/ sábado 9 de octubre de 2021

Cortés se reelige en el PAN

Acción Nacional se hace jirones y parece que no queda nadie de la vieja guardia, que pudiera salir al rescate del que fue el primer partido de oposición a la Dictablanda, para acabar en un remedo del Sistema al que tanto criticó.

Se reelige Marko Cortés, al frente de la cúpula, en un movimiento antidemocrático y manipulado. De la mano del actual “líder” de la fracción, en la Cámara de Diputados, Jorge Romero, hicieron un partido a su medida.

Modificaron los estatutos y, en la actualidad, hasta aspirar a ser militante se vuelve una hazaña, en vista de la cantidad de trabas.

A su gusto y placer nombraron a Consejeros y Delegados, a la vez que evitaban el registro de otros contendientes, por la misma vía de los excesos de requerimientos.

Había, para poder acceder a la contienda, que presentar miles de firmas. Adriana Dávila y Gerardo Priego, entre los dos, no pudieron conseguirlas, mientras que ¡milagro de los dioses!, Marko presentó cien mil.

Recordamos lo que era la discusión y votación para nominar a un presidente. Sus debates llegaron a tener tanta fama, que se usaban como ejemplo de elecciones democráticas. Siempre había varios candidatos, la mayoría con cualidades suficientes. Se escuchaban las voces de todos y se sufragaba varias veces hasta definir al ganador. Había argumentos y contenido para dar y prestar.

Poco pudo decir el cuestionado Cortés, en su toma de protesta, carente de la solidez doctrinaria de los auténticos militantes y de la madera de líder, de las que adolece.

El desfonde del PAN es tan notorio, que si se revisan los últimos años se verá que, los dos Presidentes de la República que gobernaron con sus siglas, renunciaron a su membresía (Fox y Calderón).

Manuel Espino, ex presidente del partido, se convirtió en fiel devoto de la causa Lópezobradorista y, bajo esas siglas quiere ser gobernador. Otro que ocupó el mismo cargo, Germán Martínez, llegó al Senado por Morena, aunque se constituye en fracción independiente, con otro homólogo, Gustavo Madero, quien se aleja del blanquiazul para también actuar como independiente.

El éxodo ha sido escandaloso, como la pérdida de legiones que trabajaron años por el emblema. Hay ex blanquiazules que lo atribuyen a la llegada del famoso DHIAC, grupo empresarial que se incrustó en las épocas del Echeverriato.

La salida de Don José González Torres -quien también había presidido a la cúpula-, junto con Jesús González Schmal, Bernardo Bátiz y Jorge Eugenio Ortíz Gallegos, con el acompañamiento de un buen número de convencidos militantes, fue un batacazo difícil de remontar.

Voces de las más autorizadas se alejaron para que lo poco que quedaba de consistencia y estructura interna, recayera en una palomilla tan poco confiable.

Hubo escándalos como el de los “moches” legislativos, en el que se pescaron a más de un senador y diputados. En las entidades llegaron a la dirigencia individuos inescrupulosos. Personas que seguían los principios del organismo político, se decepcionaron ante el arribo de rapaces candidatos e incluso gobernadores, tan corruptos como sus pares del Tricolor.

El PRI, por lo pronto, los “chamaqueó” con su “pacto electoral”. Obtuvo escaños de sobra y ahora, como es su rancia costumbre, se ve dispuesto a traicionarlos y aliarse con Morena, en la Reforma eléctrica. Decadencia de la primera fuerza opositora nacional, a la que se ve difícil logre recomponerse. ¡Cuando más falta hacía!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq







Acción Nacional se hace jirones y parece que no queda nadie de la vieja guardia, que pudiera salir al rescate del que fue el primer partido de oposición a la Dictablanda, para acabar en un remedo del Sistema al que tanto criticó.

Se reelige Marko Cortés, al frente de la cúpula, en un movimiento antidemocrático y manipulado. De la mano del actual “líder” de la fracción, en la Cámara de Diputados, Jorge Romero, hicieron un partido a su medida.

Modificaron los estatutos y, en la actualidad, hasta aspirar a ser militante se vuelve una hazaña, en vista de la cantidad de trabas.

A su gusto y placer nombraron a Consejeros y Delegados, a la vez que evitaban el registro de otros contendientes, por la misma vía de los excesos de requerimientos.

Había, para poder acceder a la contienda, que presentar miles de firmas. Adriana Dávila y Gerardo Priego, entre los dos, no pudieron conseguirlas, mientras que ¡milagro de los dioses!, Marko presentó cien mil.

Recordamos lo que era la discusión y votación para nominar a un presidente. Sus debates llegaron a tener tanta fama, que se usaban como ejemplo de elecciones democráticas. Siempre había varios candidatos, la mayoría con cualidades suficientes. Se escuchaban las voces de todos y se sufragaba varias veces hasta definir al ganador. Había argumentos y contenido para dar y prestar.

Poco pudo decir el cuestionado Cortés, en su toma de protesta, carente de la solidez doctrinaria de los auténticos militantes y de la madera de líder, de las que adolece.

El desfonde del PAN es tan notorio, que si se revisan los últimos años se verá que, los dos Presidentes de la República que gobernaron con sus siglas, renunciaron a su membresía (Fox y Calderón).

Manuel Espino, ex presidente del partido, se convirtió en fiel devoto de la causa Lópezobradorista y, bajo esas siglas quiere ser gobernador. Otro que ocupó el mismo cargo, Germán Martínez, llegó al Senado por Morena, aunque se constituye en fracción independiente, con otro homólogo, Gustavo Madero, quien se aleja del blanquiazul para también actuar como independiente.

El éxodo ha sido escandaloso, como la pérdida de legiones que trabajaron años por el emblema. Hay ex blanquiazules que lo atribuyen a la llegada del famoso DHIAC, grupo empresarial que se incrustó en las épocas del Echeverriato.

La salida de Don José González Torres -quien también había presidido a la cúpula-, junto con Jesús González Schmal, Bernardo Bátiz y Jorge Eugenio Ortíz Gallegos, con el acompañamiento de un buen número de convencidos militantes, fue un batacazo difícil de remontar.

Voces de las más autorizadas se alejaron para que lo poco que quedaba de consistencia y estructura interna, recayera en una palomilla tan poco confiable.

Hubo escándalos como el de los “moches” legislativos, en el que se pescaron a más de un senador y diputados. En las entidades llegaron a la dirigencia individuos inescrupulosos. Personas que seguían los principios del organismo político, se decepcionaron ante el arribo de rapaces candidatos e incluso gobernadores, tan corruptos como sus pares del Tricolor.

El PRI, por lo pronto, los “chamaqueó” con su “pacto electoral”. Obtuvo escaños de sobra y ahora, como es su rancia costumbre, se ve dispuesto a traicionarlos y aliarse con Morena, en la Reforma eléctrica. Decadencia de la primera fuerza opositora nacional, a la que se ve difícil logre recomponerse. ¡Cuando más falta hacía!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq