La Cámara de Diputados aprobó este martes 12 de marzo reformas que agregan a la Ley General de Desarrollo Social una Política Nacional de Cuidados con la que se busca diseñar, implementar, supervisar y coordinar planes y programas en materia de salud, educación, trabajo y seguridad social para quienes realizan labores de cuidados.
Esta iniciativa que presentó el PRD y que fue aprobada por 335 diputados y diputadas (148 de Morena, 71 del PAN, 49 del PRI, 20 de PVEM, 21 del PT, 16 de MC y 10 del PRD) carece de una partida presupuestaria. Según el dictamen “el Estado será el responsable de implementar y ejecutar una política nacional de cuidados con presupuestos suficientes para el cumplimiento de sus objetivos”.
Bajo esta “garantía de financiamiento”, la Política Nacional de Cuidados, se enfoca en tres aspectos:
-Que las personas que requieran de cuidados, el Estado les garantizará un espacio designado para su atención;
-Que las las personas que realizan el trabajo de cuidados accedan a capacitaciones, certificaciones, apoyos económicos y seguridad social;
-Que las políticas laborales relacionadas con las licencias y permisos de maternidad y paternidad ayuden a conciliar la vida laboral con la familiar.
Parecen coherentes estos tres aspectos, pero todo se rompe y pierde sentido cuándo no se explica ni sustenta cuánto costará y con qué recursos se va a financiar los establecimientos, el pago a las personas cuidadoras y cómo las empresas aceptarán y respetarán las licencias de maternidad y paternidad.
En algún momento, el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio estimó que un Sistema Nacional de Cuidados en México podría costar hasta 1.4% del PIB, y que dicho sistema tendría que funcionar como operan las pensiones (el de las afores). Con esta proyección que hizo el funcionario, dio a entender que a este sistema sólo accederán las personas que trabajan en la formalidad laboral, es decir más del 50% de la Población Económicamente Activa no tendrá acceso a este derecho.
Es tan lamentable que los legisladores no se estén tomando en serio esta propuesta, cuando justamente uno de los principales temas que volvió a hacer ruido este #8M por el Día Internacional de la Mujer fue la necesidad de establecer un Sistema Nacional de Cuidados porque por siglos ha sido un trabajo no reconocido ni mucho menos remunerado y que tristemente recae más sobre las mujeres.
El trabajo no remunerado que se caracteriza por realizar actividades domésticas como lavar, limpiar y cocinar, así como el cuidado de alguna persona (enferma o cuidado infantil) representa 7.2 billones de pesos, el equivalente a 24 por ciento del PIB, de acuerdo con datos del Inegi.
Un dato que nos brindó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), es que en cinco años (2016-2020), las mujeres son las que más tiempo dedican al cuidado de otra persona, respecto de los hombre e independientemente si están dentro o fuera de los niveles de pobreza.
En promedio, las horas semanales que dedicaron a las tareas de cuidado superaron en 11.5 horas a las que realizan ellos. En situación de no pobreza, la diferencia se situó en 10.4 horas y en situación de pobreza, la diferencia aumenta a 12.6 horas.
Con este panorama, nos damos cuenta que esta propuesta es solo una improvisación para intentar saldar la deuda que tiene el Estado con las mujeres. Solo sepan que seguiremos insistiendo y señalándolos.
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