El tema de las Asociaciones Público-Privadas (APP) en México en el sector salud ha sido motivo de grandes debates en la arena pública: en el Congreso de la Unión, en el Poder Ejecutivo y en los Organismos Internacionales. El primer presidente en incluirlo en su Plan Nacional de Desarrollo fue Felipe Calderón en el periodo 2007-2012 en su objetivo de “Brindar servicios de salud eficientes, con calidad, calidez y seguridad para el paciente”, en la estrategia 5.3 menciona la importancia de implementar un programa nacional de conservación y mantenimiento de la infraestructura en salud, así como el desarrollo de infraestructura para especialidades médicas.
Para impulsar esta estrategia, señalaba, se incentivará la inversión en asociaciones público-privadas. De hecho, al final del sexenio de Felipe Calderón se publicó un marco legal al respecto denominado Ley de Asociaciones Público-Privadas y, dados los resultados, fue un proceso que se mantuvo en el sexenio de Enrique Peña Nieto, donde incluso se impulsó este tipo de acuerdos con el gobierno.
Así que hablar de Asociaciones Público Privadas en el sector salud no es un tema que resulte nuevo. Lo novedoso, en todo caso, es que Oscar Flores, director de Asuntos Públicos de la farmacéutica Viatris México, intenta poner hoy en la agenda mediática este tema como si fuera su propia propuesta, sin dar crédito a todos aquellos que por años han documentado las Asociaciones Público Privadas en el sector salud.
Pues resulta que este personaje, Oscar Flores, hizo una colaboración en El Economista titulada, “La importancia de la Colaboración Público Privada en el Sistema de Salud”, pero por respeto a los que han trabajado e integrado los planes nacionales de desarrollo y varios artículos de la OEA o la CEPAL, así como los redactores de la Ley de Asociaciones Público Privadas, lo menos que merecen es tener por lo menos una referencia en el artículo mencionado, sobre todo si está presentando sus ideas y datos.
Dada la actual crisis en el sector, lo que menos se necesita es intentar sorprender a las empresas con supuestos enfoques nuevos cuando en realidad ya existen mecanismos que han probado su eficacia y eficiencia, los costos de construir una narrativa donde un directivo de una empresa internacional asume que es el creador original de este tipo de proyectos poco abona a la solución del problema de fondo, se necesitan acuerdos entre IP y gobierno para poder avanzar en las respuestas a los usuarios del sector salud.
Oscar Flores sorprende en el sector salud porque dice contar con más de 25 años de experiencia en ese ámbito en México y entonces debería dar crédito a las organizaciones y autoridades que desde hace tiempo ya trabajan en esta área, como dicen por ahí: honor a quien honor merece. No debería piratearse las ideas de otros, mínimo debería dar crédito a sus antecesores. En estos tiempos electorales lloverán propuestas e iniciativas para “promover” temas y ponerlos en la agenda pública, lo importante será la diferenciación si son réplicas del pasado o de verdad contienen tintes innovadores que aporten a que México sea un mejor país en el sector salud. Otro elemento paradójico es que en la colaboración o análisis lo publica como colaborador invitado, sin mencionar que es un directivo de una farmacéutica (Viatris México), tema que causa extrañeza por la estricta Ética de Negocios que cumplen las farmacéuticas en los países donde operan.