/ sábado 20 de julio de 2019

Alto poder

* El PRI, moribundo, se niega al cambio

* Oposición deja paso libre a Morena

* López Obrador abandonó a su partido

El triunfo de Morena en las elecciones del año pasado exhibió la agonía por la que atraviesan los partidos que antes fueron poderosos gobiernos y ahora agonizan, negándose a refundarse o morir.

Con apenas siete años de haberse fundado, Morena es la principal fuerza política que ha utilizado el presidente Andrés Manuel López Obrador para concretar todo cuanto ha querido, contrario a lo ocurrido en el 2000 cuando Vicente Fox ganó la Presidencia, empero los electores dividieron la mayoría en el Congreso, dando el control a los panistas en la Cámara Diputados y al PRI en el Senado.

Iniciaba el siglo XXI con la derrota del PRI, que trató de refundarse siempre con los mismos dirigentes (todos cuestionados por actos de corrupción y fortunas mal habidas), sin cambiar sus estatutos y escondiendo la basura “debajo de la alfombra”. Ante este escenario, volvieron a perder en el 2006 quedando rezagados como tercera fuerza política.

Fueron suficientes 12 años para que el PRI regresara a Los Pinos, por el baño de sangre, violencia, inseguridad, impunidad, abusos y otros pecados cometidos por los gobiernos panistas durante la “docena trágica”, además del descarado fraude electoral organizado por Fox, Marta Sahagún, Norberto Rivera y Elba Esther Gordillo contra López Obrador.

Durante la campaña del 2012, el entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto aseguraba orgulloso encabezar la “nueva sangre tricolor” con otros políticos, y nombró a los entonces gobernadores de Veracruz, Javier Duarte, de Chihuahua, César Duarte, y de Quintana Roo, Roberto Borge.

Terminado el gobierno peñanietista, Duarte de Ochoa y Borge Angulo, están presos y Duarte Jacques sigue prófugo, todos acusados de abuso de autoridad, asociación delictuosa, enriquecimiento ilícito y otras linduras.

El nombre del expresidente tampoco ha salido bien librado porque se le ha mencionado en varios casos de corrupción, sobornos e impunidad en los juicios del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán en Estados Unidos, en España por el asunto de Alonso Ancira, dueño de Altos Hornos, o en México en la investigación contra Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, que ha pedido la comparecencia de quien fuera su protector.

DESCOLORIDA ELECCIÓN TRICOLOR


El próximo 11 de agosto, el tricolor elegirá a su nueva dirigencia y lo hará sumido en el escándalo y el descrédito exhibido por militantes tan respetables como el exrector de la UNAM, José Narro, quien renunció no sólo a su aspiración a dirigir el partido, sino a su afiliación de 46 años, ante su negativa “a formar parte de la comedia y a legitimar lo que está viciado de origen, además de participar en un proceso que la sociedad pronto reclamará”, dijo el rector al anunciar su salida de la contienda interna.

En su mensaje, Narro Robles denunció la “cargada” a favor del exgobernador de Campeche, Alejandro Moreno, no sólo al interior del partido, sino también del gobierno encabezado por López Obrador.

La candidata Ivonne Ortega reconoció el favoritismo del PRI y de Morena hacia “Alito” y mencionó que también era el “delfín” de Peña Nieto, quien sigue operando desde un lugar de España, donde vive su romance y lo exhibe en las revistas del corazón.

Contradictoriamente, aunque el PRI es la tercera fuerza política en el país, sigue siendo el partido con el mayor número de militantes validados por el INE con un total de 6 millones 764 mil personas. Le siguen el PRD, con 5 millones 254 mil, Nueva Alianza, muy por debajo, con 657 mil y el PAN con apenas 186 mil 548 personas registradas.

Morena que gobierna el país y al 30 por ciento de la población a nivel estatal, es mayoría en las cámaras de senadores y diputados, apenas tiene 319 mil 449 mil militantes y, sin embargo, se le destina el 32 por ciento de los recursos públicos para partidos.

Es decir, los morenistas pelean por controlar mil 628 millones de pesos y los priistas 849 millones. Ningún candidato tiene la firme intención de representar a los militantes ni los intereses de la sociedad que cada día reclama más derechos y el respeto a la democracia representativa.

LA DESCALIFICACIÓN COMO MÉTODO


Durante el debate del miércoles, los tres candidatos a la dirigencia priista sólo exhibieron que son más de lo mismo, confiaron en que descalificar es la mejor manera de atraer la atención de los militantes.

Alejandro Moreno fue el más atacado, quiso desmarcarse de las acusaciones de ser el candidato de la Presidencia de la República y, como si fuera un poeta de la Generación del 27, aseguró que Morena “es ave de paso. Nació ayer, gobierna hoy y se irá mañana” ante su incapacidad para gobernar.

Es posible que se cumplan las palabras de “Alito”, pero algo sí es seguro. El PRI no vivirá para ver la caída de Morena porque, con todos los escándalos en que están involucrados sus exfuncionarios, la ciudadanía volverá a retirarle su apoyo en las urnas el próximo año.

Apenas van siete meses de que López Obrador llegó a la Presidencia y han comenzado a aparecer acusaciones contra parientes, amigos y cómplices de exfuncionarios, principalmente de la pasada administración (aunque tampoco los recién se han librado del escándalo de corrupción y tráfico de influencia).

Este desorden y abuso de poder afecta a todos los partidos, sin importar ideologías. Sólo los panistas han sabido conducirse en el triunfo y la derrota y para continuar con su ideología ultraderechista, prefirieron echar de sus filas a sus dos grandes líderes que los llevaron a la Presidencia: Vicente Fox y Felipe Calderón. A Ricardo Anaya, que también tiene su historia, le retiraron todo el apoyo político.

En los próximos comicios es muy probable que PT, el Verde Ecologista, Movimiento Ciudadano y todos esos partidos muéganos, desaparezcan. Mientras que el PRI y el PRD están en riesgo de correr la misma mala suerte.

Lo cierto es que el sistema mexicano de partidos debe ser replanteado porque la ciudadanía aprendió a expresarse de manera pacífica en las urnas y reprobar todos los abusos y excesos de malos gobiernos.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com


* El PRI, moribundo, se niega al cambio

* Oposición deja paso libre a Morena

* López Obrador abandonó a su partido

El triunfo de Morena en las elecciones del año pasado exhibió la agonía por la que atraviesan los partidos que antes fueron poderosos gobiernos y ahora agonizan, negándose a refundarse o morir.

Con apenas siete años de haberse fundado, Morena es la principal fuerza política que ha utilizado el presidente Andrés Manuel López Obrador para concretar todo cuanto ha querido, contrario a lo ocurrido en el 2000 cuando Vicente Fox ganó la Presidencia, empero los electores dividieron la mayoría en el Congreso, dando el control a los panistas en la Cámara Diputados y al PRI en el Senado.

Iniciaba el siglo XXI con la derrota del PRI, que trató de refundarse siempre con los mismos dirigentes (todos cuestionados por actos de corrupción y fortunas mal habidas), sin cambiar sus estatutos y escondiendo la basura “debajo de la alfombra”. Ante este escenario, volvieron a perder en el 2006 quedando rezagados como tercera fuerza política.

Fueron suficientes 12 años para que el PRI regresara a Los Pinos, por el baño de sangre, violencia, inseguridad, impunidad, abusos y otros pecados cometidos por los gobiernos panistas durante la “docena trágica”, además del descarado fraude electoral organizado por Fox, Marta Sahagún, Norberto Rivera y Elba Esther Gordillo contra López Obrador.

Durante la campaña del 2012, el entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto aseguraba orgulloso encabezar la “nueva sangre tricolor” con otros políticos, y nombró a los entonces gobernadores de Veracruz, Javier Duarte, de Chihuahua, César Duarte, y de Quintana Roo, Roberto Borge.

Terminado el gobierno peñanietista, Duarte de Ochoa y Borge Angulo, están presos y Duarte Jacques sigue prófugo, todos acusados de abuso de autoridad, asociación delictuosa, enriquecimiento ilícito y otras linduras.

El nombre del expresidente tampoco ha salido bien librado porque se le ha mencionado en varios casos de corrupción, sobornos e impunidad en los juicios del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán en Estados Unidos, en España por el asunto de Alonso Ancira, dueño de Altos Hornos, o en México en la investigación contra Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, que ha pedido la comparecencia de quien fuera su protector.

DESCOLORIDA ELECCIÓN TRICOLOR


El próximo 11 de agosto, el tricolor elegirá a su nueva dirigencia y lo hará sumido en el escándalo y el descrédito exhibido por militantes tan respetables como el exrector de la UNAM, José Narro, quien renunció no sólo a su aspiración a dirigir el partido, sino a su afiliación de 46 años, ante su negativa “a formar parte de la comedia y a legitimar lo que está viciado de origen, además de participar en un proceso que la sociedad pronto reclamará”, dijo el rector al anunciar su salida de la contienda interna.

En su mensaje, Narro Robles denunció la “cargada” a favor del exgobernador de Campeche, Alejandro Moreno, no sólo al interior del partido, sino también del gobierno encabezado por López Obrador.

La candidata Ivonne Ortega reconoció el favoritismo del PRI y de Morena hacia “Alito” y mencionó que también era el “delfín” de Peña Nieto, quien sigue operando desde un lugar de España, donde vive su romance y lo exhibe en las revistas del corazón.

Contradictoriamente, aunque el PRI es la tercera fuerza política en el país, sigue siendo el partido con el mayor número de militantes validados por el INE con un total de 6 millones 764 mil personas. Le siguen el PRD, con 5 millones 254 mil, Nueva Alianza, muy por debajo, con 657 mil y el PAN con apenas 186 mil 548 personas registradas.

Morena que gobierna el país y al 30 por ciento de la población a nivel estatal, es mayoría en las cámaras de senadores y diputados, apenas tiene 319 mil 449 mil militantes y, sin embargo, se le destina el 32 por ciento de los recursos públicos para partidos.

Es decir, los morenistas pelean por controlar mil 628 millones de pesos y los priistas 849 millones. Ningún candidato tiene la firme intención de representar a los militantes ni los intereses de la sociedad que cada día reclama más derechos y el respeto a la democracia representativa.

LA DESCALIFICACIÓN COMO MÉTODO


Durante el debate del miércoles, los tres candidatos a la dirigencia priista sólo exhibieron que son más de lo mismo, confiaron en que descalificar es la mejor manera de atraer la atención de los militantes.

Alejandro Moreno fue el más atacado, quiso desmarcarse de las acusaciones de ser el candidato de la Presidencia de la República y, como si fuera un poeta de la Generación del 27, aseguró que Morena “es ave de paso. Nació ayer, gobierna hoy y se irá mañana” ante su incapacidad para gobernar.

Es posible que se cumplan las palabras de “Alito”, pero algo sí es seguro. El PRI no vivirá para ver la caída de Morena porque, con todos los escándalos en que están involucrados sus exfuncionarios, la ciudadanía volverá a retirarle su apoyo en las urnas el próximo año.

Apenas van siete meses de que López Obrador llegó a la Presidencia y han comenzado a aparecer acusaciones contra parientes, amigos y cómplices de exfuncionarios, principalmente de la pasada administración (aunque tampoco los recién se han librado del escándalo de corrupción y tráfico de influencia).

Este desorden y abuso de poder afecta a todos los partidos, sin importar ideologías. Sólo los panistas han sabido conducirse en el triunfo y la derrota y para continuar con su ideología ultraderechista, prefirieron echar de sus filas a sus dos grandes líderes que los llevaron a la Presidencia: Vicente Fox y Felipe Calderón. A Ricardo Anaya, que también tiene su historia, le retiraron todo el apoyo político.

En los próximos comicios es muy probable que PT, el Verde Ecologista, Movimiento Ciudadano y todos esos partidos muéganos, desaparezcan. Mientras que el PRI y el PRD están en riesgo de correr la misma mala suerte.

Lo cierto es que el sistema mexicano de partidos debe ser replanteado porque la ciudadanía aprendió a expresarse de manera pacífica en las urnas y reprobar todos los abusos y excesos de malos gobiernos.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com


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