/ viernes 31 de mayo de 2024

Antena / ¿Dos décadas de polarización?

Una de las aristas a despegar el próximo domingo 2 de junio cuando se lleve acabo las votaciones para renovar la presidencia de la República, Congreso Federal, 9 gubernaturas y cientos de diputaciones locales y ayuntamientos, es si la polarización se seguirá acentuando o se iniciará un proceso de reconciliación.

Para nuestro sistema político no es nuevo este fenómeno de la polarización, ya que, si sintetizamos la historia, en otras épocas ya se ha vivido, bajo los vocablos de liberales contra conservadores o bien, derecha contra izquierda o centro.

La situación actual -desde una perspectiva- inicia desde 2004 con la marcha contra la inseguridad en la CDMX; continúa con la elecciones presidenciales de 2006 y 2012, que al ver la izquierda que no lograba el triunfo se radicaliza y para 2018 ya con un nuevo gobierno a su mando, la polarización ha sido patente, la cual se puede resumir en una frase: estás con el proyecto en el poder o estas en contra.

Por desgracia, con este contexto descrito, debemos entender que el domingo están en juego dos visiones de país, una de continuidad de lo que hemos visto por casi 6 años o existe otra que ofrece un nuevo cambio; también tenemos la oportunidad de que haya mayores contrapesos en el Congreso que vigilen y moderen a la nueva Presidencia; asimismo, estamos llamados a reflexionar sobre qué opción garantiza mayores libertades, respeto por la ley y las instituciones.

En pocas palabras, ¿qué país queremos y anhelamos?, ¿queremos un gobierno presidencialista absoluto?, o queremos un gobierno que dialogue, que incluya las distintas voces y que trate de amalgamar respuestas a los problemas y retos; el objetivo es llegar a la unidad nacional.

¿Qué Congreso de la Unión queremos y necesitamos? Sin duda uno donde los lleven sus peticiones, problemas y quejas y que los traduzcan en leyes que los resuelvan; se debe buscar un Congreso de mujeres y hombres libres que señalen los errores o aciertos del gobierno, que investiguen y fiscalicen la corrupción o queremos seguir con legisladores que no le cambien “ni una coma”.

Hay muchas visiones de país, todas ellas legitimas y respetables, pero es necesario que existan contrapesos que moderen y vigilen a nuestros gobernantes; no queremos un “comunismo soviético donde la libertad de pensamiento y de expresión” se castiguen o busquen ser silenciadas.

El 2 de junio, se debe salir a votar libremente, por la opción que se desee, para que no existan luego reproches. De las autoridades electorales exigimos su mayor profesionalismo y que todo sea conforme a derecho. Esta es la oportunidad, la próxima hasta 2030, no se puede seguir con la polarización que no permite llegar a acuerdos y ver por el bien de México.


Una de las aristas a despegar el próximo domingo 2 de junio cuando se lleve acabo las votaciones para renovar la presidencia de la República, Congreso Federal, 9 gubernaturas y cientos de diputaciones locales y ayuntamientos, es si la polarización se seguirá acentuando o se iniciará un proceso de reconciliación.

Para nuestro sistema político no es nuevo este fenómeno de la polarización, ya que, si sintetizamos la historia, en otras épocas ya se ha vivido, bajo los vocablos de liberales contra conservadores o bien, derecha contra izquierda o centro.

La situación actual -desde una perspectiva- inicia desde 2004 con la marcha contra la inseguridad en la CDMX; continúa con la elecciones presidenciales de 2006 y 2012, que al ver la izquierda que no lograba el triunfo se radicaliza y para 2018 ya con un nuevo gobierno a su mando, la polarización ha sido patente, la cual se puede resumir en una frase: estás con el proyecto en el poder o estas en contra.

Por desgracia, con este contexto descrito, debemos entender que el domingo están en juego dos visiones de país, una de continuidad de lo que hemos visto por casi 6 años o existe otra que ofrece un nuevo cambio; también tenemos la oportunidad de que haya mayores contrapesos en el Congreso que vigilen y moderen a la nueva Presidencia; asimismo, estamos llamados a reflexionar sobre qué opción garantiza mayores libertades, respeto por la ley y las instituciones.

En pocas palabras, ¿qué país queremos y anhelamos?, ¿queremos un gobierno presidencialista absoluto?, o queremos un gobierno que dialogue, que incluya las distintas voces y que trate de amalgamar respuestas a los problemas y retos; el objetivo es llegar a la unidad nacional.

¿Qué Congreso de la Unión queremos y necesitamos? Sin duda uno donde los lleven sus peticiones, problemas y quejas y que los traduzcan en leyes que los resuelvan; se debe buscar un Congreso de mujeres y hombres libres que señalen los errores o aciertos del gobierno, que investiguen y fiscalicen la corrupción o queremos seguir con legisladores que no le cambien “ni una coma”.

Hay muchas visiones de país, todas ellas legitimas y respetables, pero es necesario que existan contrapesos que moderen y vigilen a nuestros gobernantes; no queremos un “comunismo soviético donde la libertad de pensamiento y de expresión” se castiguen o busquen ser silenciadas.

El 2 de junio, se debe salir a votar libremente, por la opción que se desee, para que no existan luego reproches. De las autoridades electorales exigimos su mayor profesionalismo y que todo sea conforme a derecho. Esta es la oportunidad, la próxima hasta 2030, no se puede seguir con la polarización que no permite llegar a acuerdos y ver por el bien de México.