/ domingo 14 de octubre de 2018

El respaldo científico del berrinche

1.- Muestras de la ligereza con que decisiones de trascendencia más allá del primer sexenio que se anticipa de la creación de la Patria, se han tomado a rajatabla sin la menor consideración de un futuro México sin fundaciones. La orden irreductible de desintegrar el Estado Mayor Presidencial que es, a pesar de la voluntad escuadrada y obsesa de quien tiene no la última voluntad sino la única, una institución de la República, presenta además de un obstáculo operacional para la función misma de quien lo comanda del que se ha tratado a suficiencia, un serio problema a futuro cuando se deba reorganizar y restablecer ese órgano técnico-operativo-militar puntal de la función del jefe de las instituciones y de la marcha de éstas mismas.

2.- Qué vio, o qué le dijeron del organismo, que tanta aversión le causa, igual a la que tiene por el avión presidencial o la casa de Los Pinos, y las plumas de vomitar en que ve a sus antecesores, lo ciegan a tres realidades. El Presidencial es un Estado Mayor de última generación, una instancia militar de mando y ejecución con sus secciones de personal, información, organización y logística más las que le son propias; compuesta por elementos de élite de las Fuerzas Armadas y por civiles altamente adiestrados y especializados, de integridad y confianza probadas, es mucho más que un grupo de guardaespaldas, es pivote de la estabilidad institucional de la Presidencia de la República.

3.- La repulsión que le genera la casa de Los Pinos lo lleva a prescindir no solo de un símbolo del poder, sino del cuartel general de ese poder por los dispositivos estratégicos de que dispone la instalación, incluido el equipamiento tecnológico de defensa y comunicaciones que desmantela. En caso de que tenga un sucesor, rehabilitar ése, o conseguir otro inmueble capaz de alojar el centro de mando del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas va a ser más difícil, y harto más costoso de lo que implica el capricho. El desperdicio del avión será menos afanoso de reponer, si más caro.

4.- Otro de sus traumas es el torbellino que él provocó con el aeropuerto, y que ahora parece lo ha rebasado, y por una razón más absurda aún que las supuestas de fondo. Pasmoso, por decir lo menos, oír a uno de sus panegíricos en jefe al radio, que tras el escándalo de la boda ha endurecido la postura contra Texcoco para congraciarse con los influyentes intelectuales de La Jornada que lo han apoyado que van a decir que, si no puede suspender una obra como ésa, difícilmente podrá cumplir sus exigencias y que se sintieron ofendidos por el tema del fiestón de Yáñez (Arreola con Beteta, Radiofórmula, 12.10.18). Con ese argumento, cualquier razón técnica, respaldo científico o de sentido común, para no hablar de visión de futuro, vienen exactamente de sobra.

5.- De suerte que, si ya se sabía que el amado pueblo se pronunciaría tal como quiera su líder, ahora no queda duda que los municipios consultados, por ahí de Tianguismanalco, Puruándiro, o Huautla de Jiménez, sitios de gran relevancia en el tráfico aéreo, aclamarán por adaptar cualquier chacra para el amarradero de mulas que indique el imán. Con esos apologistas, ya ni falta que hace reventar los foros de paz o de educación.

camilo@kawage.com

1.- Muestras de la ligereza con que decisiones de trascendencia más allá del primer sexenio que se anticipa de la creación de la Patria, se han tomado a rajatabla sin la menor consideración de un futuro México sin fundaciones. La orden irreductible de desintegrar el Estado Mayor Presidencial que es, a pesar de la voluntad escuadrada y obsesa de quien tiene no la última voluntad sino la única, una institución de la República, presenta además de un obstáculo operacional para la función misma de quien lo comanda del que se ha tratado a suficiencia, un serio problema a futuro cuando se deba reorganizar y restablecer ese órgano técnico-operativo-militar puntal de la función del jefe de las instituciones y de la marcha de éstas mismas.

2.- Qué vio, o qué le dijeron del organismo, que tanta aversión le causa, igual a la que tiene por el avión presidencial o la casa de Los Pinos, y las plumas de vomitar en que ve a sus antecesores, lo ciegan a tres realidades. El Presidencial es un Estado Mayor de última generación, una instancia militar de mando y ejecución con sus secciones de personal, información, organización y logística más las que le son propias; compuesta por elementos de élite de las Fuerzas Armadas y por civiles altamente adiestrados y especializados, de integridad y confianza probadas, es mucho más que un grupo de guardaespaldas, es pivote de la estabilidad institucional de la Presidencia de la República.

3.- La repulsión que le genera la casa de Los Pinos lo lleva a prescindir no solo de un símbolo del poder, sino del cuartel general de ese poder por los dispositivos estratégicos de que dispone la instalación, incluido el equipamiento tecnológico de defensa y comunicaciones que desmantela. En caso de que tenga un sucesor, rehabilitar ése, o conseguir otro inmueble capaz de alojar el centro de mando del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas va a ser más difícil, y harto más costoso de lo que implica el capricho. El desperdicio del avión será menos afanoso de reponer, si más caro.

4.- Otro de sus traumas es el torbellino que él provocó con el aeropuerto, y que ahora parece lo ha rebasado, y por una razón más absurda aún que las supuestas de fondo. Pasmoso, por decir lo menos, oír a uno de sus panegíricos en jefe al radio, que tras el escándalo de la boda ha endurecido la postura contra Texcoco para congraciarse con los influyentes intelectuales de La Jornada que lo han apoyado que van a decir que, si no puede suspender una obra como ésa, difícilmente podrá cumplir sus exigencias y que se sintieron ofendidos por el tema del fiestón de Yáñez (Arreola con Beteta, Radiofórmula, 12.10.18). Con ese argumento, cualquier razón técnica, respaldo científico o de sentido común, para no hablar de visión de futuro, vienen exactamente de sobra.

5.- De suerte que, si ya se sabía que el amado pueblo se pronunciaría tal como quiera su líder, ahora no queda duda que los municipios consultados, por ahí de Tianguismanalco, Puruándiro, o Huautla de Jiménez, sitios de gran relevancia en el tráfico aéreo, aclamarán por adaptar cualquier chacra para el amarradero de mulas que indique el imán. Con esos apologistas, ya ni falta que hace reventar los foros de paz o de educación.

camilo@kawage.com

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