/ miércoles 6 de marzo de 2019

Día Internacional de la Mujer: brechas por cerrar

El próximo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Se trata de una fecha emblemática, que nos permite reconocer las grandes aportaciones de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad - desde el campo, la ciencia o las artes hasta la cultura, los deportes y la política-, pero también identificar los retos que tenemos pendientes para garantizar la igualdad.

Vale la pena destacar que, de acuerdo con la OCDE, el aumento de la participación de mujeres en la fuerza de trabajo, incrementa los niveles de crecimiento económico. Y no solo eso, sino que también genera un efecto multiplicador en toda la sociedad.

Esto, entre otras cosas, porque las mujeres destinan en promedio 70 por ciento de sus ganancias a la comunidad y sus familias, mientras los hombres solo alrededor de un 40 por ciento. Datos del Banco Mundial muestran que aumentar el porcentaje de los ingresos familiares controlados por una mujer, genera patrones de gasto que benefician la economía familiar, incluyendo a las hijas e hijos.

Está comprobado, además, que las mujeres tienen un rol fundamental en la erradicación del analfabetismo, la promoción de la seguridad alimentaria y la nutrición, la mejora de las condiciones de la salud, y los niveles educativos de las familias y las sociedades.

Hay que reconocer que existen avances importantes en nuestro país. Hoy las mujeres ocupan la mitad de los escaños en el Congreso de la Unión, y sin duda su participación es cada vez más activa en todas las esferas de la vida en sociedad.

A pesar de todo ello, lo cierto es que siguen enfrentando barreras que frenan su desarrollo y les impiden ejercer sus derechos y libertades a plenitud, y en igualdad de condiciones.

Son barreras muy diversas, pero que se replican en distintas partes del mundo.

Por ejemplo, la falta de espacios públicos adecuados, a lo que se suma un transporte público inseguro. Para ponerlo en perspectiva, según investigadoras del COLMEX, el 91por ciento de las usuarias se siente insegura en el transporte público de la Ciudad de México.

También está la brecha salarial, que en nuestro país se manifiesta de distintas formas: la más evidente, en que los hombres ganan en promedio 34 por ciento más que las mujeres por hacer el mismo trabajo; pero también porque el 70 por ciento de los puestos laborales con mejores salarios están ocupados por hombres.

Otra barrera importante es el acceso al crédito, lo que genera una menor tasa de emprendimiento entre las mujeres. En nuestro país solo uno de cada cinco personas empleadoras es mujer.

También hay una repartición asimétrica del trabajo no remunerado. El Inegi estima que las mujeres dedican semanalmente 19 horas más que los hombres a labores domésticas y de cuidado. Tan solo para dimensionarlo, en 2017 y según el propio Inegi, estas actividades alcanzaron un estimado de 5.1 billones de pesos, lo que equivaldría al 24 por ciento del PIB nacional.

Finalmente, está la violencia de género. Este flagelo es la violación a los derechos humanos más recurrente en todo el mundo, y en nuestro país representa una realidad alarmante.

Según la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares del INEGI, 66 por ciento de las mujeres han enfrentado al menos un incidente de violencia en su vida. De ellas, 43 por ciento han sido víctimas de violencia en sus relaciones de pareja, y 45 por ciento en sus centros de trabajo.

Superar estas barreras es un reto enorme que exige de un cambio cultural y estructural, para eliminar las distintas formas de violencia, reducir desigualdades y permitir que desarrollen todo su potencial.

Se trata de un cambio que inicia en la base misma de la sociedad, que exige dejar atrás conductas arraigadas que muchas veces se aprenden desde casa, y que en suma requiere desterrar el machismo.

Pero también se trata de un reto que exige de un compromiso decidido del Estado Mexicano. Lo mismo a través de políticas públicas encaminadas a promover el empoderamiento de las mujeres, que de acciones concretas para prevenir y erradicar la violencia de género, de acuerdo a las formas en que se expresa en cada contexto local.

En este marco, y considerando que son muchos los desafíos que existen, resulta preocupante que la perspectiva de género esté ausente en la agenda del nuevo gobierno. Así lo demuestran decisiones recientes, como la reducción del presupuesto a las estancias infantiles y a los refugios para mujeres víctimas de violencia.

Son medidas equivocadas e improvisadas que afectan sus derechos y profundizan las desigualdades de género; y que al hacerlo frenan el desarrollo del país.

Por eso, las y los Senadores del PRI hemos impulsado alianzas con colectivos de mujeres, para brindarles un espacio en el que su voz se haga escuchar, junto con ellas, que se dé marcha atrás en todas las acciones que vulneren sus derechos.

Lo hemos hecho, porque estamos convencidos de que cuando las mujeres pueden desplegar todo su potencial, las comunidades mejoran, y de que la igualdad entre hombres y mujeres es la mejor plataforma para el desarrollo del país.

Coordinador de las y los Senadores del PRI /@osoriochong

El próximo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Se trata de una fecha emblemática, que nos permite reconocer las grandes aportaciones de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad - desde el campo, la ciencia o las artes hasta la cultura, los deportes y la política-, pero también identificar los retos que tenemos pendientes para garantizar la igualdad.

Vale la pena destacar que, de acuerdo con la OCDE, el aumento de la participación de mujeres en la fuerza de trabajo, incrementa los niveles de crecimiento económico. Y no solo eso, sino que también genera un efecto multiplicador en toda la sociedad.

Esto, entre otras cosas, porque las mujeres destinan en promedio 70 por ciento de sus ganancias a la comunidad y sus familias, mientras los hombres solo alrededor de un 40 por ciento. Datos del Banco Mundial muestran que aumentar el porcentaje de los ingresos familiares controlados por una mujer, genera patrones de gasto que benefician la economía familiar, incluyendo a las hijas e hijos.

Está comprobado, además, que las mujeres tienen un rol fundamental en la erradicación del analfabetismo, la promoción de la seguridad alimentaria y la nutrición, la mejora de las condiciones de la salud, y los niveles educativos de las familias y las sociedades.

Hay que reconocer que existen avances importantes en nuestro país. Hoy las mujeres ocupan la mitad de los escaños en el Congreso de la Unión, y sin duda su participación es cada vez más activa en todas las esferas de la vida en sociedad.

A pesar de todo ello, lo cierto es que siguen enfrentando barreras que frenan su desarrollo y les impiden ejercer sus derechos y libertades a plenitud, y en igualdad de condiciones.

Son barreras muy diversas, pero que se replican en distintas partes del mundo.

Por ejemplo, la falta de espacios públicos adecuados, a lo que se suma un transporte público inseguro. Para ponerlo en perspectiva, según investigadoras del COLMEX, el 91por ciento de las usuarias se siente insegura en el transporte público de la Ciudad de México.

También está la brecha salarial, que en nuestro país se manifiesta de distintas formas: la más evidente, en que los hombres ganan en promedio 34 por ciento más que las mujeres por hacer el mismo trabajo; pero también porque el 70 por ciento de los puestos laborales con mejores salarios están ocupados por hombres.

Otra barrera importante es el acceso al crédito, lo que genera una menor tasa de emprendimiento entre las mujeres. En nuestro país solo uno de cada cinco personas empleadoras es mujer.

También hay una repartición asimétrica del trabajo no remunerado. El Inegi estima que las mujeres dedican semanalmente 19 horas más que los hombres a labores domésticas y de cuidado. Tan solo para dimensionarlo, en 2017 y según el propio Inegi, estas actividades alcanzaron un estimado de 5.1 billones de pesos, lo que equivaldría al 24 por ciento del PIB nacional.

Finalmente, está la violencia de género. Este flagelo es la violación a los derechos humanos más recurrente en todo el mundo, y en nuestro país representa una realidad alarmante.

Según la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares del INEGI, 66 por ciento de las mujeres han enfrentado al menos un incidente de violencia en su vida. De ellas, 43 por ciento han sido víctimas de violencia en sus relaciones de pareja, y 45 por ciento en sus centros de trabajo.

Superar estas barreras es un reto enorme que exige de un cambio cultural y estructural, para eliminar las distintas formas de violencia, reducir desigualdades y permitir que desarrollen todo su potencial.

Se trata de un cambio que inicia en la base misma de la sociedad, que exige dejar atrás conductas arraigadas que muchas veces se aprenden desde casa, y que en suma requiere desterrar el machismo.

Pero también se trata de un reto que exige de un compromiso decidido del Estado Mexicano. Lo mismo a través de políticas públicas encaminadas a promover el empoderamiento de las mujeres, que de acciones concretas para prevenir y erradicar la violencia de género, de acuerdo a las formas en que se expresa en cada contexto local.

En este marco, y considerando que son muchos los desafíos que existen, resulta preocupante que la perspectiva de género esté ausente en la agenda del nuevo gobierno. Así lo demuestran decisiones recientes, como la reducción del presupuesto a las estancias infantiles y a los refugios para mujeres víctimas de violencia.

Son medidas equivocadas e improvisadas que afectan sus derechos y profundizan las desigualdades de género; y que al hacerlo frenan el desarrollo del país.

Por eso, las y los Senadores del PRI hemos impulsado alianzas con colectivos de mujeres, para brindarles un espacio en el que su voz se haga escuchar, junto con ellas, que se dé marcha atrás en todas las acciones que vulneren sus derechos.

Lo hemos hecho, porque estamos convencidos de que cuando las mujeres pueden desplegar todo su potencial, las comunidades mejoran, y de que la igualdad entre hombres y mujeres es la mejor plataforma para el desarrollo del país.

Coordinador de las y los Senadores del PRI /@osoriochong