por avanzar en este proceso de inculturar nuestra liturgia con tantas riquezas de las culturas originarias.

MIRAR

Con el objetivo de avanzar en el proceso de inculturación de la Iglesia en los pueblos originarios y de asumir en la celebración de la Santa Misa algunos elementos de las culturas tseltal, tsotsil, ch’ol y tojolabal, de origen maya, que se usan ampliamente por casi millón y medio de indígenas locales, la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, en días recientes, promovió una reunión de su equipo de agentes de pastoral con la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica, presidida por Mons. Víctor Sánchez, arzobispo de Puebla, y con el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, representado por Mons. Aurelio García, subsecretario de dicho Dicasterio.

Se analizaron diversos ritos, como la entrada a la Misa, la oración de los fieles, la incensación por parte de mujeres, el ministerio o servicio del principal (varón o mujer que animan la participación de la comunidad), la siembra de candelas como forma cultural de orar, la danza ritual, que no es folklórica sino de profunda comunicación con Dios. Todo eso no es invento clerical, ni ocurrencia de unos cuantos, sino fruto de la experiencia de vivir por años con estos pueblos su forma de comunicarse con Dios, y que no tiene ninguna contradicción con los ritos litúrgicos de la Misa. No se trata de inventar un nuevo rito indígena, sino de integrar en la liturgia varias formas de esos pueblos de relacionarse con Dios y que expresan lo mismo que el rito romano, pero en su forma cultural. Todo esto se presentará a la posible aprobación del episcopado mexicano y de la Santa Sede.

Hace poco más de dos años, el Papa Francisco me regaló este libro: “Papa Francesco e il Messale Romano per le Diocesi dello Zaire”, en que se narra el proceso para llegar a la aprobación de ritos africanos en la Misa, y me animó a que sigamos este camino de inculturación de los ritos indígenas en la celebración litúrgica, no sólo de la Misa, sino de toda la liturgia católica. Ese rito zaireño fue aprobado por la entonces llamada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos desde el 30 de abril de 1988, y desde esa fecha no se tiene otro rito semejante aprobado. Por tanto, el proyecto de las adaptaciones indígenas de Chiapas en la Misa sería el segundo de todo el mundo, como se nos ha insistido desde Roma, animándonos a proseguir en este camino, y que ojalá sirva de estímulo para otras culturas.

DISCERNIR

Ya el Concilio Vaticano II abrió las puertas a este proceso de inculturación litúrgica: “La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, ni siquiera en la liturgia; por el contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia con simpatía y, si puede, conserva íntegro lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no esté indisolublemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a veces los acepta en la misma liturgia, con tal de que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico” (SC 37).

El Papa Francisco nos anima a “recoger en la liturgia muchos elementos propios de la experiencia de los indígenas en su íntimo contacto con la naturaleza y estimular expresiones autóctonas en cantos, danzas, ritos, gestos y símbolos” (QA 66).

ACTUAR

En total fidelidad al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia, cada quien hagamos cuanto podamos por avanzar en este proceso de inculturar nuestra liturgia con tantas riquezas de las culturas originarias.